El director del Musel del Ferrocarril de Asturias, Javier Fernández. José Simal

Gastar en trenes y dejar las vías viejas, el error que Feve repite desde los años 80

El director del Museo del Ferrocarril, Javier Fernández, repasa en una conferencia la primera década de Feve en democracia, una etapa clave: «De aquellos polvos vienen muchos de estos lodos»

Ramón Muñiz

Gijón

Jueves, 20 de junio 2024, 22:40

Está el Museo del Ferrocarril embarcado en un proyecto de largo alcance, revisando la historia de Ferrocarriles españoles de vía estrecha (Feve) y organizando conferencias sobre la misma, cada una centrada en una década. Este jueves el director de la institución, Javier Fernández ... , pronunció la centrada en el periodo 1980-1990, «los años de la reconstrucción», según presentó.

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«Entre 1972 y 1978 lo que teníamos es una empresa que boqueaba para sobrevivir, con material muy antiguo y vías en estado catastrófico. Había malos salarios y una falta total de eficiencia en la gestión», describió. Entre 1979 y 1980 se produce un cambio. «El Gobierno de la UCD pone un plan a diez años con el que pretende transformar la empresa, eso sí, con los directivos que eran los que ya estaban», agregó. El programa prometía un desembolso de 35.000 millones de pesetas en el ancho métrico, «una barbaridad de dinero que, realmente, se empieza a ejecutar con impulso los primeros años, pero luego se vive una crisis», indica. «Esto de anunciar grandes planes de inversión que luego no se sostienen en el tiempo no es tan moderno», desliza.

En 1982 llega el PSOE de Felipe González a la Moncloa. En Feve «cambian los gestores, llegan con una mentalidad más moderna y las inversiones que siguen se dirigen sobre todo a renovar el material móvil, algo muy típico de este país. Esto de creer que con comprar trenes nuevos arreglas todos los problemas sin darte cuenta que es inútil comprarte un Ferrari si vas a circular por un camino de cabras. Eso no soluciona nada», abundó.

El especialista reconoce en todo caso que la flota de entonces pedía a gritos una renovación, y que «buena parte del material que entonces se decide comprar sigue siendo el que utilizamos hoy». La Feve de entonces es una compañía que tiene que lidiar con el hundimiento del túnel de Carbayín, y que intensifica su actividad en el movimiento de mercancías, eso sí, con una dependencia del carbón acusada. «Suponía el 70% de la carga», cifra.

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«Es en ese momento cuando los gestores empiezan a decir que quieren especializar a la compañía en los tráficos de cercanías, y anuncian inversiones en ello, pero de nuevo, no se ejecuta todo», relata. En 1986 Juan Martínez Vilanova asume la presidencia de Feve y anuncia un cambio de logotipo. «Es muy propio de una empresa que va mal eso de intentar modificar tu logotipo como forma de variar su imagen reputacional», consideró Fernández. Tres años después entrará otro equipo al frente de la sociedad, pero lo que ocurrió después será objeto de otra conferencia. La de los 80, concluye, es una etapa que muestra que «de aquellos polvos vienen muchos de estos lodos».

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