Los bueyes pasan en Cereceda la fase final de engorde. XUAN CUETO

Los bueyes casinos buscan su hueco en mercados de carne de «muy alta calidad»

El proyecto de los criadores demuestra el interés que generan y cómo la raza «tiene futuro» en producciones enfocadas a la excelencia

G. POMARADA

CERECEDA (PILOÑA).

Miércoles, 17 de marzo 2021, 02:28

Comenzó como un «experimento» para convertir terneros casinos en buey, buscando así un nuevo nicho de mercado que ayudase a potenciar una raza autóctona en peligro de extinción. Cinco años después, el resultado es más que satisfactorio para la Asociación de Criadores de Raza Asturiana de la Montaña (Aseamo) y los nueve bueyes casinos castrados antes del año de vida, manejados en pastos de montaña y rematados a base de pienso de maíz y paja comienzan a tener salida en el mercado y su carne a ser «muy valorada por la calidad». Los dos primeros ejemplares fueron vendidos en la pasada edición de Agropec a Alimerka, que pagó 7.100 euros por cada uno de ellos. Ahora, la cadena ha adquirido otros dos animales para comercializar en sus supermercados, con la vista puesta ya en recurrir a más criadores de buey casín para seguir proveyéndose de carne de calidad. «No sé si habrá carne mejor que esta en el mundo, como mucho igual. Esto es un ejemplo de cómo potenciar una raza rústica hacia producciones muy enfocadas a la calidad», destacó Sergio Marqués, responsable de compras de vacuno de Alimerka.

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Su meta es alcanzar un volumen de sacrificio de cien bueyes al año, pero actualmente la producción no es suficiente. De ahí que animen a los ganaderos a apostar por una raza autóctona que «tiene futuro en producciones dirigidas». También el director general de Ganadería, Nino Rodríguez, destacó cómo su carne «es la mejor del mundo, demostrado en concursos internacionales». Lamentó no obstante el riesgo que para razas en peligro de extinción como la casina pueda suponer la protección del lobo.

Una tonelada

Tanto Rodríguez como Marqués visitaron ayer junto a miembros de Aseamo los bueyes que pasan en Cereceda, en Piloña, su última fase de engorde. Son ejemplares de 900 kilos que aspiran a alcanzar la tonelada. Con esta primera fase, en la asociación dan por finalizado el proyecto piloto y son ahora los propios ganaderos quienes deben tomar las riendas de sus producciones. «La carne se valora. Además de Alimerka, a quienes agradecemos la confianza, están restaurantes o carnicerías», explicó Ángel Rodríguez, secretario ejecutivo de Aseamo.

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