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Ocurre cuando fallece un sabio. El sentimiento de pérdida va más allá de profesiones y colectivos y la tristeza por su muerte trasciende. La pena por la pérdida del gijonés Aurelio Menéndez fue traspasando ayer, a medida que avanzaba la tarde, todos los ... estratos de la sociedad asturiana. Empapó a la clase política y caló hasta los huesos en los grandes juristas asturianos. Se sintió en los gobiernos locales, en el Ejecutivo regional, en la Universidad y en la Fundación Princesa. Ninguno de ellos tiene solo un padre, pero ayer reconocieron sentirse todos un poco más huérfanos.
El Gobierno del Principado trasladó su pésame a familiares y amigos del finado con un comunicado en el que recordó que el «reconocido jurista gijonés» fue Premio Príncipe de Ciencias Sociales hace casi un cuarto de siglo y Medalla de Oro de Asturias en 2009, además de «una de las figuras más prestigiosas del panorama académico y jurídico español». Una «sensible pérdida» para la región, debido a su trabajo al frente del Ministerio de Educación y Ciencia durante la presidencia de Adolfo Suárez, pero también a «la notable trayectoria de quien ha sido considerado uno de los máximos expertos españoles en Derecho Mercantil».
«Aurelio Menéndez era un asturiano militante y gijonés de El Natahoyo», recordó el presidente de la Junta General del Principado, Pedro Sanjurjo. Tampoco él pudo evitar referirse a la trayectoria profesional de quien fuera tutor del rey Felipe VI como «maestro del Derecho Mercantil y de la Economía, donde ha dejado una honda huella». Su vida, añadió, estuvo «marcada por su generosa y fructífera labor de servicio público».
En estos «tristes momentos», el máximo representante del Parlamento asturiano quiso resaltar su papel durante la Transición, «en una etapa en la que se impuso el diálogo y el entendimiento y en la que dejó buena huella de su espíritu conciliador y defensor a ultranza de la tolerancia».
Unas palabras muy parecidas a las del actual ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo: «Se nos ha ido un magnífico jurista, un gran catedrático de Derecho Mercantil, que llegó a ser uno de los máximos expertos españoles en esta materia. Querido por sus alumnos, y estimado por todos los que le conocíamos», manifestó. También él quiso poner de relieve el «gran prestigio» de Menéndez durante su etapa como ministro, «cuando el diálogo y el consenso fueron su seña de identidad, como lo fue toda la etapa de la Transición española».
Casi todos los partidos políticos lanzaron ayer sus muestras de condolencia. La FSA-PSOE se refirió a los numerosos premios con los que fue reconocida la «gran valía» de Menéndez. Los socialistas asturianos quisieron prestar especial atención a su época como ministro, «con la relevancia y repercusión que ha tenido esa etapa en el fortalecimiento de la democracia en España».
La presidenta del PP en la región, Mercedes Fernández, puso el acento en su asturianía, en «su afecto a su ciudad de Gijón y su vinculación familiar y afectiva con Ibias», que le llevó a elegir el marquesado de este concejo «cuando el Rey le ofreció el título en 2011». Repasó, además, sus muchos cargos y logros pero, sobre todo, «su amor» por la comunidad y su «ejemplo de inteligencia y tesón».
También la presidenta de Foro, Cristina Coto, reconoció en él a «un gran asturiano que ejerció de tal, vinculado siempre a nuestra tierra» y un indiscutible «referente para todos los estudiantes de derecho».
El vicepresidente del Congreso y diputado nacional de Ciudadanos, Ignacio Prendes, defendió que «siendo uno de los grandes juristas del último siglo y padre del moderno derecho mercantil español, nunca olvidó el compromiso con su tierra y sus orígenes, impulsando todo tipo de iniciativas sociales desde Ibias a Gijón». Un «asturiano universal» y, por encima de todo, «un sabio humanista que deja el recuerdo de una vida ejemplar».
IU no se quedó atrás y lamentó, por boca de su coordinador Ramón Argüelles, «en lo personal y profesional» su fallecimiento. Más allá del ámbito político, el rectorado de la Universidad de Oviedo dio muestra de su «pesar» por el fallecimiento de un hombre «brillante», que «siempre mantuvo estrechos lazos con esta institución». Para la Universidad, «es un gran honor haber contado siempre con el apoyo y la complicidad de Aurelio Menéndez, quien fue un sabio humilde y generoso que dedicó su vida al estudio, sin eludir nunca el compromiso ni la colaboración con cuantas iniciativas se lo requerían».
En el ámbito académico se sentirá su ausencia por «inmenso» que sea su legado, como confirma el Decano de la Facultad de Derecho, José María Roca. El presidente de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia, Leopoldo Tolivar, no olvida que su firma aparece en el real decreto que reconoce a la academia en 1977. Ni lo mucho logrado por «uno de los pocos» juristas españoles «reconocidos en toda Europa».
Para el Padre Ángel, quien oficiará este jueves en Madrid una misa en memoria de Aurelio Menéndez, resaltó que el jurista fue un «buen amigo» y una «gran persona». Un conjunto de «cualidades y valores», señala la presidenta de la Fundación Princesa de Asturias, que con su desaparición dejan «un profundo y doloroso sentimiento de orfandad». «Un maestro». «Un amigo». «Un apoyo insustituible». Tantas cosas: «Su sabiduría», «su inteligencia». Tantas virtudes, que le han convertido no en eterno, pero sí en «inolvidable».
Además de la misa prevista en Madrid, este viernes se abrirá un velatorio público en el tanatorio de Gijón de 13 a 16 horas. Aurelio Menéndez será enterrado en el panteón familiar de Ceares, donde reposan desde hace diez años los restos de su esposa Mercedes García Quintana.
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