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Un artículo de Manuel Vicent, publicado en diciembre de 2021 con el título 'Bajo tierra', ha dado lugar a nueve de las trece preguntas planteadas ayer en el primer examen de la EBAU, el de Lengua Castellana y Literatura. Los estudiantes asturianos, algo descontentos con ... el contenido de esta prueba, tuvieron que desplegar sus conocimientos de sintaxis, hacer reformulaciones léxicas y analizar el texto a nivel morfológico. También les 'cayó' la novela española de preguerra o el ensayo desde 1939. Y además, demostrar su capacidad lectora a partir de un poema de Luis García Montero o una obra teatral del dramaturgo Juan Mayorga, Premio Princesa de Asturias.
Para poder asistir a la prueba de la EBAU, imprescindible presentar el DNI y no llevar dispositivos digitales, ni reloj inteligente, ni tablet, ni mucho menos teléfono móvil. En el examen de Lengua Castellana y Literatura los estudiantes tenían prohibido también echar mano del diccionario. Y en el de Matemáticas estarán restringidos determinados tipos de calculadora. Sí se pèrmitió, al final, utilizar el típex, que en otras convocatorias y comunidades estuvo prohibido. Otra particularidad: las faltas de ortografía en la prueba de Lengua penalizan. En el caso de Asturias, pueden llegar a restar hasta dos puntos.
Con este examen -seleccionado por sorteo entre cuatro posibles- comenzaba en Asturias la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad, conocida popularmente como selectividad. Una prueba que este año afrontan 4.769 estudiantes asturianos, 362 más que el año pasado. Los exámenes se desarrollarán hasta mañana, jueves, en dieciséis sedes distintas, repartidas entre Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres, Langreo, Ribadesella, Cangas del Narcea, Tapia de Casariego y Luarca. A las dos y media, una hora antes de que diera comienza la EBAU, un remolino de estudiantes ya esperaba ante el aulario A del campus de Humanidades del Milán.
Alejandra Santos llegó «muy nerviosa», sin apenas haber pegado ojo. «Llevo en pie desde las siete de la mañana», comentaba, a la espera de que certificasen en la puerta su presencia e identidad. Esta joven de 18 años, que estudió en la Escuela de Arte de Oviedo, aspira a convertirse en decoradora de interiores y le basta con aprobar la EBAU. Aun así, cuando llegó al Milán llevaba más de seis horas repasando.
Además de Lengua Castellana y Literatura, los estudiantes se examinaron ayer de Historia de España. «Las tengo bien preparadas. Confío en que me irá bien», manifestaba, muy optimista, Marina Álvarez, que cursó el Bachillerato en el IES Cuenca del Nalón y quiere ser abogada. La jornada de ayer duró cuatro horas, con un receso de por medio entre ambas asignaturas, que son comunes a todos los alumnos. Del examen de Historia salieron a las siete y media de la tarde, tras responder a preguntas sobre la romanización, la guerra de los Treinta Años, la Ilustración y el despotismo ilustrado, las consecuencias socioeconómicas de la Guerra Civil y las acciones del Gobierno de Adolfo Suárez. Hoy, los alumnos afrontarán exámenes más específicos: desde Lengua Extranjera y Matemáticas a Cultura Audiovisual o Biología.
A la EBAU no sólo se presentaron quienes acaban de terminar sus estudios de Bachiller. También lo hacen «por libre» quienes quieren subir nota o reconducir su primera elección universitaria. Como es el caso de Nicolás Yagüe, exalumno del instituto Valle de Turón, que durante este último año estuvo matriculado en Ingeniería Aeroespacial, en León. «Quiero cambiar a la rama sanitaria, a Medicina», cuenta Nicolás. Le interesa «la parte quirúrgica, la cirugía» y «confío» en obtener la nota necesaria, en torno a un 12,9.
La prueba de acceso a la Universidad discurrió, en general, con «muchos nervios» y «sin prácticamente ausencias». El vicerrector de Estudiantes, Alfonso López Muñiz, estuvo en permanente contacto con las distintas sedes para controlar que todo discurriese con normalidad. En el campus del Milán, tras recorrer las aulas donde tienen lugar los exámenes, tuvo ocasión de analizar el futuro de una prueba marcada por las desigualdades territoriales.
«Los coordinadores de EBAU de las 17 comunidades trabajan para lograr la mayor compatibilidad entre los distintos exámenes y que las diferencias sean mínimas», expuso. De hecho, el rango de aprobados apenas difiere un 5% de unas comunidades autónomas a otras. Ya pensando en el año que viene, el vicerrector de Estudiantes pide que, antes de que el futuro Gobierno tome una decisión sobre esa nueva EBAU que ahora descansa en un cajón del Ministerio de Educación, «se escuche a las personas que organizan la prueba» y «se tenga en cuenta a los estudiantes». El objetivo: que la prueba de acceso a la Universidad sea lo más «justa», «equitativa» e «igualitaria» posible.
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