Sergio Suárez López, presidente de la IGP Faba Asturiana: «Necesitamos más productos fitosanitarios para combatir los hongos en las plantaciones»

-¿Cuáles fueron sus inicios como agricultor?

A los 22 años dejé la carpintería y me involucré en un pequeño negocio familiar que tenían mis suegros. Ambos eran cosecheros de fabes en Coaña. Mi suegro se enfermó y ya no podía hacerse cargo de la empresa y yo empecé a aprender y me hice cargo de las plantaciones. Desde entonces no he hecho otra cosa. Y es una decisión de la que no me arrepiento. Al contrario, pese a las dificultades que está atravesando el sector, me siento muy orgulloso de todo lo que he logrado porque durante años he dado de comer a mi familia de una manera honrada y honesta. También tengo ganadería, que es otra de mis pasiones.

-Si echa la vista atrás, ¿en qué han cambiado las cosas?

-Ha cambiado todo. Cuando yo empecé eran otros tiempos. Antes la mano de obra que había era toda familiar, las ayudas que daban no eran tampoco como las de ahora y no tenías en muchos casos de quién aprender. Los comienzos fueron difíciles, para un chaval del 22 años dejar todo lo aprendido hasta ese momento y pasar a ser autónomo y depender sólo de la agricultura fue un paso importante. Pero todo lo que soy y tengo se lo debo a las fabes.

-En 2020 le nombraron presidente de la IGP Faba Asturiana con unos objetivos. ¿Cuáles eran?

-Especialmente la profesionalización del sector y seguir potenciado la proyección de este producto. Creo que no lo hemos hecho mal. Hemos trabajado duro, pero aún queda trabajo por hacer. Dentro de pocos días se convocarán elecciones y la persona que venga va a tener que enfrentarse a una situación compleja, pero siempre se puede.

-¿Qué problemas enfrenta el sector?

-La falta de formación. Para empezar una actividad de cero es necesaria la formación y muchos jóvenes que empiezan en este sector no cuentan con la formación necesaria. Eso es un problema. Apostar por la formación de los nuevos agricultores es lo que garantiza que no dependan en un futuro de las ayudas. Porque si te formas, eres capaz de gestionar los buenos y malos momentos, estar preparado para las malas cosechas.

-Pero, no hay relevo generacional… ¿por qué?

-Pienso que el que quiere meterse en esto tiene que tener claro que los resultados no son inmediatos. Especialmente el cultivo de fabes requiere horas y horas de dedicación. Es vital entender que durante 5 meses del año no vas a obtener ninguna recompensa por tu trabajo, por eso es tan importante formarse, tener paciencia y entender que el éxito no se consigue de un día para otro. Hay que ser conscientes en dónde nos estamos metiendo. Y lamentablemente muchos jóvenes que deciden emprender buscan la inmediatez y los resultados rápidos. El mundo de la faba no es así. Los jóvenes deben tener muy claro los costes de producción. Los números se levantan y se acuestan con nosotros.

-La última cosecha fue la peor en 25 años, con una caída en la producción del 70% debido a la antracnosis. ¿Cree que hacen falta más herramientas para luchar contra las plagas?

-Sí. Sobretodo más fitosanitarios para atacar los hongos en los cultivos. Algunos productos se han prohibido y ahora no se permite su utilización y ante esta situación los agricultores se quedan sin herramientas para combatir los hongos en sus plantaciones. Es verdad que desde el Principado se pondrán en marcha este año dos ensayos en fincas con medios biológicos de control, uno en oriente y otro en occidente, para investigar con recursos propios la afección de la faba. Además, el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) ya está trabajando en el desarrollo de pesticidas biológicos para luchar contra esas plagas. En ese sentido, creo que el Principado y el Serida y las administraciones en general están realmente involucradas y colaborando en todo lo necesario.

-Además del hongo de la antracnosis, ¿qué otros factores influyeron en la mala cosecha del último año?

-El tiempo. Porque si hay sequía se puede resolver con el riego constante a las plantaciones, pero el exceso de lluvia es muy difícil. La falta de fitosanitarios para combatir las plagas y los hongos y también el hecho de que actualmente no tenemos una semilla resistente a los hongos, aunque el Serida ya está trabajando en ello.

-¿Qué expectativas ve para el futuro de la faba asturiana?

-Es complicado porque precisamente cuando hay muerte ya no hay cura posible. Lo que debemos intentar es no llegar a esa muerte. Hay que innovar ahora, investigar y atacar el problema para no volvernos a enfrentar a otra mala cosecha, porque además, cada vez quedan menos productores. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay factores como el mal tiempo que nunca podremos controlar.

-Medio Rural dará hasta 2.200 de euros por hectárea para paliar los efectos de la última cosecha. ¿Cómo lo valora?

-Muy bien, porque esas ayudas ahora son vitales para que los productores puedan volver a empezar con la próxima cosecha. Sin esas ayudas es imposible. Sin embargo, las ayudas no son la solución definitiva al problema, por eso es tan importante contar con más productos fitosanitarios para combatir las plagas y que la semilla de la faba sea resistente al hongo.