Educación contra la despoblación

No solo eso, sino que el centro se ha empeñado en que esos 42 alumnos y los que vengan detrás tengan la oportunidad de encontrar un medio de vida en su lugar de origen, que encuentren «ideas de negocio». Para eso, se han empeñado en «revalorizar la zona». A todo ello añaden la intención de «ayudar a las familias en la educación de los niños y adolescentes, algo cada vez más difícil en la sociedad actual», lamenta la directora.

Con todo, Elena Sarrión, al frente de un modelo educativo muy particular, con alumnos de todos los niveles, está convencida de que «no es posible recuperar la España vaciada si no tienen una buena educación». Y así lo ha defendido en la I Jornada de Buenas prácticas Proa+ que ha celebrado la Consejería de Educación en Lugones.

Por eso, este programa educativo que pretende mejorar los resultados escolares de todo el alumnado, y que cuenta con financiación del Ministerio de Educación y del Principado, se marcó esta vez el objetivo de ayudar principalmente a los centros de la zona rural. De hecho, más del 65% de los centros beneficiarios, del total de 89, están en entornos rurales y con baja densidad de población, según ha explicado la consejera, Lydia Espina.

Como el CRA de Lena, otro de los que tiene que hacer frente a una «vulnerabilidad del alumnado» marcada por el entorno. En el diagnóstico primero del centro ya quedó claro que destacaba «la escasa oferta cultural del entorno y la brecha digital», explica su director, Alejando Collantes, firme defensor de la escuela rural asturiana. Había que luchar contra ello y se pusieron manos a la obra: formación a las familias, actividades para reducir la brecha digital, potenciación de las tecnologías de la comunicación y las materias STEM… Ahora andan enfrascados en el desarrollo del pensamiento computacional. Todo lo que sea necesario para «impulsar al alumnado, abrir sus expectativas, compensar las carencias que tenemos por ser un entorno rural».

Conseguir que el Proa+ sea un éxito será «el éxito de todos», defiende la directora del IES Rosario de Acuña, Raquel Álvarez, de Gijón. No están en un entorno rural, pero también ellos luchan por dar a «los más vulnerables las mismas oportunidades que el resto», por asegurarse de que «puedan tener el mismo éxito que cualquier otro chico». Para eso debe servir, defiende, la escuela pública, para «compensar» esas diferencias.

El instituto está aún en las primeras fases del programa, haciendo un diagnóstico del centro, pero cuenta ya con una ventaja, la «implicación de todo el mundo».

Luchando contras las carencias están también los profesores del colegio Xentiquina de Lieres, que ha compartido con el resto de centros participantes en el Proa+ una de sus iniciativas: el programa de estimulación del lenguaje que pusieron en marcha el año pasado tras detectar que la pandemia había dejado en los más pequeños una importante huella tanto en el desarrollo del lenguaje como en la comunicación en general y las habilidades sociales. El éxito les ha llevado a ampliar la iniciativa a Primaria. La música, que forma parte del ADN del colegio, tiene una importancia fundamental en el programa. El refuerzo educativo se centrará también este año en las matemáticas, explican Natalia López, coordinadora del Proa+ en el centro, y el jefe de estudios, Rubén Martínez.