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M. MENÉNDEZ
GIJÓN.
Domingo, 24 de diciembre 2017, 01:50
Un osezno herido deambula por la comarca cántabra de Liébana y se acerca a las zonas pobladas en busca de alimento. Es una situación peligrosa tanto para los ciudadanos como para el propio animal, de alrededor de un año. Por eso, la Fundación Oso Pardo ( ... FOP) ha solicitado al Gobierno de Cantabria que intente capturar al osezno para evaluar sus lesiones y sus posibilidades de curación y rehabilitación.
El animal, que en condiciones normales aún debería ir acompañado de su madre, tiene herida la pata delantera izquierda, por lo que se ve obligado a acercarse a zonas pobladas en busca de comida. El ejemplar ha sido observado a distancia, pero los técnicos no pudieron deducir el alcance de la lesión. Desde la FOP se especula con que algo le haya sucedido a su madre y por eso el osezno esté solo.
La Dirección General de Medio Natural de Cantabria ha colocado carroña en la zona para suministrar antibióticos al animal, aunque presenta la dificultad de que no se puede controlar la dosis que permita proporcionarle la concentración mínima necesaria para prevenir infecciones. Pero aunque al final el procedimiento resulte efectivo, sigue siendo preciso capturar al ejemplar para tratarle la lesión que padece.
La presencia del osezno en Liébana fue detectada hace poco más de un mes y en las últimas semanas frecuenta entornos urbanos en busca de alimento fácil, como pueden ser manzanas caídas de los árboles. También fue visto por varios conductores cerca de una carretera, lo que supone un grave riesgo de accidente, al tiempo que protagonizó un incidente con perros.
Es por todo esto por lo que la FOP considera necesario capturar al animal, «aún asumiendo que la captura y sedación puedan suponer algún riesgo para el ejemplar», debido a que tiene «sus posibilidades de supervivencia muy disminuidas por una lesión de tipo desconocido y por la ausencia de su madre».
Por su lado, el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) está preocupado por la falta de alimento que los plantígrados padecen durante el invierno, máxime teniendo en cuenta que hay gran parte de ellos que no se guarece en cuevas para pasar estos meses a resguardo. «Seguimos sin tener a disposición de los osos las tan necesarias carroñas de invierno, mientras que su actividad cotidiana se realiza en medio de batidas de caza», advierte.
El Fapas indica que «las carroñas de invierno siguen siendo retiradas de las áreas de montaña». «El consumo de este alimento, un residuo procedente de la ganadería, se manifiesta como una auténtica oportunidad de alimento para los osos», añade.
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