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a Cámara de Comercio fue una especie de patronal de los empresarios locales que se creó en 1898. Luis Adaro y Magro, como presidente, propuso crear una Exposición Regional que se inauguró el 23 de julio de 1899, con más de 122.000 visitantes en casi dos meses. El lugar elegido fueron los Campos Elíseos. Como pabellón principal se utilizó el teatro-circo Obdulia. Había un hermoso pabellón de Artes Industriales con cúpula y otro de Bellas Artes. El arquitecto del recinto fue Mariano Marín.
No hubo más eventos así hasta la primera Feria de Muestras Asturiana, que fue inaugurada por Primo de Rivera el 15 de agosto de 1924 y clausurada, el día 31, por el príncipe de Asturias.
Se celebró en el paseo de Begoña, porque era el mayor espacio de ocio de Gijón y brindaba la ventajosa posibilidad de conectarse al alumbrado público.
De su creación, y hasta 1931, se encargaron Felipe Menéndez como presidente y Romualdo Alvargonzález Lanquine como secretario general. En sólo 16 días acudieron 145.000 visitantes y las transacciones superaron los tres millones de pesetas. Dos emblemas de las llambionadas asturianas, como las princesitas de la confitería La Playa o los carbayones de Camilo de Blas, se crearon en 1924 y fue por y para la Feria.
En 1925, la Feria volvió a los Campos Elíseos, aunque no ocupó toda la extensión de 1899, sino las manzanas entre Ramón y Cajal y Vicente Innerarity. En 1926 fue distinguida como Oficial e Internacional, la única de España junto con la de Valencia.
Entre 1928 y 1930, con la intención de aumentar el espacio y la oferta expositiva, se amplió el recinto incluyendo la manzana entre las calles Alarcón y Felipe V, y allí se celebró, al mismo tiempo, la primera Exposición Agropecuaria. La extensión del recinto ascendió a 38.000 metros cuadrados. En 1928, hubo 375 expositores y acudieron 395.000 visitantes. Tanto la Feria de Muestras como la Exposición Agropecuaria contaron con un pabellón de Ganado-Horticultura y una pista de exhibición para los concursos. La Exposición Agropecuaria de 1929 contó con un pabellón dedicado a las artes lácteas y un enorme acuario que fue concebido como el mejor del país en aquel momento y la recreación de una explotación minera.
Con la instauración de la República, en abril de 1931, el Consistorio le retiró la subvención municipal de 100.000 pesetas a la Feria y obligó a la Cámara a devolver las ayudas recibidas en ediciones anteriores. En resumen: acabaron con la Feria de Muestras.
La República, la Guerra Civil, la posguerra y la segunda Guerra Mundial afectaron decisivamente para que se tardase tanto en repetir un certamen similar. En 1946 se hizo, por iniciativa privada, una Exposición de Productos del Noroeste de España (contabilizada como octava edición) que no fue sino un islote en el tiempo, que, a su vez, tras 16 años de espera se tardarían otros 19 en que hubiera otra. Como hecho altamente anecdótico: la visitó Franco y le hicieron un atentado a la entrada que no prosperó ni trascendió. Se hizo en la manzana del Continental con 105 expositores.
Luis Adaro Ruiz-Falcó llegó a la presidencia de la Cámara de Comercio en 1963, cuando las oficinas estaban en la calle Felipe Menéndez. Se trasladaron a la calle Instituto y se inauguró la nueva sede el 14 de agosto de 1964 con la presencia del ministro de Comercio. Hasta agosto de 1965 no dejaron de sucederse exposiciones monográficas resultando fundamentales para recuperar las ferias de muestras: los Salones Industriales y Comerciales de febrero, abril y junio.
Ahora sí. Tras 19 años de sequía expositiva: se organizó una Feria de Muestras, entre el 8 y el 19 de agosto de 1965, ocupando el codo de las actuales avenidas de Manuel Llaneza y Constitución, incluyendo la Escuela de Peritos y la calle San Juan de la Cruz. Sus promotores fueron Luis Adaro y una figura clave para los restos: el director general Pedro García-Rendueles.
