El funeral de Isabel Suárez acabó en bronca con Luis Lorenzo y su esposa

En el bar del pueblo dicen que «todos los días pasaba con el carrito de la compra y el paraguas camino del tren, para Grado; no faltaba un día y no solía hablar con la gente; saludaba, y ya».

También hay algo que todos recuerdan, una trifulca sonada. El día del funeral de María Isabel Suárez Arias, el 30 de junio de 2021, dos días después de su fallecimiento, en la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Valduno, salieron a relucir «las muchas diferencias existentes entre las familias, de las que ya se hablaba».

En plena misa, según cuentan varias vecinas que prefieren mantener el anonimato, Arancha, la mujer de Luis Lorenzo e hija de una hermana de María Isabel, se acercó a decir unas palabras de alabanza hacia su tía. En ese momento «empezaron los insultos hacia ella y se armó una buena allí. Luego el actor se puso a defenderla y a decir que su mujer siempre había tratado muy bien a su tía. En tanto, el cura, pedía respeto a todos los asistentes, mientras seguía la pelea, todo horroroso; sabíamos que las familias no se llevaban en absoluto y ese día se vio claramente». Lo curioso es que «todos nos fuimos olvidando de aquel episodio», cuentan los vecinos y ayer, al revivir el suceso, algunos volvieron a narrar un espectáculo bochornoso que removió en aquel entonces a la población de este lugar.

Es la única vez que recuerdan haber visto por allí al actor. La esposa de este, en cambio, fue habitual de la zona durante mucho tiempo, pues iba a visitar a su tía y, dicen algunos, «para convencerla de que se fuera con ellos a Madrid». Esta decisión «le costó mucho» a María Isabel y, dicen, ya nunca más se la vio feliz. Su esposo, Fulgencio Menéndez Muñiz, fallecido en junio de 2002, era originario del barrio de Lafuente, en Valduno. Allí permanece su casa, en la que vivió el matrimonio hasta la muerte de Fulgencio, y que ayer permanecía cerrada a cal y canto. «Viene el hermano de Fulgencio, José Luis, con bastante frecuencia, a ver cómo está todo y a cuidar algún animal que hay, pero él no vive en Las Regueras, así es que la mayor parte de las veces no lo vemos».

Dicen en el pueblo que el marido de la mujer presuntamente asesinada era un hombre huraño «y de mal carácter» y eso le apartó a ella del resto de los vecinos. «Se casaron ya de mayores y no tuvieron hijos». En Valduno comentan que ella vendía en el mercado de El Fontán los productos de su huerta. «Con lo que ganaba y lo de él, que era agricultor, fueron juntando un dinero, porque no eran nada 'gastizos', no salían nunca ni iban a ninguna parte».

Tras el fallecimiento de su marido, María Isabel se compró, «con el dinero de unas fincas», un piso en el centro de Grado, su lugar de origen, ya que ella había nacido en el pueblo moscón de Sorribas. En este inmueble adquirido fijó su residencia, aunque se la veía por Valduno a menudo, camino del cementerio parroquial en el que hoy reposan los restos de ambos en una sola lápida. «Se la volvió a ver alegre, de vez en cuando», recuerdan las vecinas, que no guardan, en cambio, buen recuerdo de la pareja de Luis Lorenzo, de la que hay quien dice que «la fue camelando y convenciendo para quedarse con todo».

«Tenía miedo de ir a Madrid», dice una vecina, «ya debió de ver que las cosas no estaban muy claras». Pero María Isabel se fue y en la capital acabó falleciendo, mientras residía con su sobrina y el marido de esta, hoy en el punto de mira por su supuesta implicación.