«La gratificación de ayudar a alguien no tiene precio»

De todas las misiones que ha comandado el teniente coronel Fernando Meana, para él la más compleja fuese la de Lorca, durante el terremoto de 2011. Su unidad, acostumbrada a prestar auxilio en otro tipo de escenarios como incendios forestales se enfrentó a algo completamente nuevo. «Fue una emergencia sin precedentes y tuvimos nuestro campamento montado durante seis meses», recordaba Meana. Seis meses en los que tanto él como su equipo estuvieron trabajando a destajo para asegurar el abastecimiento de los miles de evacuados. Esa y otras situaciones de emergencia hacen que el suyo sea un trabajo muy exigente, pero también «muy satisfactorio» al final del día. «La gratificación de ayudar a alguien no tiene precio», consideró el teniente coronel avilesino.