Los vecinos afectados no podían entrar o salir de casa de 10 a 22 horas, tenían un pase gratis para la Feria en compensación, y unas escaleras desde la calle para acceder a sus viviendas.
Al año siguiente se produjo otro cambio de emplazamiento, el que daría pie al asentamiento definitivo. Adaro y Rendueles consultaron al Sporting si les cedían el uso de una estructura de hormigón anexa a la Tribunona, que llevaba abandonada desde 1957, para usarla como pabellón principal. También se ocuparon los bajos de El Molinón y el tercio oriental del parque Isabel la Católica. Hubo 650 expositores repartidos entre 320 stands y en un entorno de 50.000 metros cuadrados.
En 1966, Claudio Fernández Junquera propuso crear un Consorcio que se repartiera la propiedad de los terrenos que adquirirían para establecer de manera fija su recinto ferial en la margen derecha del Piles. La propiedad se repartió principalmente entre el Principado, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio de Gijón (75%).
Por primera vez, en 1967, la Feria se celebró en la margen derecha del Piles y en un recinto propio. Eran unos terrenos lacustres rodeados por un meandro del Piles, que hubo que desecar y rellenar para terraplenarlos. Para cruzar al otro lado, Duro Felguera hizo un puente que unió la Tribunona con la vega derecha del Piles.
La edición de 1968 contó con 1.253 expositores y el domingo, 11 de agosto, fueron más de 60.000 personas por lo que hubo que dejar de vender entradas. Adaro materializó su idea de crear un pueblo asturiano con un esmerado repertorio etnográfico al que singularizó con un helipuerto y un helicóptero para hacer excursiones.
En 1970 fue la visita de los príncipes Juan Carlos y Sofía. El Pabellón Central y la Galería Comercial se acabaron para la edición de 1971 y la Feria se desvinculó de la Tribunona. En 1972, la Feria obtuvo la categoría de Nacional y el museo del Pueblo de Asturias quedó plenamente integrado en el recinto. En 1973 se hizo el primer pabellón de la Caja de Ahorros, que es el que hoy ocupa Telecable. Al año siguiente se hizo el Pabellón de las Naciones, sobre lo que había sido una escombrera, y el del Ayuntamiento de Gijón, con un Observatorio Meteorológico arriba.
Luis Adaro dimitió en 1978 y le relevó un preparadísimo Claudio Fernández Junquera, a quien le tocó hacer frente a la presión del nuevo Ayuntamiento democrático y del Principado. El recinto ferial llegaba hasta la orilla del Piles y, en 1981, se abrió el paseo del Doctor Fleming, el recinto se retranqueó y se hizo una puerta monumental. La Feria logró la distinción de Internacional en 1985.
En 1989 se admitió a 1.700 expositores y 100 tuvieron que quedar en lista de espera. El Principado le otorgó a la FIDMA la Medalla de Plata. Vicente Álvarez Areces, entonces alcalde de Gijón, planteó hacer un Palacio de Congresos y en 1991 ya se usó su planta baja, pero se dio por finalizado en la edición de 1992.
En 1993 concluyeron las obras de construcción del Pabellón de Asturias y en 1994 se inauguró el pabellón de la Expo de Sevilla con su icónico oso pardo móvil. Tudela Veguín construyó su propio pabellón, en 1998, y brindó a los visitantes exposiciones de cuadros de los mejores pintores asturianos, su incomparable colección de Sorolla y hasta un Andy Warhol. Este año se amplió el Palacio de Congresos.
