Secciones
Servicios
Destacamos
«Cierro los ojos y vuelvo a tener seis años». María González, hija de ferroviario, una infancia vivida entre trenes y raíles, vive la experiencia como una vuelta a aquellos años en los que llegaron a vivir sobre la estación de Pajares. María es una de las pasajeras que hoy ha viajado en el tiempo, en el tren histórico Rampa de Pajares, operado por ALSADos viajes hoy y uno más mañana por la mañana para recordar, en estos tiempos de Variante y Alta Velocidad, que hubo otro tiempo en el que las cosas iban a otro ritmo, que la rampa fue una de las obras de ingeniería más importante del siglo XIX (55 kilómetros de subida y un desnivel de casi 1.000 metros) y que, lejos de vagones de silencio, los viajeros compartían charla y comida.
Siete coches y 200 metros de composición forman el Rampa de Pajares. Tres de los coches (el de autoridades, el postal y el restaurante) han llegado desde Zaragoza, de la mano de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías, y los otros cuatro son de ALSA y forman la base del tren Felipe II, que realiza un recorrido turístico entre Madrid y San Lorenzo del Escorial. Son dela serie 3000/5000, construidos entre 1920 y 1950.
Lo dicho, siete coches, 200 metros y muchos años de historia. Porque el coche más antiguo, el del restaurante, data nada menos que de 1926. De la misma compañía que el Orient Express, estuvo al servicio de la línea parís-Madrid-Lisboa y se mantuvo en circulación hasta los años ochenta. Junto a este, el coche estafeta, con un buzón que, en su momento, era la vía más rápida para mandar una carta. Hoy mismo, quienes así lo han querido, han podido enviar una postal desde el tren, con matasellos histórico.
Al fondo, el de autoridades, de 1956, donde se llegaron a celebrar consejos de ministros en la dictadura de Franco. Moqueta, maderas nobles, sofás que se convierten en cama, baño completo y cocina que brindaban todo tipo de facilidades a políticos, directivos... Muchas imágenes del NODO dan buena cuenta de los viajes de Franco en este coche de autoridades.
Unas 460 personas disfrutarán el fin de semana de esta iniciativa que, por el momento, es única. En el primer viaje, el de esta mañana, han subido al Rampa de Pajares el consejero de Fomento, Alejandro Calvo; el viceconsejero de Infraestructuras y Movilidad, Jorge García; el presidente de ALSA, Jacobo Cosmen; el gerente de ALSA Rail, Antonio Ginés, y el director de zona Norte de ALSA, Luis Panizo.
A las nueve en punto ha partido el primer viaje de Gijón, con parada en Oviedo. A lo largo de los kilómetros, Puente Los Fierros, Malvedo, Linares-Congostinas, Navidiello, Pajares y, finalmente, Busdongo, tras recorrer el túnel de La Perruca, de 3.073 metros, que separa la vertiente leonesa de la asturiana. No podía fallar el tópico; niebla en Pajares, sol en Busdongo. Y allí, muchos curiosos, cámara en mano, dispuestos a hacer una foto histórica, como el propio tren, como el propio viaje.
Y en los coches de pasajeros, las autoridades, pero también el grupo de voluntarios de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril, que han hecho posible la experiencia. Dispuestos no solo a traer el tren hasta Asturias, sino a recrear de la mejor forma posible cómo era viajar en tren hace años, estaban Ángel Molinero y Eloy Trujillano (en la cafetería), Pado de la Orden (haciendo las veces de conductor de coche), Rubén Morán (interventor), César Herrera y Raul López (en el coche de Correos) y Carlos Abadías, como jefe de tren. A los mandos de la máquina, Santiago González.
Entre los viajeros, mucho nostálgico. Como María González, que abría este reportaje y que ha viajado con toda la familia; sus hermanos María Teresa, Enrique y Elena y sus hijos Luis y Miguel Balboa. En la memoria, las historias del abuelo y en el corazón, la emoción por recrear un viaje tantas veces explicado por él. Eduardo José González Castiñeiras llegó a ser jefe de estación de Oviedo y sus hijos y nietos hoy, han llevado hasta la cesta de picnic para, como decía María, volver a tener seis años.
También a la infancia volvían Rosa Fernández y Carlos Sandino, bilbaínos de origen, gijoneses de adopción, amantes de los viajes en tren, muchas risas compartidas recordando los trayectos en vagones de tablillas y las marcas del carboncillo marcadas en los pantalones.
Les escucha recordar Ekaitz Melguizo, también de Bilbao, que ha venido expresamente a Asturias para hacer este viaje histórico. A sus 19 años, este joven es un apasionado del mundo del ferrocarril, quizás influido por la infancia en Balmaseda. Como decía el consejero, todos ellos con sonrisa en la cara durante el viaje. Como Daniela Palacio y Apolonia Sánchez, que disfrutan de un refresco en la cafetería, encantadas con el paisaje y con el tren, mientras la madre le cuenta a la hija aquellos viajes suyos en tren en la infancia y la juventud.
Ha sido un día especial, reconocía Jacobo Cosmen. Para los viajeros y para ALSA, que mantiene la «ambición e intención de convertirse en operador ferroviario de viajeros». Y esta ha sido una manera de empezar a «hacer kilómetros, en este caso turísticos», para «aprender e ir introduciéndonos poco a poco». Agradeciendo la colaboración del Principado y de la Fundación del Ferrocarril, Cosmen apuesta por el «crecimiento de Asturias», por «atraer nuevos visitantes y generar una mayor agenda de actividades». Por el momento, los tres viajes de este fin de semana (mañana domingo partirá el último a las 9 horas, que pasa luego a las 9.27 por Oviedo y a las 10.45 de Pola de Lena), han sido únicos pero «el primer paso de un largo camino que queremos iniciar». No habrá por el momento una oferta permanente, pero «la ilusión sería poder ofrecido una asiduidad mayor», ha explicado Cosmen. La demanda y la posibilidad de lograr un equilibrio económico de la actividad marcarán su futuro.
Un futuro que pasará siempre por la Rampa de Pajares, a juzgar por el interés y la intención del Gobierno del Principado. El consejero Alejandro Calvo se felicitaba por el interés de ALSA por acceder al mercado del transporte ferroviario y apostaba por hacer «atractivo e intentar hacer rentables» servicios como este, que ayudarán a su vez a «mantener la infraestructura», por la que ahora pasa el tráfico de mercancías y de media distancia. «Está en unas magníficas condiciones y se le puede dar un uso tan atractivo como éste», ha dicho de la Rampa, que tiene «un valor patrimonial absoluto y que fue más importante que la Variante, porque rompió el aislamiento de la región».
Hablaban Cosmen y Calvo desde el coche de autoridades, en medio del traqueteo del tren, entre túneles y niebla, mientras el interventor se aseguraba de que todos los viajeros tuvieran su billete: el oficial y el conmemorativo, elaborado especialmente para la ocasión en una imprenta antigua, a imagen y semejanza de los que el abuelo ferroviario tuvo tantas veces en la mano.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.