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PALOMA LAMADRID
Sábado, 10 de agosto 2019, 03:47
El fin de la actividad extractiva en las minas de carbón no puede suponer, en modo alguno, la desaparición de Hunosa. Este fue el mensaje que trasladó ayer el presidente de la hullera pública, Gregorio Rabanal, durante el día dedicado en la Feria Internacional de Muestras de Asturias (Fidma) a la compañía. Numerosos representantes de la política, el mundo empresarial y los sindicatos acudieron al acto institucional celebrado en el estand de Hunosa, completamente remodelado para presentar las líneas que marcarán su futuro. «Pretendemos que el fin de la minería del carbón no sea el de la empresa», apuntó Rabanal, quien apuntó a los servicios energéticos y el medio ambiente como las los sectores en los que Hunosa pretende centrar su actividad.
La «punta de lanza» de los nuevos proyectos de la hullera dependen de la central térmica de La Pereda, en Mieres, «que se tendrá que transformar en los próximos dos años para dejar los combustibles fósiles». La geotermia, en la que Hunosa lleva años trabajando, también será un eje principal dentro del plan industrial. De hecho, el próximo año la red se extenderá a Langreo, donde se aprovechará el calor del pozo Fondón para abastecer de calefacción a varios edificios.
El Lavadero Batán, asimismo, ocupa un puesto destacado en la planificación de la compañía para los años venideros. Un claro ejemplo de la diversificación que encara Hunosa tras el cierre de las minas -en Asturias solo queda en activo el pozo Nicolasa para abastecer a La Pereda- es esta instalación que antes se dedicaba a lavar el propio carbón que se extraía de los yacimientos asturianos. Ahora lava combustible de alta calidad para el mercado metalúrgico, «que sigue siendo pujante», indicó Rabanal.
En España, solo la hullera, detalló su presidente, ofrece este servicio, enfocado al carbón de importación que luego se exporta. «Y en Europa hay pocos», por lo que el Lavadero Batán tiene un amplio mercado ante sí para mantener la actividad. De hecho, en los últimos dos meses y medio se han lavado 30.000 toneladas y la previsión de Rabanal es cerrar el año con una cantidad comprendida entre 150.000 y 200.000. «Así, se prolonga la vida del lavadero más allá de las explotaciones mineras», un objetivo vital para Hunosa.
En cuanto a la plantilla, ha descendido hasta las 750 personas -la plantilla a finales de 2018 llegaba al millar- y Rabanal calcula que quedará en 450 trabajadores en 2023, cuando finalizaré el plan de empresa acordado con los sindicatos y que incluye un ERE con salidas no traumáticas. Una cifra de empleados que será «estable», al menos de momento. En el acto también intervino el consejero de Industria y Empleo, Enrique Fernández, que ofreció a Hunosa la colaboración del Principado para «buscar en Europa los fondos destinados a las regiones mineras en transición y aquellos dedicados a la innovación». Por su parte, la alcaldesa de Gijón, Ana González, felicitó a la hullera por continuar «una historia que quiere seguir formando parte de la realidad de Asturias».
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