En el 2000, Cajastur hizo su pabellón actual y al año siguiente lo hizo Banco Herrero. El Ayuntamiento de Gijón rehízo el suyo en 2002, y en 2003 se hizo el Pabellón Atlántico. En 2006 se hicieron el nuevo Pabellón Central, el del Principado de Asturias y la nueva entrada principal cubierta, con motivo de las 50 ediciones de la FIDMA.
En 2011, Félix Baragaño fue nombrado presidente de la Cámara de Comercio y tuvo como directores generales de la Feria a Álvaro Muñiz y Álvaro Alonso. En este periodo ya no hubo tanto cambio físico ya que el gran causante del estado actual fue Álvaro Muñiz. La dupla Baragaño-Alonso se encargó de tecnologizar la actividad ferial, lograr una perfecta adaptación a los nuevos medios digitales, fomentar la sostenibilidad y aumentar el número de actividades dentro del recinto. A día de hoy tres proyectos se encuentran sobre la mesa: el vial que una Doctor Fleming con la carretera del Infanzón, una remodelación del recinto y la instalación de paneles solares en el Pabellón central. Novedades todas para una Feria más moderna y en constante evolución.
Los protagonistas
Artífices. Estos son algunos de los rostros que han configurado la cita gijonesa que conocemos hoy: del olvidado Felipe Menéndez a la actualidad.
Cuando ya contaba con 50 años fue el promotor de lo que hoy conmemoramos: los 125 años de la Exposición Regional en los Campos Elíseos y los 100 años de la Feria de Muestras. Este reputado geólogo e ingeniero de minas dirigió la Societé D'Eichthal et Comp entre 1874 y 1975, teniendo en su poder las minas Mosquitera, María Luisa y La Justa. En mina Mosquitera es donde instaló el primer lavadero mecánico de carbón que hubo en Asturias. Él fue quien fundó la empresa Adaro y Marín que continuó su hijo Luis Adaro Porcel antes de fundar Adaro S. A. También fue socio fundador de la Caja de Ahorros de Asturias. Luis Adaro y Magro fue el autor del Mapa Geológico de España en 1909 y asesoró al rey Alfonso XIII numerosas veces sobre minería, siderurgia y la Marina de Guerra, tras escribir el libro/ informe 'Los carbones nacionales y la Marina de Guerra' en 1878. También fue director del Instituto Geológico y Minero de España entre 1910 y 1915.
Hablar de Luis Adaro es abarcar lo inabarcable. Este doctor en ingeniería de minas promovió el alumbramiento de la nueva etapa de las ferias de muestras desde su llegada a la presidencia de la Cámara de Comercio, en 1963. Dimitió de este cargo en 1978 tras haber fructificado una intensísima labor «constructora» tanto del certamen como del recinto. Él y Pedro García-Rendueles alcanzaron lo que hoy disfrutamos: una Feria Internacional de Muestras de Asturias en un recinto ferial propio, definitivo y permanente. A Luis Adaro se le debe también la creación del museo del Pueblo de Asturias y la traída de diversos elementos del patrimonio etnográfico asturiano, así como las sucesivas ampliaciones hacia el norte. Su enorme afición a la cultura le llevó a ir creando la llamada Hemeroteca Provincial que hoy se encuentra en la Escuela de Comercio. Entre tantísimas cosas, podemos destacar su asesoramiento sobre la ubicación del Aeropuerto de Asturias y el impulso para hacer el Museo de la Minería y la Industria en El Entrego.
