Asturias luce colorida gracias a la floración de sus manzanos. Cosechadoras como Belén García, que tiene más de 7 hectáreas de estos árboles, hacen que la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias avance hasta el punto de conseguir, a día de hoy, 76 variedades de manzanas que se emplean para esta marca de calidad. Y es que, la DOP Sidra de Asturias cuenta con «928 hectáreas, 785 plantaciones, 358 productores y 34 lagares», asegura Daniel Ruiz, gerente de esta denominación. «Esta sidra es elaborada siguiendo una tradición milenaria y artesanal» señala.
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«Desde la DOP Sidra de Asturias estamos luchando por cambiar el precio de la sidra, adaptándolo a la calidad garantizada de los productos acogidos en la denominación», explica Belén García. La expresidenta, y ahora vocal, de la denominación tiene claro que se le deben otorgar diferentes valores al producto «al igual que se hace, por ejemplo, con el vino».
Las manzanas se clasifican en función de la acidez y de la concentración en compuestos. A partir de ellas se forman tres tipos de sidra: natural filtrada, natural espumosa y natural tradicional. «La gente debe valorar la sidra regional, que tiene unos costes de producción altísimos, pero su calidad es inmensamente proporcional al trabajo que se realiza».
La floración de estos manzanos asturianos se produce a mediados de abril. Es en este periodo primaveral, así como a comienzos del verano, cuando se produce el desarrollo vegetativo del manzano. Las manzanas se van desarrollando durante el verano y completan su maduración en otoño. A partir de finales de septiembre y hasta principios de diciembre se recoge la fruta, «dependiendo del periodo de maduración de cada variedad y de las condiciones climatológicas», cuenta Daniel.
«Si las manzanas no proceden de Asturias, o las variedades, los métodos utilizados o los tipos de producto obtenidos no se ajustan a lo establecido en el Pliego, estas sidras no podrán acogerse a la Denominación de Origen. Para que podamos hablar de productos con Denominación de Origen tienen por tanto que coincidir tres elementos: el origen, el proceso de elaboración y la calidad». según indica Daniel Ruiz.
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«Se realizan más de 170 controles al año, referentes a las podas, cultivos, cuidados, cosechas, informes, productores...», cuenta el gerente, que cree que es muy importante valorar la calidad de la manzana asturiana por sus características agronómicas y tecnológicas. «La importancia de las DOP es proteger algo nuestro y que no sea reproducible en otros lugares, de esta forma generamos riqueza y empleo en el entorno rural, manteniendo el paisaje de forma sostenible y aportando valor a toda la cadena de producción, desde el cosechero, pasando por el llagarero, hasta el hostelero».
Paradójicamente, los manzanos producen más manzanas los años impares, «por lo que este año esperamos una buena cosecha». Aunque Asturias cuenta con unas condiciones inmejorables desde el punto de vista natural, las heladas y el tiempo inestable pueden hacer que el periodo de fructificación en los meses de primavera se ponga en peligro.
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El monocultivo con el que cuenta Belén García en sus prados ubicados en Illas (Avilés) «se podan en eje, con un tronco central que va desde el suelo hasta arriba del todo, tipo escalera». La cosechadora explica que la poda hace años se realizaba en forma de palmeta (se basa en un eje central y distintos brazos laterales sin ramificaciones que salgan de él), «pero se ha considerado que la poda en eje es mejor, por lo que hemos cambiado de técnica».
Belén tiene, además, dos hectáreas de manzano de mesa, completando así un total de siete hectáreas cultivadas y explica que, entre estas, cuenta «con dos variedades propias de la zona para no perderlas. También en tres hectáreas de las cinco consideradas DOP tengo manzanos de más de 25 años». Estos árboles son podados anualmente según su tipo de cultivo. El tradicional trata de un aprovechamiento mixto de manzano de sidra y pradera natural. Para este se utiliza marco real, rectangular o tresbolillo. «Se producen así árboles muy longevos de gran desarrollo, rústicos y poco precoces en la entrada en producción».
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Sin embargo, en el cultivo semiintensivo el sistema de formación es el de eje en sus múltiples variantes, el marco de plantación es rectangular y la distribución de las variedades se realiza por líneas. «Este tipo de sistema de formación permite una entrada rápida en producción y facilita las labores de poda, mantenimiento y recolección de la manzana», sentencia Daniel.
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