A las 11.09 de ayer el AVE S-106 dejaba puntual Sanz Crespo, llevándose su promesa de alta velocidad y dejando la estación 'provisional' de Gijón con su dinámica habitual de media mañana. En la pantalla de información de la red de ancho métrico, ... la asociada a Feve, figura en letras rojas el «cancelado» para los trenes a Oviedo de las 12.05 y el de las 12.42 a Avilés. Al final del día los servicios suprimidos se contaban en número de 33. Entre los caídos hay conexiones entre las tres principales ciudades de Asturias, pero también cercanías de Siero y Trubia con Oviedo, y regionales con Santander.
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Tal y como avanzaba ayer EL COMERCIO, esta nueva crisis de cancelaciones masivas lleva prolongándose dos semanas, con picos como el del lunes, cuando no circularon 40 de los trenes programados. El martes fueron algo menos, el miércoles y el jueves rondaron la treintena. En total desde el día 10 van algo más de 260 trenes sin salir.
El sindicato de maquinistas Semaf dio el primer aviso, semanas atrás, al advertir de que estaban quedando trenes sin salir por falta de maquinistas. La situación se ha deteriorado al punto de que, según completa UGT, cuando sí hay conductor, lo que faltan son trenes. Los que hay están obsoletos, se averían con frecuencia y en los talleres de El Berrón hay carencia de especialistas en mecánica y electricidad, pero también de repuestos.
Tal y como muestran las fotografías que acompañan esta información, en los últimos meses se venía constatando que la empresa estaba tirando de material móvil con desperfectos más que evidentes, una situación que, de no tomar medidas, anticipaba un incremento de las averías. Según las fuentes ferroviarias consultadas, las 33 cancelaciones registradas ayer se dieron todas por no tener trenes disponibles para prestar el servicio.
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Son problemas conocidos. La falta de recambios ya provocó en ocasiones anteriores cancelaciones masivas, algo que se resolvió cambiando los sistemas de compra de compuestos, acopiando materiales por delante, una logística que, según lo denunciado por UGT, estaría volviendo a fallar. Desde Renfe ayer eludieron concretar el volumen de supresiones y limitan la situación de ayer a «modificaciones del servicio» programado «debido a causas operativas».
La situación está enojando a la plantilla y mueve a la escandalera a los afectados. Marifé Suárez recurre a Feve cada dos semanas para desplazarse entre Avilés y Muros de Nalón. «Cogerlo estos días es una lotería, no sabes si va a estar», cuenta. En la víspera tuvo suerte. «Llegué a la estación y el que quería coger salía, pero el siguiente ya estaba cancelado». La viajera coincide en que de un tiempo a esta parte los trenes que circulan se ven en peores condiciones. «El de ayer era una guarrería, tenía el suelo sucio de algún líquido o algo, y es cada vez más frecuente encontrarlos así».
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Luis Ortiz es viajero de todos los días. Lo suyo es moverse en ancho métrico desde Candás a Oviedo o Gijón, por trabajo, a veces acompañado de una bicicleta. «Tengo muy mala experiencia, suprimen muchos, sobre todo por la mañana. El de las 7.23 de Gijón a Avilés ya sé que no puedo contar con él, porque al menor contratiempo es de los que se caen siempre», detalla.
Si no llega tarde al trabajo es porque «sé lo que hay y siempre vengo con tiempo». Considera Ortiz que el viajero de Feve habitual «está ya resignado. Tenemos trenes con muchos años, que ahora tienen demanda, no dan abasto y siguen circulando en tramos como Gijón-Avilés, donde no se ha hecho una mejora de trazado».
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«Los trenes están machacados», confirma Beatriz Siega, viajera habitual de la línea Gijón-Laviana. Indica que las obras de rehabilitación le han sentado bien a la conexión, pero «hay trenes que dan pena y dolor cómo están». Como otros usuarios, Siega aprovecha la conversación para reclamar «que vuelvan los interventores a los trenes, porque ahora hay muchas personas que no se saben comportar y ponen los pies encima de los asientos».
«Me da mucho coraje esa situación, ver cómo se estiran en los asientos», abunda Roberto Campos. Jubilado, se sube a los trenes para reencontrarse con amigos en Lugones y Oviedo, y ahora lo hace de mejor humor. Tiene la tarjeta azul de Conecta; «Para la gente de mi edad es un alivio porque la pasas y ya está, te cobra lo que era. Antes tenías que pelearte con las máquinas, que unas veces funcionan y otras no... Te vuelven loco».
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