Francisco Álvarez-Cascos se siente víctima de un «linchamiento civil y político»

Cascos estuvo acompañado por familiares y amigos, así como por el actual presidente del Principado, el socialista Adrián Barbón, el expresidente Juan Luis Rodríguez Vigil y el autor de la obra, José Pantaleón. Barbón explicó que los cuadros de los diferentes presidentes autonómicos están colocados justo en la zona que cubre la sala del Consejo de Gobierno, en el camino hacia el despacho de Presidencia. Suponen así una «mirada obligatoria» y es una forma de «recordar el tiempo», dijo el jefe del Ejecutivo regional.

El cuadro de Cascos se ubica entre el de Vicente Álvarez-Areces y el de Javier Fernández. Barbón ha anunciado que está previsto que el año que viene se presente el retrato oficial de Areces, que sustituirá a la fotografía actual y se sumará así a la galería de presidentes.

Cascos cerró el acto. Visiblemente emocionado, sobre todo cuando habló en presencia de sus hijos del tiempo que no había estado con ellos por dedicarse a la política. Agradeció a Barbón por, además de dejarle cerrar el acto, la iniciativa de recuperar la tradición de la galería de retratos en la sede de Presidencia.

«Compartir los valores institucionales no es entronizar los consensos para silenciar discrepancias ni, mucho menos, consagrar los pactos del 'duernu', como se decía eufemísticamente cuando el uso del bable no era polémico, o los pactos del 'pitorro' que se llevan ahora en tiempos de polémicas lingüísticas. En política, compartir los valores institucionales es convivir cívicamente con los programas de gobierno de los diferentes partidos y respetar personalmente por igual a todas las personas que se entregan al servicio público con honradez», señaló.

Cascos tiene pendiente un juicio por apropiación indebida –está fijado su inicio para el 7 de enero– tras la denuncia de la actual dirección de Foro, el partido que él fundó. El expresidente del Principado dijo que lleva 40 años de servicio público «con dedicación plena», un tiempo que se vio «truncado» en 2019 por el «linchamiento civil y político» perpetrado por la «bajeza política y por la ruindad, la ambición y la ingratitud personal de quienes, siguiendo la peor de las tradiciones cainitas de nuestra tierra, pusieron en marcha una querella basada en insidias».

Se trata de una querella que Cascos confía que la justicia asturiana «esclarezca en esta vida o, como creyente, tengo fe que la esclarecerá la justicia divina en la otra vida, la que me conceda Dios bajo el amparo del manto de nuestra Santina».