ANDRÉS SUÁREZ
Sábado, 9 de mayo 2015, 01:16
Los socialistas quieren arrancar con fuerza la campaña, convencidos como están de que la encuesta del CIS, que les da una victoria muy ajustada, es un buen punto de partida al evidenciar que ni Podemos es tan fiero como lo pintan ni el PP logra aprovecharse del declive de Foro, lo que implica, a su entender, que las cosas solo pueden ir a mejor en estos quince días de actividad. En ese contexto se sitúa la presencia en Gijón del secretario general, Pedro Sánchez, que protagonizó el mitin de apertura con un discurso centrado en presentar al presidente del Principado y aspirante a la reelección, Javier Fernández, como única garantía de estabilidad, de «progreso seguro» para la región. Sánchez trajo además bajo el brazo la promesa de una solución para uno de los problemas más graves que aquejan a la economía asturiana, el alto coste de la factura eléctrica de la gran industria. Comprometió para ello una reforma energética que asegure a estas corporaciones unas tarifas razonables y estables.
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Ante las algo más de 2.000 personas que completaban el aforo del polideportivo de Ceares-Coto-Viesques, Sánchez arropó a los candidatos socialistas al Principado y la alcaldía de Gijón, el citado Fernández y José María Pérez, en su carrera hacia el 24-M. Fue especialmente entusiasta al presentar al líder del PSOE asturiano como «bastión» en la defensa de los servicios públicos básicos, citando tanto la construcción de dos nuevos hospitales como su oposición a la reforma educativa del PP o su apuesta por las políticas sociales. «El próximo día 24 una amplia mayoría dirá sí» a la continuidad de este programa de gobierno, profetizó.
Fue una intervención trufada de guiños. A Fernández por cuanto que esa promesa de revisar la política energética para asegurar el futuro de la industria asturiana, evitando conflictos por el precio de la electricidad que han provocado situaciones límite como la de Alcoa, empresa a la que se refirió de forma expresa, satisface una de las principales inquietudes, sino la principal, del presidente del Principado. Y al candidato a la alcaldía al apuntar a Foro, hoy al frente de las labores de gestión, como principal derrotado -según sus pronósticos- de los comicios locales. «En Gijón Cascos se llama Moriyón y ambos serán los perdedores de las elecciones», proclamó el secretario general.
Que, más allá de un breve análisis de la situación política asturiana y de reclamar un triunfo en el Principado y en Gijón como antesala del asalto a La Moncloa, recuperó en su discurso los grandes pilares de su programa político con vistas a las generales. A saber, la eliminación de los copagos farmacéuticos, la derogación de la reforma laboral, planes específicos de empleo para mayores de 45 años y una reforma fiscal que entre otras cosas haga más o menos homogénea la aplicación del impuesto de Sucesiones en todo el país para evitar la competencia tributaria autonómica que tanto critica Javier Fernández.
Se subió Sánchez al carro de la actualidad al hilo del triunfo conservador en Reino Unido, ironizando con el entusiasmo del PP a la hora de analizar el resultado. No son, remarcó, escenarios comparables. «Allí, un Gobierno que aprobase una amnistía fiscal para gente como Bárcenas o Rato dimitiría al día siguiente», bramó. «Allí quien pierde dimite, aquí quien pierde en Andalucía se queda para bloquear la formación de gobierno», remachó.
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Sánchez dio paso a Javier Fernández, que cerró el acto con un tono vehemente, eufórico por momentos, y con una intención clara: identificar al PP como principal rival en las urnas, pero sin dejar de cargar las tintas sobre Podemos, al que no citó por el nombre pero al que dedicó buena parte de sus reproches.
«Envenenar las aguas»
«No vamos a callarnos ante quienes nos insultan», recalcó, punzante al referirse a quienes «hace cuatro días hablaban de asaltar los cielos y ahora piden cita para cenar en palacio». Implícitamente les acusó de tensar de forma innecesaria la sociedad, de «envenenar las aguas, enfrentar y dividir», y les echó en cara que se centren en diagnosticar los problemas pero eludan proponer remedios.
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Afirmó Fernández que el PSOE es la única salida, la que ofrece «esperanza y realidad» frente a Podemos, que trae «esperanza sin realidad», y el PP, que aporta «realidad sin esperanza». Obviando a Foro, cargó con dureza contra los populares criticando su silencio ante las políticas que Mariano Rajoy trata de trasladar a Asturias -«Mercedes Fernández es la segunda delegada del Gobierno, siempre en pie de saludo», dijo con malicia- y alertando de que la receta sanitaria que proponen para el Principado es el modelo de Madrid, basado en un principio: «El ánimo de lucro».
Previamente había abierto el baile el candidato municipal, José María Pérez, que prometió rescatar Gijón de la mala gestión que, a su juicio, ha caracterizado la etapa de gobierno de Carmen Moriyón. «Ha trabajado a tres turnos: incompetencia, sectarismo y propaganda», apostilló. Foro, añadió, ha traído a la ciudad «bronca, rencor, desidia y desinterés» y el PSOE pretende revertir la situación y «cambiar» Gijón. «Debe ser motor de la región y aliado en la transformación de Asturias», concluyó.
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