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ROSANA SUÁREZ
VALDÉS.
Lunes, 19 de octubre 2020, 02:18
Los productores de miel del occidente afirman que la pandemia no ha afectado al sector apícola, el cual ha estado trabajando de forma regular, si bien Tino Gómez, al frente de Miel del Castro, apunta que miembros de la Asociación de Apicultores La Comarca Vaqueira ... perdieron el 40% de las colmenas por no poder acudir con regularidad a alimentar a las abejas.
«En muchos casos, las colmenas no las atiende el titular del código de explotación apícola y eso impedía los desplazamientos. Las autoridades nos pidieron en muchas ocasiones los libros de registro y nuestro DNI para continuar viaje. Si tienes las colmenas al lado de casa no pasa nada, pero si estas a 50 kilómetros la cosa se complica», dice este apicultor tinetense.
Coinciden los productores de la zona en que sus clientes son fieles y, cada vez más, la gente ve que la miel es un producto natural y de calidad, por lo que su consumo no ha descendido.
Gómez cuenta que los precios han mejorado para el comercio de proximidad y para aquellos que «cuidan en extremo» la producción. Sin embargo, apunta que aquellos que tienen grandes producciones se quejan. «El que mayor tajada lleva es el intermediario y por desgracia han de bajar los precios», declara.
Los apicultores denuncian que los problemas más acuciantes que afectan al sector tienen que ver con la avispa asiática, la avispilla del castaño y con la varroa. Aseguran que se necesitan más medios y una mayor dotación económica para hacer frente a estas plagas.
«El Principado ha actuado contra la avispilla tarde, no sabemos si será suficiente para salvar los árboles. Con la velutina se está actuando, pero no con suficiente contundencia y determinación. Algunos concejos que están actuando más que otros y tendría que haber medidas conjuntas», explica Marta Bobis, de Mieles La Realera (Ibias).
Gómez reclama una normativa que regule la trashumancia y las distancias de asentamiento. «Estamos en contacto con Cantabria y queremos una normativa similar. Cada vez que sacamos el tema nos tapan la boca», critica este productor que además se queja de que a los pequeños y medianos apicultores no se les tiene mucho en cuenta. «Visitan la consejería los grandes envasadores», añade.
Tener una Indicación Geográfica Protegida (IGP) supone dar un paso importante para potenciar el valor del producto y para combatir el intrusismo y la competencia desleal. La apicultora valdesana Conchi Pérez se muestra crítica con el Principado, al cual acusa de «una dejadez total» en la tramitación administrativa de la futura IGP. «La miel de Asturias es una miel muy oscura y valorada. Muchas grandes industrias aprovechan el tirón que tiene y mezclan mieles de menor calidad y que ni siquiera proceden de Asturias y lo venden como si lo fuera. Como no hay una normativa que regule eso pues todo vale», cuenta.
Una «dejadez» que hace a los apicultores ver cómo se quedan sin las ayudas del Plan Nacional Apícola del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. «Este año, en Asturias, se va a perder una de las subvenciones más importantes que tiene el sector por la inoperancia de la Administración», lamenta el productor boalés y vicepresidente de Promiel Asturias, Julio Fernández. Y añade: «Asturias es la única comunidad autónoma que en este 2020 no va a sacar esa convocatoria».
Se trata de una convocatoria de ayudas para mejorar las condiciones de producción y comercialización de productos apícolas en la región, atendiendo a unas líneas fijadas en el Plan Nacional mencionado. «El Principado no se está portando bien con los apicultores», sentencia Pérez.
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