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Rosa Rodríguez, ganadaora del Premio Mujer Rural de Asturias 2022 La guarida del cunqueirU
«Seguimos viviendo aquí y seguimos luchando por la nuestra tierra»

«Seguimos viviendo aquí y seguimos luchando por la nuestra tierra»

Rosa Rodríguez, Mujer Rural de Asturias 2022, mantiene la tradición cunqueira en Trabáu y pelea cada día por salvar el mundo rural

Viernes, 14 de octubre 2022, 02:22

Aunque las urbes asturianas son bien conocidas, con las villas principales bien relacionadas, poco se sabe del auténtico mundo rural que puebla la región. Según datos recientes, casi el 82% de la provincia está catalogado como 'rural', es decir, prácticamente la totalidad del Principado se encuentra en el verde astur. Sin embargo, la población no se concentra allí, sino en los puntos principales reunidos en las diferentes ciudades asturianas, dejando morir y desaparecer a la población rural. Una triste realidad que afecta a toda España pero que es muy evidente en la región, quedando cada vez menos gente, solo personas avejentadas, sin nadie que los sustituya; cada día el abandono es evidente en muchas zonas y parece un destino ineludible en otros tantos pueblos.

Para Rosa Rodríguez, residente de Trabáu (Degaña), esta es una realidad con la que lucha cada día; una auténtica cunqueira que vive y trabaja con el fin de mantener vivo un oficio, una tradición y un estilo de vida que estaría condenado a la extinción si no hubiera sido gracias a su iniciativa: 'La Guarida del Cunqueiru'. En recompensa a su esfuerzo, este año ha sido galardonada al Premio Mujer Rural de Asturias, situándose como vencedora de entre las 29 candidaturas a conseguir el premio.

Cunqueira y luchadora de nacimiento

Rosa es oriunda del Valle Cunqueiro (llamado 'Valdeprusia' en la la jerga habitual), viviendo allí casi toda su vida exceptuando algunos momentos de su niñez. Nacida en Sisterna (Ibias), se encontraba a muy poca distancia del pueblo que acabaría siendo su hogar: Trabáu.

Su madre era de El Corralín, uno de los cuatro pueblos cunqueiros que, por desgracia, quedó abandonado en los setenta, y su padre era de Zárreu (Cerredo) en el mismo concejo de Degaña.

Siempre con iniciativa, demostró desde muy joven ser una emprendedora, poniendo su propia peluquería a los 18 años. Al casarse y mudarse a Trabáu dejó de trabajar pero no perdió el arrojo, «a mí no me gustaba quedar en casa, quería trabajar y tener una vida 'más social', por decirlo así».

Rosa Rodríguez, vestida con el traje regional en 'La Guardia del Cunqueiru' La guarida del cunqueirU

Por eso no tardó en apuntarse a formaciones MINER y cursos ofrecidos por el ayuntamiento, siempre buscando innovarse y crecer. Gracias a sus nuevos estudios -algunos en educación ambiental y turismo rural- consiguió un trabajo como guía en la Reserva Natural de Muniellos, uno de los bosques más conocidos no sólo a nivel nacional, sino también a nivel internacional.

Fue tiempo después cuando se incorporó a lo que sería una iniciativa que marcaría la diferencia y destacaría Trabáu entre un mar de bosques y montañas: 'El Rincón Cunqueiru'.

Rescatar la cultura y la tradición cunqueira

El Valle Cunqueiru es una zona situada en el suroccidente astur, formado por cuatro pueblos (El Corralín, Trabáu, Sisterna y El Bao) que hoy en día sobreviven con una población cada vez más mermada pero que, por lo menos, cuenta con un salvavidas que los destaca y que parece ayudar día a día para que no se camuflen entre el bosque que les rodea. La ayuda vino de Vitorino García (fallecido en 2020), cuando decidió dar un paso adelante y fundar una tienda-taller ('El Rincón Cunqueiru') en la que se recuperara la tradición cunqueira, un oficio perdido hace tiempo en la que los artesanos daban forma a troncos de madera para lograr 'a tixela' (la vajilla).

La iniciativa y las ganas de no rendirse parecen cosa de familia porque ahora son Rosa y su hijo Víctor (sobrino de Vitorino) los que han cogido el estribo, continuando su legado pero cambiando los nombres porque, según la propia Rosa, «era un nuevo inicio». Así, el Rincón renació en 'La Guarida del Cunqueiru', proyecto que ella misma ha llevado hacia delante y que le ha valido el reconocimiento de toda la región como Mujer Rural de Asturias.

