«Antes de destapar el fiasco ferroviario lo investigamos durante un año»

–¿Cómo se destapa originariamente esta historia?

–Con mucha constancia. En EL COMERCIO creemos que hay que prestar atención a las necesidades de Asturias, e informar de ellas hasta lograr que se superen. Desde que en junio de 2020 el ministro José Luis Ábalos anunció, con un tuit, la adjudicación de este contrato para fabricar 31 trenes de ancho métrico estuvimos encima de él. En entrevistas y actos pregunté al presidente de Renfe, a la ministra, al secretario de Infraestructuras y a los altos cargos del Principado, cursamos peticiones a sus departamentos, pero el tiempo pasaba en un silencio sospechoso.

–¿Qué les puso sobre la pista?

–A inicios de 2022 de forma casual alguien me confió parte de la historia. Me pareció surrealista. Siento un enorme respeto por los técnicos que están al otro lado, ingenieros cualificados que logran grandes hitos. La fuente era fiable, pero un tema así requiere de mucha verificación y estudio para tener una explicación completa de qué estaba fallando. Antes de destapar el caso estuvimos durante un año indagando, buscando a todo aquel que podía tener conocimiento directo o indirecto y preguntándoles. Recogía respuestas oficiales, sopesaba lo que podía haber detrás, y seguía indagando en otras partes. Tuve la impresión de que era el secreto mejor guardado del sector ferroviario y que, tras un año, había que sacudir el árbol para poder seguir avanzando.

–¿De qué forma?

–Publicando lo que ya sabíamos para provocar que el ministerio, que sabía que estábamos detrás de la historia y daba largas, se viera en la obligación de hablar. El día clave es el 23 de enero de 2023 donde coinciden varios factores. Por la mañana un lector nos escribió para contarnos que había tardado tres horas en llegar al trabajo en tren; verifiqué su historia, comprobé que era cierta y que además ese trayecto, Oviedo-El Berrón, se hace en menos tiempo andando. Eso me envenenó; no podíamos seguir así. Unas semanas antes la ministra anunció la compra de unos trenes en Cataluña y los presentó con infografías, a pesar de que el contrato se acababa de firmar. Aquí tras dos años y medio de la adjudicación por más que pedía infografías, Renfe me daba largas. Eso nos mosqueó. Ese día supimos que CAF, el fabricante, estaba entregando al País Vasco trenes encargados después de los nuestros. La agenda nos daba además una oportunidad de oro.

–¿En qué sentido?

–Al día siguiente nos visitaba la secretaria de Estado, Isabel Pardo de Vera, a la que traté en su etapa como presidenta de Adif; me pareció una técnico profesional, que tiene interiorizado que desde la cosa pública hay que dar la cara, tratar a la ciudadanía como adultos y explicar las cosas. Supuse que si publicábamos la historia y le preguntábamos en la rueda de prensa nos aportaría más información.

–¿Cómo se decidió el enfoque?

–Tras un año de investigación aquel 23 de enero tenía cinco fuentes distintas que coincidían en que el contrato se bloqueó por un error a la hora de facilitar los gálibos que debía respetar, pero diferían en las responsabilidades. Los más apegados a Renfe culpaban a Adif y al revés. Renuncié a ver quién estaba en lo cierto y conté lo que sabía, explicando también que había diferencia de opiniones sobre de quién era la culpa. «Feve sigue sin recibir los trenes que encargó hace tres años por una confusión en sus dimensiones», fue nuestro titular.

–¿Qué pasó luego?

–Con la noticia ya publicada, Pardo de Vera reconoció el problema y asumió que habría un retraso de dos años en la fabricación de los trenes. Una vez caído el velo, seguimos tirando del hilo y fue más fácil encontrar a más implicados y documentación.

–¿Fue difícil trabajar conjuntamente con 'El Diario Montañés'?

–Fue muy fácil trabajar con Candela y Daniel, los colegas del Montañés. Cuando vieron la historia hicimos equipo, pasándonos datos, hallazgos y compartiendo fuentes. Juntos llegamos más lejos.

–¿Cuáles fueron los hallazgos más importantes para usted?

–Comprobar que para que falle un contrato de 200 millones tienen que equivocarse muchas manos, profundizar en los errores estructurales del ministerio y el sector ferroviario que permitieron un bloqueo tan largo. No hemos dejado de tirar del hilo, ni lo haremos hasta que lleguen los trenes, y así en los últimos meses destapamos la auditoría interna del ministerio, que confirmó todos nuestros hallazgos y aportó alguno nuevo.

–La historia parece un 'pepegoterismo'. ¿Hubo algún momento absurdo?

–Lo absurdo es que conociendo que la solución era el 'método comparativo' se tardaran años en darle cobertura. Cuando el caso estalló se creó una burbuja donde políticos y medios menos rigurosos faltaban a la verdad, asegurando que los trenes se habían llegado a fabricar. Asistir a esa ceremonia de la confusión fue frustrante.

–¿Recibieron presiones?

–El ministerio, pese a la presión que se les vino, actuó con gran profesionalidad, no tomándonos como el enemigo. Entendieron que hacíamos nuestro trabajo.

–¿Cuál fue el momento más emocionante?

–El 20 de febrero de 2023, en el ministerio. Tras semanas de presión, Barbón y Revilla logran que la ministra firme contratar más trenes hasta renovar toda la flota de Feve y alargar la gratuidad de las cercanías. Estimamos que Asturias logró 116 millones gracias al caso. Saber que pusiste tu granito para cambiar las cosas y que el ministerio se tome en serio el ancho métrico fue gratificante. Con todo, seguiremos vigilantes.