
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Es uno de los principales indicadores de cualquier país: el nivel educativo de sus ciudadanos. No solo por lo que supone respecto al nivel de competencias, sino por su relación con el empleo. Pero es que, además, «conseguir un nivel educativo más alto se relaciona con un mejor estado de salud, un mayor compromiso social y unas tasas de empleo y retribuciones más altas». Así lo recoge el informe 'Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE. 2022', que fue presentado ayer en París, donde está la sede de la organización y que deja claro que, si bien la situación ha mejorado en España aún queda mucho camino por recorrer.
Según los datos del informe y que hacen referencia al año pasado, el 36,01% de la población española de 25 a 64 años solo había terminado la Secundaria obligatoria. Si nos fijamos solo en los jóvenes, entre 25 y 34 años, el 27,7% están en esa situación, que es mucho mejor que hace diez y, por supuesto, 20 años, pero que aún está muy por encima de la media de la OCDE, que se sitúa en el 14,2%. ¿Qué sucede en Asturias? Pues, básicamente, la comunidad está mejor que la media del país, pero muy lejos del resto de países. Aquí, un 20,5% de los asturianos de entre 25 y 34 años tiene solo los estudios básicos obligatorios, de Primaria y Secundaria. Es decir, uno de cada cinco no ha continuado su formación después de la ESO y, por tanto, no tiene ni Bachillerato ni Formación Profesional. Eso nos sitúa siete puntos mejor que la media española, pero muy por debajo del 14,2% de la OCDE y más aún del 11,8% de media en la Unión Europea.
Tampoco sale España bien parada en el análisis de la población que tiene estudios medios, de segundo ciclo de Secundaria, esto es, Bachillerato o grados medios de FP. La media de la OCDE es del 40% de los ciudadanos entre 25 y 34 años; en España es un 23,6% y en Asturias un 25%. De hecho, es el grupo con mayores diferencias. Un grupo que la media de Europa y la OCDE ha ido reduciendo, mientras en España ha habido pocos cambios. La progresión ideal, dice el informe, es «aumentar el porcentaje de personas que alcanza este nivel educativo, a la vez que se reduce la población con un nivel inferior».
En cualquier caso, estos cambios sociales requieren de mucho tiempo, entre otras cosas porque una de las cuestiones que más influye es el nivel educativo de los padres y en eso España partía con desventaja. Será este uno de los objetivos del país: lograr aumentar las cifras de jóvenes que alcanzan los estudios medios y a ello están destinados muchos de los grandes proyectos educativos de España (nueva ley de Formación Profesional y modernización de ese sistema, LOMLOE, programa PROA de refuerzo...).
El informe de la OCDE hace una completa radiografía de la educación en cada país, desde el acceso y la titulación hasta el horario laboral de los profesores, pasando por el gasto en educación, el acceso y uso de internet, la transición al mercado de trabajo... Y las tasas de educación en cada etapa.
Así, hay un capítulo dedicado a la escolarización infantil, desde los menores de 3 años, un indicador que siempre se tiene en cuenta y que el último informe PISA concluyó que estaba relacionado con el éxito en las etapas más adultas. En 2020, uno de cada cuatro niños menores de 3 años estaba matriculado en centros formales de educación infantil de media en los países de la OCDE. En España el porcentaje sube hasta el 41,1 %. Entre los 3 y los 6 años, aunque la escolarización no es obligatoria, en España, y también en Asturias, es prácticamente universal.
En cuanto a la financiación de la educación, en los países de la organización, el 90% del presupuesto es público, sin contar los denominados estudios terciarios (grados superiores y universidad). El informe llama la atención sobre el descenso que ha sufrido España desde 2008 en la inversión pública en educación. Por el modelo descentralizado del país, más del 80% de los fondos públicos provienen de los gobiernos autonómicos. El nivel Ejecutivo central aporta el 12% de los fondos públicos en educación no terciaria y el 18 % en educación terciaria. El nivel local es significativo únicamente para la educación primaria y secundaria, donde aporta el 6% del total de los fondos públicos.
De todos los países analizados, solo Alemania tiene una estructura similar y el reparto de inversión es también parecida. La mayor diferencia es que, allí, las administraciones locales aportan hasta un 24% del presupuesto.
También se analizan las becas y ayudas al estudio, así como las tasas universitarias. En este sentido, unos 16.000 estudiantes asturianos mayores de 16 años (alumnos de FP, Bachillerato y universidad) han comenzado a cobrar la ayuda extra de 400 euros aprobada por el Gobierno.
En lo que sí ha avanzado mucho España es en la cifra de titulados superiores (universidad o grados superiores de FP), una evolución que «ha beneficiado especialmente a las mujeres de todos los países de la OCDE. Para el tramo de edad de 25 a 34 años, la proporción de mujeres que alcanza el nivel de educación terciaria es superior a la de hombres en todos los países analizados».
En la comparativa por comunidades autónomas, las que tienen mejores tasas de población con estudios terciarios y también de estudios básicos con Navarra y País Vasco.
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