«Pocas profesiones traen la obligación de dar la propia vida»

La proeza de los pilotos fue una nota más de las muchas que se repasaron durante la conmemoración del 178 aniversario de la creación de la Guardia Civil. «Pocas profesiones traen consigo elevar a obligación dar la propia vida para defender los derechos de los ciudadanos», manifestó el subteniente José Luis Eceiza Díaz, quien tomó la palabra en nombre de los uniformados retirados. Tras 45 años de servicio se dijo «muy orgulloso de haber dedicado mi vida a servir a mi país como guardia civil».

Las autoridades civiles y militares acudieron al Acuartelamiento de El Rubín para homenajear la labor del Instituto Armado. Se entregaron 25 condecoraciones al mérito de la Guardia Civil y siete más al mérito militar, además de seis placas de reconocimiento a quienes pasaban al retiro y dos premios especiales por acciones humanitarias. Además del riesgo que asumieron los pilotos del helicóptero, el gesto sirvió para aplaudir acciones más cotidianas, como la de los agentes de Pola de Laviana que tras recibir un aviso fueron veloces a un hórreo y encontraron dentro del mismo a un hombre tumbado en la cama con tres bombonas de gas abiertas. Ventilaron la estancia y cerraron las llaves para evitar una explosión y practicaron al varón las primeras maniobras de reanimación cardiopulmonar, gesto que le salvó la vida.

La clave para perdurar 178 años está en servicios como ese, apuntó el teniente coronel de la 14 zona, Francisco Javier Puerta. A lo largo de su historia el cuerpo «ha tenido momentos de luz y sombra pero se ha caracterizado por su lealtad al Gobierno» y capacidad de dar seguridad a las personas y los caminos, recordó. La ceremonia sirvió también para que el Instituto Armado concediera distinciones a la jueza de instrucción de Llanes que lideró el 'caso Ardines', y a Félix Baragaño, presidente de la Cámara de Comercio de Gijón. Asistieron al acto el presidente del Principado, Adrián Barbón, la delegada del Gobierno, Delia Losa, y representantes de la política y la judicatura. Todo terminó con el homenaje a los caídos y la correspondiente lectura de un texto que reconoce a esos agentes que «no supieron vivir de otra manera».