Las investigaciones apuntan a que la muerte de la niña asturiana en Ledesma fue por causas naturales

Ayer por la mañana, la recepción del balneario del Montepío recibió una llamada de auxilio pidiendo la intervención rápida de los servicios médicos. El facultativo de urgencia fue a la habitación que la pequeña compartía con su abuela, con quien pasaba unos días de descanso. Ni él ni el 112, que se desplazó rápidamente al lugar, a treinta kilómetros de la capital salmantina, pudieron hacer nada por salvar la vida de la niña, que pasaba unos días de estancia en el conocido balneario, gracias a una de las becas de la fundación social del Montepío de vacaciones terapéuticas. Antes, había estado acompañada también de sus padres y un hermano.

La pequeña padecía un 77% de discapacidad y había sido operada del corazón hacía solo unos meses. La familia, socia del Montepío y Mutualidad de la Minería Asturiana, vive en Oviedo, aunque es natural de Riosa. Ella era alumna del Colegio de Educación Especial de Latores.

Tras lo ocurrido, el Montepío expresó su pesar por lo acaecido, en «un día muy triste para la familia mutualista y para todo el balneario de Ledesma. Nuestro apoyo a la familia. Descanse en paz».

También los trabajadores del balneario de Ledesma se mostraron «conmocionados» y quisieron hacer público «todo nuestro apoyo a la familia, ligada a la casa por el mutualismo social del Montepío de la Minería Asturiana».

Lo triste, lamentaba la subdelegada del Gobierno en la provincia, Encarnación Pérez, «es que, por las razones que sean» haya fallecido «una niña tan pequeña, con toda una vida por delante».