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LUIS PÉREZ
La miel de Asturias, en busca del sello de calidad

La miel de Asturias, en busca del sello de calidad

El sector espera contar antes de final de año con el IGP Miel de Asturias | El número de profesionales ha aumentado en la última década, haciendo ganar músculo a un sector que reivindica su profesionalización para consolidarse como una actividad que genere empleo y actividad económica en las zonas rurales

pilar alonso

Miércoles, 20 de mayo 2020, 16:17

El sector de la miel en Asturias gana peso. Desde 2010, el número de explotaciones apícolas se ha incrementado un 43%, lo que la convierte en una de las actividades ganaderas que más ha crecido en los últimos años en la región.

Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el Principado hay censadas 1.809 explotaciones apícolas que albergan unas 47.000 colmenas que en 2019 produjeron 400 toneladas de miel.

La producción de este año dependerá en buena medida del tiempo que haga a partir de ahora. «Las primeras cosechas, de eucalipto y brezo temprano han sido bastante flojas porque ha venido frío y húmedo», explica Luis Pérez, presidente de Promiel Asturias, asociación que agrupa a apicultores de toda la región. No obstante, explica, la principal cosecha es la del verano. La de castaño, que empieza a cosecharse a finales de julio, y la de brezo.

«A día de hoy las perspectivas son buenas», comenta Julio Fernández, titular de una explotación de 800 colmenas en Boal y a su vez socio de la empresa de envasado y comercialización de miel La Boalesa. Pero como el mismo admite, «con este clima tan cambiante que tenemos en Asturias lo que hoy se prevé como un buen año, dentro de un mes puede ser catastrófico». Sin ir más lejos, la pasada semana, con temperaturas que rondaron los 5 grados, se murió una de sus colmenas, «algo fuera de lo normal para un mes de mayo», relata este apicultor que hace ya casi una década decidió tomar las riendas de la explotación de su padre, que por entonces contaba con unas 200 colmenas, y profesionalizarse. Ahí radica, «en la profesionalización del sector una de las claves de futuro de la apicultura en la región», apuntan los productores, que creen que la actividad puede generar empleo y posibilidades económicas en el medio rural.

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Condicionada por los vaivenes del tiempo en Asturias, la producción de miel también se ve afectada por las plagas que desde hace un tiempo sobrevuelan la región y que han puesto en jaque al sector apícola. A la avispa asiática se ha sumado la presencia de avispilla del castaño. «Casi todas las mieles de Asturias tienen una base de miel de castaño, la principal fuente de néctar y polen de Asturias, y los castaños están muy afectados por este parásito», lamenta Luis Pérez, que ha constatado cómo en los últimos años su presencia ha ido aumentando y prevé que este año pueda afectar aún más a la cosecha. Para tratar de erradicarlo, el Principado ha procedido a la suelta, en 89 puntos de 22 concejos asturianos, de 17.300 ejemplares de un insecto que parasita a la avispilla, el Torymus sinensis. Las larvas de estos parásitos, que también son avispas, se alimentan de la avispilla adulta, reducen su población y así los daños que provocan al castaño. Asimismo, la lucha contra la avispa asiática continúa. Pese a que el confinamiento impidió a los voluntarios reforzar el trampeo de reinas, hasta el 30 de abril y dentro del plan de actuación de la Vespa Velutina se instalaron 6.877 trampas que capturaron a 35.336 reinas y 4.326 obreras.

El éxito de la lucha contra estas plagas impulsará a un sector que antes de que finalice el año podría contar ya con la IGP Miel de Asturias. «Confiamos en que salga adelante y que sea un sello de calidad que de más valor al producto y que haga rentable a las explotaciones», señala el presidente de Promiel. Apicultores como Julio Fernández subrayan la importancia que tendrá para la producción de miel en nuestra región «una marca de calidad que la certifique, que certifique su garantía de producción, de envasado, extracción y su origen en Asturias», pero también incide en «la necesidad de que la gente consuma miel etiquetada correctamente y que ésta reúna las condiciones exigidas».

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En este sentido, el Consejo de Ministros acaba de aprobar la implantación de un etiquetado obligatorio que garantizará una información más detallada sobre el origen del producto. Se trata de que el consumidor tenga un conocimiento más completo sobre el origen de la miel y de que los apicultores puedan competir en el mercado en mejores condiciones, al identificarse de forma clara la miel producida, en este caso, en España.

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