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ÁNGELA RODRÍGUEZ
NAVIA.
Miércoles, 29 de junio 2022, 03:00
Hace meses, años, que los colectivos agrarios a lo largo del territorio nacional se plantan frente a la fauna salvaje. Una férrea oposición, -motivada por «daños impagables y una amenaza directa» a su modo de vida- que los ganaderos y agricultores intensifican ante «la superpoblación ... de jabalíes» y la expansión por Europa de la Peste Porcina Africana (PPA).
Así, ayer mismo, la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos instó a la Dirección General de Sanidad y Producción Agraria, y la subdirección de Higiene Animal y Trazabilidad del Ministerio de Agricultura «a extremar las precauciones para evitar la entrada de la PPA en España». Una enfermedad que ya cuenta con casos contrastados en zonas del norte de Italia o el suroeste alemán, cercanas en ambos casos a las fronteras de Francia. «Preocupada» por la expansión de la enfermedad vírica, la Unión propone al ministerio «aumentar el control sobre la fauna salvaje y el movimiento de animales procedentes de lugares con positivos».
La peste porcina, que alcanzó el territorio europeo por el este en 2014, ya se ha difundido, según el colectivo, en 15 países europeos. Un avance letal sobre el que el sector ganadero advierte. «Estamos avisando pero parece que no le importa a nadie. Ojalá no llegue, porque dado el completo abandono en que nos encontramos, desapareceríamos. El mayor riesgo de transmisión de esta peste es por el olfato o las babas, pero también las moscas y garrapatas conviven con estos animales y pueden transmitirlo al cerdo doméstico, con resultados letales. Además del riesgo sanitario evidente, los mercados se cerrarían», clama Fernando Marrón, coordinador regional de Usaga.
Si bien se cree que «el factor humano habría sido la causa del foco alemán», -donde se vincula los restos de alimentos de los trabajadores con la infección de los cerdos de una granja-, en la mayoría de los casos, la difusión de la enfermedad «se debe a los jabalíes». Así lo asegura la Unión que recuerda que «el papel de los ganaderos pasa por la vigilancia de la bioseguridad y el de la Administración por los recursos para controlar la fauna salvaje».
Y es que, según el sector agropecuario, la población de jabalíes se duplicó durante lo últimos 20 años, «provocando no solo problemas para el ganado, sino causando también graves inconvenientes de seguridad ciudadana y accidentes». «Hay una cantidad ingente de jabalíes, y no se caza. Eso es lo que necesitamos. Que el Principado autorice cacerías todos los fines de semana o incluso algunos jueves. No se van a extinguir, se van a controlar», sostiene Verónica Llano, ganadera de la localidad naviega de Cabanella.
Al igual que en otras zonas de la región, como Salas, Usaga ya solicitó la autorización de aguardos de jabalíes en Navia. Una zona en la que aseguran la situación con los suidos es «insoportable». «Ahora sacan el grano sembrado, pero en agosto, cuando la planta crezca, la tumban para que caiga la mazorca y darle de comer a las crías. Lo dejan todo fozado y en septiembre no se puede cosechar», clama Llano, apuntando que los ganaderos de la zona «gastaron además, hasta ahora, más de 1.000 kilos de maíz para ponerlo en los límites de las fincas y evitar que los jabalíes entren».
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