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COLPISA / O. ESTEBAN
madrid / gijón.
Miércoles, 4 de marzo 2020, 01:48
El texto llevaba esperando un año, el tiempo que ha pasado desde que el anterior Gobierno del PSOE intentó tramitarlo hasta que ayer, finalmente, dio un nuevo paso en el Consejo de Ministros. La Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE) -la 'ley Celaá', como algunos ya la denominan, y cuyo principal objetivo es acabar con determinados aspectos de la LOMCE que el PSOE consideraba «lesivos» y modernizar la LOE de 2006- está desde ayer un paso más cerca de hacerse realidad. Aún le queda la tramitación parlamentaria y la presentación de enmiendas y, sin duda, mucho debate, pero las bases están puestas.
La nueva ley educativa aspira a que la inversión educativa alcance el 5% del PIB en 2025, prevé un menor peso de la Religión en la escuela, elimina las polémicas reválidas, mantiene la prueba de acceso a la Universidad, incluye el ciclo de 0 a 3 años como una etapa educativa a todos los efectos, busca fórmulas para acabar con las repeticiones de curso, plantea la posibilidad de ampliar el Bachillerato a un año y, por encima de todo, defendió Isabel Celaá ayer en su presentación, trata de «acabar con cualquier segregación del alumnado, por razones socioeconómicas o de cualquier otra naturaleza».
Esto se traduce en varias cuestiones. Por un lado, la nueva ley elimina los itinerarios que la anterior normativa diseñó en Secundaria para aquellos alumnos con mayores dificultades. No habrá por tanto PMAR, los programas de mejora del aprendizaje y el rendimiento, que eran derivados a la enseñanza 'aplicada', y que les impedía luego cursar el Bachillerato (solo podía acceder a la FP Básica).
Por contra, lo que hace esta nueva ley es buscar fórmulas para acabar con las repeticiones de curso. La consejera de Educación del Principado de Asturias, Carmen Suárez, se refirió a ésta como una de las principales novedades de la norma. Suárez lo ha dicho en más de una ocasión y lo reiteró ayer: repetir curso no garantiza mejores resultados. «Por más que repitan, no aprenden más, hay que cambiar las estrategias». Y eso pretenderá la ley, que cambiará las normas para promocionar de curso. Por ejemplo, se prevé la posibilidad de titular el Bachillerato con una asignatura suspendida. Pero cuando la ministra habla de 'segregación' también se refiere a la de sexos, y a nadie se le escapa que en alguna ocasión ha mostrado su intención de retirar los conciertos a los centros que así lo hacen. En cuanto a la Religión, ya no será obligatorio ofertarla en primero y segundo de Bachillerato y su calificación no contará para la nota media. Por contra, pasa a ser obligatoria Educación en Valores Cívicos y Éticos.
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