«El Gobierno puede agotar el mandato, otra cosa es la coalición»

–La referencia del presidente Zelenski al bombardeo de Guernica, ¿demuestra que hay una generación que conoce poco de nuestra historia?

–Más bien que algunos la manejan a su gusto o que hay algunos elementos que les avergüenzan. La verdad es que la referencia estaba bien buscada. Guernica representa el ataque de una autocracia a un gobierno legalmente establecido, con aviones nazis y algunos italianos, bombardeando a un población civil –que no era un punto importante militarmente hablando–, y eligiendo un día de mercado para hacer daño. Hay un paralelismo evidente con Bucha en el sentido de ocultar la verdad. Aquí el Régimen se esforzó mucho en decir que habían sido rojos separatistas.

–La crisis de la inflación, ¿había empezado antes o con la guerra?

–Ya lo había hecho por la atracción del este asiático, que había salido antes de la covid extrema. Por un lado, muchos de los productores de chips estaban allí y, por otro, costó volver a poner en funcionamiento las cadenas de transporte. El incremento de la inflación ya había empezado, esta guerra lo que ha hecho ha sido disparar la tendencia. Los próximos meses necesitamos controlarla porque sino la situación se pondrá muy complicada.

–Si esto es así, ¿se empezó tarde a poner remedio?

–La medida sobre los carburantes se podía haber adoptado antes. Ahí no entendí la lentitud. En otras, hablemos claro, España no es un país independiente sino que forma parte de la Unión Europea, que es la que manda y limita. El desacople del gas tenía que arbitrarse en ese escenario. Vamos a ver qué efecto puede tener, pero es lo más importante para contener la inflación. Otros medidas del decreto son coyunturales. ¿El 30 de junio vamos a tener que prolongarlas? Pensemos que eso no puede hacerse 'sine die' porque es una inyección asistida a la economía que te descuadra la deuda pública.

–¿Está entre los que creen que se agotará la Legislatura?

–El Gobierno, salvo un coyuntura específica o demoscópica de otro tipo, sí puede llegar hasta el final, otra cosa es que llegue la coalición. Tampoco hay mayorías alternativas. Seguirá siendo una legislatura convulsa, con tentaciones de una geometría variable. Ahora dependerá del papel que juegue Feijóo.

–En esa geometría, ¿cuándo dejaron de ser socio prioritario?

–Nunca lo fuimos. Los vascos somos muy prácticos: déjeme de palabritas y cumpla con los acuerdos. En lo que no hayamos hablado para la investidura, intentemos acercar posturas.

–Pues hablemos de ese pragmatismo, ¿es más factible para ustedes investir, si se diera el caso, a Feijóo que a Casado?

–No tengo la menor idea. No sé qué planteará Feijóo. De momento sabemos que Alfonso Fernández Mañueco ha entrado en Castilla y León dando la presidencia del Parlamento y tres consejerías a Vox. Me sorprende que le defiendan diciendo que él (Feijóo) aún no había sido elegido. ¡Pero si eso fue una aclamación! Dudo que no se le consultara antes.

–Por lo pronto, en el Congreso los diputados no cambian, ¿pero hay un talante distinto?

–He notado un principio de otro tono. En las votaciones aún no.

–Cuando Feijóo dijo eso de «bilingüismo cordial», ¿entendió qué quiso decir?

–No. Lo de cordial no sé qué significa. Veremos en qué se traduce porque por lo pronto hay bastantes restricciones para la utilización del gallego, principalmente en la educación. Así que no sé cual va a ser su política.

–¿Es factible que la oficialidad del asturiano hubiese salido adelante en el Congreso?

–El Congreso no debería de tocar nada y dejar los estatutos como llegan. Si Asturias pide la oficialidad no tendremos ninguna duda en votar favorablemente. Es lo lógico. Es la riqueza cultural del país y la personalidad propia de Asturias. Lo que me parece sorprendente es que aún no hayan dado pasos en ese sentido.

–Este debate no le afecta, pero ¿cómo ve la financiación autonómica? ¿más próximo a lo que defiende Asturias?

–No voy a entrar. Nosotros podíamos tener más o menos dependiendo de nuestra gestión, que podría haber sido horrorosa. En un concierto económico como el nuestro, depende de nuestra recaudación, Si no tenemos suficiente, el Estado no nos viene con dinero. Es un sistema de riesgo. En nuestro caso, no queremos depender de los demás.

–¿Tiene sentido este modelo para todos?

–Si lo quieren... Pero ya saben lo que hay. Y ahí el Estado tendría que reestructurarse porque tiene un nivel funcionarial excesivo.

–¿Siguen sin querer el Senado?

–Lo suprimiríamos. No vale para nada. No hay un debate real. Se utilizaría por los partidos que son mayoría en la casi totalidad de las comunidades autónomas para anular las voces discrepantes.

–¿Dónde queda el federalismo?

–Lo que se veo es que cada día se quieren reforzar más unos órganos que no eran para eso, como las conferencias sectoriales. Se les quiere dar más poder coercitivo y decisorio, y eso anula la relación bilateral.

–En el debate que se abrió durante la pandemia con la Interterritorial de Salud sobre cómo debe ser la toma de decisiones, ¿dónde se sitúa?

–Este debate se ha generado de manera irresponsable desde la Comunidad de Madrid, que ha querido hacer oposición al gobierno español para hacer política al nivel del Estado. Ahora para contrarrestar, ¿quieren darle más peso? No. Lo que hay que hacer es actuar con sentido común y lealtad. No vamos a estar limitados por decisiones tomadas por terceros sobre nuestras competencias exclusivas.