El Valle Cunqueiru TrabauEcoturismo

Con la falta de Vitorino, el papel central pasó a su sobrino Víctor, el cual aprendió el oficio de su tío a los once años. Hoy en día es el último cunqueiro-tixileiro que queda en el valle y sobre él pesa la tradición que transmite cada vez que pone en funcionamiento el torno de pedal.

«Sin Víctor, sin torneiro-cunqueiro-tixileiro, no existiría 'La Guarida del Cunqueiru' porque estaríamos vendiendo humo, no estaríamos vendiendo algo real. Para vender algo que está vivo, tiene que haber alguien que desarrolle el oficio y que las piezas que se vendan estén hechas en este torno de pedal», narraba Rosa.

Y es que esa es la primera premisa a la que aspiran: mantener viva la tradición. Rosa siguió los pasos de Vitorino en sus orígenes, recorriendo un camino que ahora ella y su hijo siguen cada día para que «la gente lo pueda ver».

La Guarida del Cunqueiru
Imagen principal - «Seguimos viviendo aquí y seguimos luchando por la nuestra tierra»
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Aunque según Rosa, las mujeres, tradicionalmente hablando, no eran las que desempeñaban el trabajo en el torno de pedal, es ella la que elabora los instrumentos musicales que allí se venden: panderetas, pandeiros, castañuelas, cucharas de tocar...A todo ello se le suman las guías turísticas, que aunque no son regulares, se mantienen siempre que haya un flujo de gente, llegando personas de todas partes, sobretodo en verano.

Las demostraciones corren a cuenta suya, donde explica cada detalle importante de la tradición cunqueira: quiénes eran, qué hacían, cuáles son los pueblos cunqueiros, qué es 'a tixela', sus piezas, el torno de pedal, etc. «Una vez que lo ven funcionar, todo el mundo puede sentirse cunqueiro por un día porque puede probar él mismo en el torno» relataba Rosa.

Ella misma define 'La Guarida del Cunqueiru' como un «encuentro con la cultura, los oficios tradicionales, la etnografía, la tierra cunqueira, la comarca de Fuentes del Narcea de Degaña e Ibias y también con el suroccidente asturiano, englobando después a toda Asturias».

Luchar por el mundo rural

La segunda premisa a la que aspira Rosa es importante y muy complicada: salvar el mundo rural. Una iniciativa que comenzó al mismo tiempo que se quería salvar la tradición, innovando en diferentes ideas para intentar paliar una realidad nada halagüeña.

«En la tierra cunqueira no llegamos a una treintena de personas las que vivimos en los tres pueblos habitados. No hay niños, no hay gente joven, no hay generaciones posteriores y esto hace que con el envejecimiento de la población, según vayan muriendo, se queden sin nada» relataba Rosa quien, en su opinión, la población rural está en peligro de extinción.

«Desde las administraciones no ayudan, ponen muchas trabas a los que estamos aquí y ponen muchas más a los que quieren iniciar un proyecto en una zona rural. Es complicado»; por eso, Rosa no se rinde, y ahora su plan actual se basa en que el 10% de las ganancias se donen a salvar el mundo rural, en concreto, el Mulin de Rusil en Villardecendias (Ibias). Un proyecto autofinanciado y autogestionado por ellos mismos que espera poder restaurarlo por completo.

El Mulin de Rusil La Guarida del Cunqueiru

La llamada al público también ha funcionado, con un evento realizado este mismo verano que le ha valido la visita de Rodrigo Cuevas tras inaugurar la pandereta más grande de España ('A pandereta di Trabáu'). La visita del famoso artista asturiano (el cual se llevó como galardón la 'Ruxideira d'Ouro') consiguió que 500 personas fueran a Trabáu, una hazaña de organización increíble para un pueblo en el que no hay ni quince personas.

Para Rosa, todos los proyectos, todas las ideas, intenciones e ilusiones se consolidan en un solo concepto: «somos un legado en el cual queremos que la gente entienda que tenemos un paisaje precioso pero también un paisanaje; somos nosotros mismos, los que vivimos aquí, los que de alguna manera damos la importancia y el valor que tienen estas tierras, porque seguimos luchando por la nuestra tierra».

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