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LAURA MAYORDOMO
GIJÓN.
Miércoles, 3 de febrero 2021, 02:04
La revelación de que el candidato al Rectorado de la Universidad de Oviedo Ignacio Villaverde, catedrático de Derecho Constitucional, recurrió al 'corta y pega' para confeccionar parte de su programa electoral impactó ayer de lleno en el discurrir de la campaña electoral, ... apenas cinco días después de su inicio. El hecho de reconocerlo -«solo se analizó, buscó e investigó para encontrar las mejores ideas para esta universidad», dijo- no le evitó las críticas. Desde las más condescendientes, calificando lo ocurrido de «metedura de pata» hasta las más duras, procedentes, entre otros, de algunos miembros del actual equipo rectoral. En conjunto, partidarios y detractores de Ignacio Villaverde lamentan que la imagen de la institución se haya visto perjudicada.
«Claro que hemos utilizado las ideas de otros. Lo he dicho en varias reuniones, no pretendo ir de original. Un programa electoral es un compromiso sobre buenas ideas, no sobre ocurrencias de un candidato». Con estas palabras admitía Villaverde a EL COMERCIO que el programa con el que se presenta a las elecciones del próximo 12 de febrero -un documento de 240 páginas, un centenar de objetivos y más de 500 medidas- es, en parte, fruto de un «análisis» de otros programas electorales. De propuestas de catedráticos como Carlos Andradas, que optó al Rectorado de la Universidad Complutense en 2019, de Victoria Marrero, que hizo lo propio en 2018 en las elecciones de la UNED, o de María Antonia García-Benau, que intentó ser rectora de la Universidad de Valencia ese mismo año. Ninguno de los tres logró su objetivo.
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En una comparativa del programa de Villaverde con el de estos tres catedráticos se encuentran varios párrafos idénticos en los que, como mucho, varía una palabra, se omite parte de una frase o se cambian nombres para adaptarlos a la Universidad de Oviedo. Así, de las propuestas de futuro que Carlos Andradas llevaba en su programa se han trasladado, con literalidad, al menos una docena de puntos a epígrafes denominados 'gestión de la administración', 'docencia e innovación' o 'gestión de información y servicios'. Un ejemplo: el que fuera candidato al Rectorado de la Universidad madrileña hablaba de la necesidad de «culminar la plena implantación de la Administración electrónica, en cumplimiento de la ley 39/2015, en paralelo con una adecuada formación del personal administrativo en las nuevas herramientas informáticas e incorporando el mayor número de procesos a la gestión digital, avanzando hacia los objetivos de papel cero y colas cero en ventanillas».
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Es una idea que el programa de Villaverde recoge de forma prácticamente idéntica. Sustituye lo de 'culminar' por 'implantar en toda su capacidad y extensión' y añade una segunda ley, la 40/2015. Por lo demás, pocas diferencias.
De Victoria Marrero, aspirante a rectora de la UNED, se copian y pegan párrafos enteros del capítulo 8, el referido a la Tecnología y que ocupa tres páginas de su programa. Se cambia eso sí, toda referencia a la Universidad a Distancia y sus órganos. Se habla, en uno y otro programa, de realizar en el primer año de mandato una auditoría técnica sobre los servicios digitales y procesos de la Universidad. Tanto la justificación de por qué es necesaria como los cuatro campos básicos que debe abordar esa auditoría son idénticos. Apenas se cambia el término 'elementos' por 'clave' y se añade un 'incluso de servicios' al final de uno de los párrafos en el que se habla de evitar duplicidades de tareas.
También hay en el programa de Ignacio Villaverde párrafos idénticos a los que aparecen en la página web de la Universidad de Murcia, en concreto, uno en el que la institución murciana habla de su Delegación para la Universidad Digital. Las coincidencias también son evidentes con el programa de quien fue oponente de Santiago García Granda en la segunda vuelta de las pasadas elecciones al rectorado, José Muñiz (hoy rector de la Universidad Nebrija). En concreto con el apartado reservado a las infraestructuras.
Villaverde admite que hubo un 'corta y pega' de textos, pero lo circunscribe a «una parte muy específica» del programa. Afirma que tras haber pasado el documento por la herramienta informática que la Universidad emplea precisamente para detectar plagios en trabajos de fin de grado o de máster de los alumnos, se halló un 1,7% de coincidencias: «Son 757 palabras de las 44.763 que tiene el programa». Sin embargo, según pudo saber este periódico, la cifra superaría las 2.500.
El catedrático de Derecho Constitucional insiste en que «las universidades públicas tenemos los mismos problemas y buscamos soluciones a problemas parecidos, por eso hemos buscado inspiración en otro programas electorales. Si alguien lo hiciera en el futuro con el mío, me sentiría orgulloso porque eso es prueba de la calidad de las ideas», afirma antes de defender que en su programa también hay «mucho trabajo, muchas ideas propias». Asegura que no le preocupan las acusaciones de posible plagio: «Si fuera mi tesis, sí me preocuparía, pero estamos hablando de un programa, no de un trabajo científico», contrapone. Ignacio Villaverde reconoce que no se habló con varios de los autores de esos programas electorales para pedirles autorización. «Los programas son públicos, están en la red», justifica.
Sí se hizo, asegura, con el catedrático de la Escuela Universitaria de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial y exvicerrector de la Universidad de Alicante Faraón Llorens del que también se toman, textuales, algunos de los planteamientos que éste vuelca en el blog Estudia XXI.
Llorens confirma sus palabras: «He tenido conversaciones con su equipo y les he enviado mi material, aunque está todo en abierto. Yo escribo sobre cómo deberían ser las tecnologías en las universidades y lo hago con un afán de colaboración. Mi mejor éxito es que me copiaran», afirma. Pero, ¿hacerlo copiando textos íntegros? «Bueno, se podría haber re-redactado».
El rector, Santiago García Granda, oponente de Villaverde en las elecciones del próximo día 12, declinó hacer manifestaciones por el momento. «No queremos opinar hasta que no hayamos analizado el tema profundamente. He pedido a mi equipo de campaña que analice minuciosamente este tema y cuando finalicemos el análisis podremos dar una opinión bien formada», se limitó a decir.
En redes sociales, miembros de su equipo sí mostraron una posición crítica. Entre ellos, el vicerrector de extensión universitaria y proyección internacional, Francisco Borge: «¿En serio esta es la Universidad que queremos? ¿Una Universidad basada en ideas ajenas y sin reconocer? Si es así... ¡Pobre Universidad... Pobres de todos nosotros y nosotras!». También la vicerrectora de Acción Transversal y Cooperación con la Empresa, Eugenia Suárez, hacía referencia a la cuestión: «Nuestro código ético exige honestidad e integridad intelectual. Si lo pedimos a nuestros estudiantes, cómo no lo vamos a pedir a una candidatura a rector. Esta no es la universidad que queremos».
El decano de la Facultad de Filosofía y Letras, José Antonio Gómez, era de los que reconocía que «no es bueno que ocurran estas cosas», pero que «tampoco se deben cargar las tintas. No hay que darle mayor importancia». Otra cosa, apuntó, es que ese 'corta y pega' «se hubiera hecho con un trabajo de investigación».
El decano de la Facultad de Biología, José Manuel Rico, y otros catedráticos de la Universidad de Oviedo se alinearon con Villaverde. Entre ellos, el matemático Pedro Alonso, que aseguraba que «la coincidencia en un 1,69% de un programa en el que se toman en consideración buenas prácticas de otras universidades y el análisis de distintos estudios es algo que entra en la normalidad».
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