ALICIA GARCÍA-OVIES
VILLAVICIOSA.
Miércoles, 6 de enero 2021, 02:06
Una impresionante lengua de tierra sorprendió ayer a los vecinos de Candanal (Villaviciosa). Metros y metros de barro, rocas y arboles que sepultaron una carretera local y obligaron a desalojar una ganadería. Es el resultado de lo que podría haber sido una auténtica tragedia. La ladera del monte se desprendió por completo debido a los fuertes temporales de las últimas semanas. El agua se filtró en el terreno provocando el gran deslizamiento que, por suerte, no causó daños personales.
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El argayo se produjo a primera hora de la mañana, aunque según relatan los vecinos ya anteayer se temían que el terreno estuviese inestable. Precisamente, el concejal del Ayuntamiento, Marcos Ortiz, estuvo la tarde del lunes en la zona con varios vecinos limpiando un pequeño desprendimiento que había afectado a la calzada. La suerte quiso que la ladera aguantase unas horas más y no los pillase trabajando. «Si llega a bajar en ese momento...», reconoce afligido el alcalde, Alejandro Vega. Solo hace falta ver cómo quedó la excavadora que habían estado utilizando y que habían dejado en la zona. «La arrastró varios metros», asegura.
A pesar de lo impresionante del derrumbe, no hay que lamentar daños personales, aunque un vecino «tuvo que salir corriendo porque estaba grabando y se le venía encima». Sí fue necesario desalojar una ganadería, ubicada a pocos metros del argayo. La tierra, por suerte, no llegó a alcanzar la edificación y se quedó a las puertas.
«Evaluada la situación por los técnicos municipales y de la Confederación Hidrográfica, no se han determinado más medidas de prevención que la evacuación y clausura de la cuadra afectada, sin perjuicio de que en la evolución y seguimiento de la situación sea necesaria la adopción de más medidas de prevención para preservar la seguridad de personas y bienes», explicó a última hora de la tarde el alcalde. También se cerró el acceso a la zona por parte de la policía.
Los vecinos reconocían ayer que las próximas horas iban a ser complicadas. «El río esta embolsando en la parte superior y seguramente acabe argayando más. Esperemos que no pase ninguna desgracia. Por la mañana, tras el derrumbe, seguía restallando todo el terreno», relataba ayer un vecino, cuya vivienda se encuentra tan solo a unos metros del derrumbe.
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Algunos han llegado, incluso, a plantearse irse de casa por miedo a que la tierra siga cayendo y acabe alcanzando su vivienda. «Terminamos mal el año y lo empezamos peor. Podría haber sido una desgracia muy gorda», lamentaban.
Precisamente, a tan solo unos kilómetros, en la carretera AS-331 de Peón se producía esta semana una gran brecha por el movimiento de la ladera. El Principado, titular de la vía, procedió a rellenar la zanja para permitir el paso temporal de los vehículos, a la espera de una actuación más amplia.
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