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Algo más de 5.000 estudiantes se habían escrito para realizar la EBAU en la convocatoria ordinaria de EBAU. Finalmente, se presentaron 4.386. Y la inmensa mayoría, como sucede cada año, ha aprobado. En concreto, el 94,97% de los que realizaron la fase de acceso la ha superado. La cifra es solo ligeramente inferior a la de 2023, cuando hubo un 95,85% de aprobados. También baja ligeramente la nota media, que este año ha sido un 7,418, frente al 7,505. En 2021 y 2022 supero el 7,6 y hubo más de un 96% de aprobados.
En cuanto a la comparación por sexos, aprueban más los chicos: un 95,12% frente al 94,85% de mujeres, pese a que todas las estadísticas dicen que durante los estudios ellas obtienen mejores calificaciones.
Se repiten, por tanto, los buenos resultados, aunque sin alcanzar los récords que se han visto en estos años, desde que se implantó el 'modelo pandemia' para asegurar que todos los estudiantes, independientemente de sus circunstancias durante el encierro, tuvieran la oportunidad de obtener la máxima nota. La nota más alta obtenida en esta convocatoria de 2024 de la fase de acceso ha sido de 10, esto es, el máximo que se puede conseguir en esa fase. Nada menos que cuatro estudiantes han logrado la perfección en esas cuatro primeras pruebas. Pero es que ha habido otros 633 alumnos con nota media igual o superior a 9 (la cifra es muy similar a la de 2023, con 664 alumnos por encima del 9).
Se le nota la sonrisa a través del teléfono. No es para menos. Cristina Pérez del Río, alumna del IES Montevil, de Gijón, es una de las cuatro estudiantes que ha logrado la perfección en la fase de acceso de la EBAU, la obligatoria. Un 10. La misma calificación que había obtenido en el expediente del Bachillerato. Así que, aunque asegure estar «sorprendida», lo cierto es que ella sabía «que me había ido bien» y que la nota final, sumando las materias de admisión, estaría por encima del 13. Y claro que lo ha estado: un 13,9 de una puntuación máxima posible de 14. Son muy pocos los que, año tras año, logran alcanzar semejante nivel.
Cristina tiene al alcance su sueño: «Estudiar Medicina y hacerlo en la Universidad de Oviedo». Podrá, sin ninguna duda, aunque Medicina y el doble grado de Matemáticas y Física se 'peleen' siempre la primera posición. En la última lista de admisión del año pasado, Medicina quedó por encima con un 12,874, aunque en la primera lista la nota siempre es bastante superior.
Esta joven gijonesa, que tiene a toda la familia «emocionada», que disfrutará el verano entre Gijón y Cádiz, tiene dos posibles especialidades en mente: Pediatría y Cirugía, aunque nada está decidido. Por delante, tiempo suficiente para decidirse. Y para volver, quizás, al Conservatorio, donde tuvo que abandonar su grado profesional de piano para dedicarse por completo al Bachillerato.
Bastantes horas después de haber comprobado su nota de la EBAU, María asegura que aún no se lo cree. Y eso que es una alumna de matrícula de honor del Colegio Loyola de Oviedo. «Sabía que me había ido bien, pero no esperaba tanto. Nunca sabes si los nervios te han jugado una mala pasada y te surgen las dudas». Pero no, no hubo malas pasadas. Un 10 en la fase de acceso y un 13,9 en total, contando también la fase de admisión. María Aumente hizo seis exámenes: en cinco ha sacado un 10 y en el de Biología, un 9,50. Es una de las estudiantes que ha rozado la perfección.
Una semana antes de la EBAU, María y sus compañeros participaron en un reportaje de EL COMERCIO. Estaban en el colegio, donde acudían a las clases de repaso, que a ella, explicaba, le ayudaban mucho en las asignaturas más prácticas. Admitía sus nervios y la presión. Dudaba entre Medicina y Biotecnología. Y los mismos días de EBAU aún tuvo tiempo de sopesar la posibilidad de hacer Enfermería. «Medicina es muy exigente y yo también lo soy. Temía que la carrera pudiera conmigo», confiesa mientras pasa la tarde con las amigas con las que pasará una semana en Málaga en julio. Pero, finalmente, lo va a hacer, va a estudiar Medicina en la Universidad de Oviedo.
Por delante, un verano de «disfrutar al máximo» después de un curso duro. «Es cierto que he sacrificado cosas este curso, pero ha valido la pena».
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