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«Debemos tener muy claro que no todas las personas disfrutan de vidas dignas y felices, con vivienda, empleo, familia, amistades... Desde las administraciones debemos de elevar el nivel de exigencia buscando soluciones y explorando alternativas». Marta del Arco inauguró ayer en el espacio Arkuos, en Langreo, la jornada 'Innovación y ámbito social como respuesta a los retos de los servicios sociales', organizada por la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar y EL COMERCIO.
Una jornada que, como destacó la directora adjunta del diario decano de la prensa asturiana, Leticia Álvarez, sirve para «poner en valor el periodismo. En EL COMERCIO no sólo abordamos con compromiso todo lo que tiene que ver con las políticas sociales, sino también fomentamos un debate constructivo sobre la eficacia en el reparto de las ayudas, los sistemas de acogida, el cumplimiento de la ley de la dependencia...»
Y debate hubo. Y de altura. En la mesa redonda 'Los retos de los servicios sociales' participó, de forma telemática, la directora general de Diversidad Familiar y Servicios Sociales del Ministerio de Derechos Sociales, Patricia Bezunartea, quien confrontó opiniones con el codirector de la cátedra de Retos de Innovación y Bienestar de la Universidad de Oviedo, Rodolfo Gutiérrez, y el experto en asesoramiento en políticas sociales José Manuel Fresno, de Fresno Consulting.
La representante del ministerio no puso paños calientes a la situación: «No se han superado, lamentablemente, los tiempos en los que se pensaba que los servicios sociales era algo exclusivo de colectivos vulnerables», dijo.
Y si la puerta de entrada a los derechos sociales garantizados para toda la población sigue teniendo esa etiqueta lo es porque «tras los recortes generalizados en los servicios públicos con la crisis de 2008, de los que fueron víctima los servicios sociales, todavía arrastramos la falta de inversión». Y eso que, asegura, «en los últimos cuatro años, con una inversión sin precedentes, se han revertido los recortes, pero todavía estamos lejos de llegar a ese refuerzo que deberían tener los servicios sociales para que pueda cumplir su misión».
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Para lograr que la puerta de entrada al Estado del Bienestar tenga las bisagras engrasadas, Bezunartea plantea «reforzar el sistema desde muchos puntos de vista: legislativo, organizativo, desde la cooperación interterritorial, para llegar a acuerdos básicos que nos permitan, realmente, poner al sistema donde tiene que estar». A sabiendas de que las competencias de servicios sociales están transferidas a las comunidades, plantea ella «un pacto de mínimos desde el respeto absoluto a las autonomías», así como «una financiación estable». Aunque reconoce las bondades del plan concertado, en su opinión «hay que ir a una financiación más estructural y estable, al margen de coyunturas y de decisiones que se puedan tomar en los Presupuestos Generales del Estado». Unas políticas que tendrá, además, perspectiva de género. «Es cierto que la mayoría de familias monoparentales están lideradas por una mujer, al igual que es un rostro de mujer el que tiene la pobreza».
Reconocido el Estado que tiene que dotar de mayor financiación al sistema de servicios sociales, con un pacto interterritorial para que haya cohesión social, ¿qué plantean los expertos?
Rodolfo Gutiérrez está convencido de que «los servicios sociales sí han superado esa fase anterior», cuando se pensaba que sólo debían llamar a esa puerta los colectivos vulnerables, y apunta a que «el esfuerzo financiero se ha incrementado extraordinariamente». Hasta el punto de que hoy, en Asturias, «se destina lo mismo a las rentas mínimas que a la enseñanza universitaria».
De ahí que considere que el reto principal «es de calidad del sistema», porque, «en esa dirección las cosas no van de todo bien», ya que, pese al incremento del gasto, «los indicadores de pobreza no han mejorado».
Por su parte, José Manuel Fresno, puso el foco en la necesidad «de cambiar el modelo con el que trabajamos, porque decimos que hay que prevenir, acompañar y poner a la persona en el centro, pero en la práctica no lo hacemos». Desde su experiencia como asesor de las entidades sociales, también defendió su papel fundamental. «Pero deben dar protagonismo al acompañamiento y el apoyo», dijo, para diferenciarse de las entidades mercantiles.
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