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R. MUÑIZ
GIJÓN.
Martes, 30 de junio 2020, 02:08
Coto a las casas de apuestas. El Principado activó en marzo del año pasado una moratoria a la concesión de licencias para esta actividad tras detectar una oleada de peticiones. Hasta entonces las propuestas no pasaban de las cinco al año y entonces, ... en apenas dos meses, el Servicio de Juego de la Dirección General de Interior sumaba 47 consultas, de las que 44 parecían ser viables. El Gobierno autonómico suspendió los procesos, primero ocho meses, luego otros tantos.
Ese veto expira el mes que viene. La Consejería de Hacienda trabaja para ponerle límites al sector pero todo indica que necesitará algo más margen. El borrador de decreto que establece las restricciones a la actividad acaba de entrar en fase de información pública, dejando a los interesados hasta el 24 de julio para formular sus alegaciones.
El texto reconoce que «el incremento generalizado de la oferta de juego en los últimos años, tanto presencial como on line, ha dado lugar a una cierta preocupación social». De ahí que el decreto busque asegurar «un crecimiento ordenado» del sector que dé prioridad a «una oferta de juego respetuosa con una política de juego responsable».
Para ello establece una «zona de influencia en la que no podrán ubicarse nuevos establecimientos para la práctica de juegos y apuestas». Ese área protegida tiene un radio de 100 metros contados en línea recta desde el acceso o salida a los centros de enseñanza y dentro de ella tampoco se permitirá «la publicidad, patrocinio o promoción de actividades de juegos y apuestas».
La distancia, en lo tocante a la ubicación de los locales, es discreta. La propia consejera de Hacienda, Ana Cárcaba, reconocía en febrero que esos 100 metros de distancia ya los establece la normativa autonómica y que «en la actualidad, todos los locales de juegos y apuestas» la cumplen. EL COMERCIO había hecho un chequeo en Gijón, Oviedo y Avilés que estimaba que si se amplía ese radio a 500 metros, resulta que hay unos 16.000 escolares a menos de cinco minutos andando de este tipo de locales.
La portavoz de IU, Ángela Vallina, reclamó modificar la normativa asturiana para ampliar a esos 500 metros el veto, propuesta que el propio presidente del Principado, Adrián Barbón, juzgó en febrero de «muy interesante». La distancia de 100 metros que mantiene el decreto es la que aplica Madrid y Castilla y León; el Gobierno extremeño la tiene aprobada en 300 metros y las Cortes valencianas acaban de sacar adelante una ley autonómica que las expulsa hasta los 850 metros.
«Deberían ponerse de acuerdo», valora Máximo Gutiérrez, presidente de Ludópatas Asociados en Rehabilitación del Principado de Asturias (Larpa). El colectivo alegará al borrador asturiano para que la distancia sea de al menos 250 metros.
El texto propuesto fija un cupo máximo de autorizaciones para Asturias. Sería de un solo casino, seis bingos, 28 salas de juego y nueve de apuestas. Las cifras coinciden con los establecimientos actualmente existentes, pero el borrador añade una disposición transitoria que abre algo la puerta a la competencia.
Establece que sí terminará de tramitar «por orden de entrada» las peticiones que entraran en los ayuntamientos antes de la moratoria activada desde el 26 de marzo de 2019. Es decir, solo las que esperaban saldrán adelante si cumplen el resto de parámetros, elevando el cupo máximo. El Principado se reserva la posibilidad cada tres años de actualizar a la baja el número de autorizaciones y aclara que cada vez que se extinga un permiso, se dará por amortizado.
Además de acotar el cupo, el borrador exige un control de acceso en las casas de apuestas para evitar la entrada de menores o adictos que hayan solicitado su exclusión. Prohibe poner un cajero automático dentro, conceder préstamos o anunciar juegos y apuestas en instalaciones deportivas públicas.
En Larpa alegarán contra un texto que creen «más pensando para evitar que entren competidores en el sector, que para prevenir la ludopatía». Pedirán así que un cupo de locales «por núcleos de población o barrios, para que no se concentren en una misma zona».
Máximo Gutiérrez expresa que el confinamiento ayudó a salir de la ludopatía a quien encontró los locales cerrados pero «ha tenido un efecto negativo, y es que mucha gente se ha iniciado el juego online, que tiene un periodo de latencia de entre seis y ocho meses entre que empiezas y desarrollas la ludopatía». El presidente de Larpa estima que en unos meses «nos tememos un aluvión de peticiones de tratamiento».
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