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El Partido Socialista conmemora este fin de semana los cincuenta años del congreso de Suresnes, un punto de inflexión que supuso el fin ... de su etapa en el exilio con la constitución de una nueva dirección ya asentada en el interior del país y la renovación ideológica que le permitió, un año después, tras la muerte de Franco, irrumpir con fuerza en la vida política española de la mano de Felipe González.
En aquel congreso, celebrado entre el 11 y 13 de octubre de 1974 en la localidad francesa, tuvieron un papel «determinante» los socialistas asturianos, siendo la federación más numerosa seguida de cerca por la vizcaína –entonces las representaciones eran provinciales– «y su posición en relación con el liderazgo de Felipe González fue decisiva», relata Jesús Sanjurjo, secretario general de la Federación Socialista Asturiana entre 1975 y 1988 y actual presidente de la Fundación Barreiro.
Sanjurjo recuerda que la renovación del PSOE comenzó dos años antes, en el congreso de 1972, cuando ya gran parte de la dirección fue ocupada por dirigentes que residían en España, aunque de forma colegiada, por lo que aquella última cita en el país galo sirvió para ratificar el cambio y elegir a González como secretario general. Un joven que por aquel entonces aún era un auténtico desconocido, pero que había tenido mucha presencia en el Principado los años previos y se había ganado la confianza de los socialistas asturianos. «Teníamos mucha relación con el grupo sevillano, en el que estaban Felipe González y Adolfo Guerra, que eran unos jóvenes muy teóricos y marxistas y se encontraron con el socialismo asturiano, sosegado y tradicional, pero revolucionario, y hubo una compenetración muy importante», recuerda el gijonés Aladino Cordero, quien se encargó de coordinar la delegación asturiana, liderada por el ya fallecido Agustín González, quien también asistió al congreso, pero no como delegado sino como miembro de la ejecutiva saliente.
Cordero fue el encargado de negociar la candidatura con el resto de federaciones y, asegura, no fue tarea fácil. «Hay quien desconfiaba, sobre todo en el exilio americano, porque entendía que Felipe era demasiado revolucionario, pero les acabamos convenciendo», dice al tiempo que compara la ilusión generada en aquel momento con la que provocó el último proceso de primarias de Pedro Sánchez. Y, siguiendo con los paralelismos, equipara también las dudas que algunos veteranos tuvieron hace cincuenta años con respecto a la figura de quien poco después ocuparía la Presidencia del país, con los recelos que el propio Felipe González muestra ahora con respecto a Pedro Sánchez. «Felipe representaba la renovación entonces y ahora es Pedro Sánchez quien representa la adaptación del PSOE a la actualidad», defiende.
De aquella época habla también con emoción Rubén Suárez Begega, entonces un joven de Barredos, quien recuerda la importancia que tenía en aquel momento acabar con el exilio. «Necesitábamos una dirección en el interior de España porque era donde estaba la lucha», señala, mientras celebra que aquel hito supuso «un despegue importante para el partido, aumentando los cuadros, porque aunque seguíamos en la clandestinidad, se vislumbraba el fin del franquismo y la gente estaba ilusionada». Participaron también en la delegación asturiana Pablo García y Florentino Antuña, así como los ya fallecidos Arcadio García y Emilio Barbón, entre otros.
Los tres recuerdan con anhelo aquel espíritu combatiente, pero entienden que el partido vive ahora un momento histórico muy diferente. «Nos queda un partido que desde entonces ha asumido responsabilidades muy notables en la vida política y social de España. Pero estamos en un sistema democrático consolidado y eso poco tiene que ver con la España de hace 50 años, con ausencia de libertades y represión ideológica, además de fuertes diferencias sociales. El salto es extraordinario, pero el PSOE sigue siendo una pieza esencial de la política española», reflexiona Sanjurjo, quien asume que el peso cuantitativo del PSOE asturiano nada tiene que ver con el que tuvo en Suresnes, «pero la FSA sigue siendo un elemento sustantivo dentro de la vida orgánica del partido porque el PSOE en Asturias tiene una trayectoria y presencia que otras regiones no tienen».
Una reflexión que comparten también Aladino Cordero y Rubén Suárez Begega. Cordero entiende que la federación socialista fue un «referente» dentro del PSOE en aquel último congreso en el exilio, pero se muestra convencido de que también lo es ahora. «Mantiene un protagonismo», destaca. «Quizá ahora pintemos un poco menos en número de votos, pero seguimos siendo influyentes», concluye Begega,
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