El gochu asturcelta reclama su lugar como Alimento del Paraíso

Ahora, la cabaña de gochu asturcelta cuenta con 500 madres reproductoras y a lo largo de estos años ya han sido marcados 11.500 animales. «El crecimiento ha sido exponencial», explica José Manuel Iglesias, vicepresidente de ACGA, una asociación que no solo ha conseguido recuperar esta raza, sino que también han logrado que sea reconocida con el sello 100% raza autóctona. Se trata de un certificado que otorga el Ministerio de agricultura bajo una serie de exigentes condiciones y que el gochu asturcelta ostenta junto a otras dos razas porcinas autóctonas, el porco celta y el ibérico.

Si bien, el más reciente de los hitos alcanzados desde la asociación ha sido la incorporación este mismo año del gochu asturcelta a Alimentos del Paraíso, una marca de calidad en la que esperan «ir poco a poco teniendo más presencia y cada vez más relevancia». «Queremos aumentar el volumen y conseguir que todos los embutidos que se produzcan en Asturias y se vendan como asturianos se elaboren con cerdos criados en Asturias. Ese es ahora el objetivo». La reivindicación de los criadores de gochu asturcelta.

Sería además una vuelta al origen, ya que como relata José Manuel Iglesias, es con esta raza, la que entonces criaban los ganaderos de la región, con la que se empezaron a hacer los embutidos asturianos. «Por sus características son también ideales para los ahumados e incluso se elaboraban jamones de muchísima calidad en zonas de Tineo o Grado», comenta.

La de este animal es una carne también muy apreciada en las cocinas de los restaurantes, en los que el gochu asturcelta ha consolidado presencia. Por eso la crisis del coronavirus ha supuesto un varapalo para los criadores. La práctica totalidad de la producción se destina a la hostelería y con los establecimientos cerrados se ha acumulado un importante stock. También ha afectado al canal de venta de cohinillos de gochu asturcelta que «estaba funcionando muy bien». Son animales de entre 6 y 8 kilos que apenas tienen una vida comercial de una semana. Después ya no se pueden sacrificar hasta que son adultos, y eso también está generando inconvenientes a los ganaderos. No obstante, con el avance de la desescalada esperan que se comience a reanudar la actividad y puedan retomar la venta.