El primer presidente de la Feria de Muestras Asturiana es un gran olvidado por los investigadores y las instituciones, no se conoce de él ni su biografía aunque sea medianamente. Entre 1922 y 1925 presidió la Junta de Obras del Puerto y bajo su mandato se concluyó el dique Norte y el segundo espigón de trasatlánticos de El Musel. Ejerció cargos de responsabilidad en el Banco Minero y fue el precursor de la Mutua Asturiana de Accidentes de Trabajo, por eso tiene ahí, ante este edificio regionalista, su calle desde 1926
Este ingeniero industrial ideó la forma de ejecutar las ferias de muestras entre 1924 y 1930, buscándoles emplazamiento. Como una de sus aficiones era el cine, ordenó grabar la estancia del Príncipe de Asturias en agosto de 1924, cuando fue elegido diputado provincial, y más tarde diputado en Cortes durante la República. Su reflejo en Gijón se proyectó en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, de la que fue director. En 1930 fue designado delegado de España en la Exposición Internacional de Lieja y Amberes. Fue comisionado en la Exposición Universal de Filadelfia
Este arquitecto, de estilo básicamente ecléctico, dejó su sello en buena parte del Gijón de finales del siglo XIX, de cuyo repertorio cabe destacar el palacete para Alejandro Alvargonzález en la esquina de la calle Capua o las ampliaciones de la calle Álvarez Garaya y la plaza del Carmen. Pero lo que suele pasarse por alto tanto sobre su obra como sobre su importancia para las ferias actuales: es que fue el proyectista que diseñó el espacio de la Exposición regional, la puerta monumental de entrada y algunos pabellones
Su capacidad de liderazgo y de ejecución lo llevó a ser el director general de la Feria de Muestras de la mano del presidente Luis Adaro y luego de Claudio Fernández Junquera. Pedro García-Rendueles estaba en la sombra, pero era el que ejecutaba, negociaba y hacía realidad cada edición. Él también fue, junto con Adaro, un verdadero obseso por el arbolado del recinto y también contribuyó al traslado de la sede de la Cámara de Comercio a la calle Instituto, a la organización de las miniferias de 1964 y a la obtención de la Tribunona como pabellón central aunque fuese de prestado
Fue el perfecto sucesor de Luis Adaro en la presidencia de la Cámara de Comercio desde 1978. Le tocó hacer frente a una situación nada fácil, la de pelear contra la Administración local y autonómica para salvar del peligro su patrimonio más importante: la Feria. Sus ojos vieron cómo nació una calle para separar el recinto del río, cómo se definía un cierre físico sobre su perímetro, hizo una puerta monumental con una plaza delantera y compró nuevos terrenos para ampliar el recinto. Su obra culmen fue el Palacio de Congresos
El actual presidente del Ateneo Jovellanos es el gran constructor de la FIDMA que hoy disfrutamos. Entró como cajero en la Cámara de Comercio en 1975 y se jubiló como director general de la Feria en 2019. En 1992 ocupó el cargo de director adjunto a Pedro García-Rendueles hasta que le sucedió en el cargo en 2000. 45 años detrás del certamen: casi todos los grandes pabellones actuales se levantaron bajo su mandato (Central, Atlántico, Palacio de Congresos, Ayuntamiento de Gijón, Principado, Banco Herrero, Cajastur, Corporación Masaveu…). A ello hay que sumarle la nueva puerta principal cubierta y el punto limpio
Otra pieza clave en el organigrama de la Cámara, ya que ha sido durante muchos lustros el director técnico de la Feria y el gerente de Mercaplana, es decir que bajo su responsabilidad estaban todos los trabajadores de mantenimiento para que las instalaciones estuvieran perfectas y operativas en el momento que se necesitasen. Lo que muy pocos saben es que a Miguel se le debe la redacción y catalogación de un inventario de toda la flora del recinto ferial, que ha sido un documento pionero, entre 1996 y 1997. Posiblemente estemos ante el primer catálogo botánico de Gijón y de Asturias
La primera mujer que entró a trabajar en la Cámara de Comercio de Gijón fue Carmen Fernández, en 1963, cuando estaba de presidente Luis Adaro, en las oficinas de la calle Felipe Menéndez. Empezó como taquimecanógrafa y terminó siendo, tras 50 intensos años rindiendo al máximo, la jefa de contabilidad de la entidad. Todas las transacciones, ingresos, gastos, facturas, etc. eran revisadas por Carmen de manera escrupulosa. Se jubiló en 2013
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