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Con su drástica decisión de limitar el uso de los dispositivos digitales en las aulas, Isabel Díaz Ayuso parece haber marcado la agenda ... de muchas administraciones educativas. Y no solo eso, sino que ha dado una oportunidad al movimiento de familias que en toda España, y también en Asturias, se van posicionando en contra del uso de dichos dispositivos. Desde hace aproximadamente un año han ido aumentando los foros de padres, en algunos casos organizados en plataformas, que han recopilado información y estudios y han iniciado campañas en contra de las tablets, los portátiles o los chrombooks en colegios e institutos.
Parece claro que, aunque la regulación, tanto en Asturias como en el resto de España, esté dirigida a todos los centros financiados con fondos públicos, en la práctica las instrucciones van a afectar básicamente a los concertados. Porque son los que, en la práctica totalidad, usan este tipo de dispositivos en Secundaria y, en muchos casos, también a partir de los últimos cursos de Primaria.
Y es en esos centros donde las familias se quieren hacer oír. Padres de un centro concertado de Oviedo han llevado el asunto hasta Inspección Educativa. Se trata de familias del colegio Dulce Nombre de Jesús (las Dominicas de Oviedo), que rechazan sumarse al proyecto 1x1 que el centro ha puesto en marcha en este curso en primero de la ESO. Quieren tener la opción de elegir cuál de los dos sistemas escogen, como ya ofrece algún otro centro de la capital.
A finales del curso pasado, la dirección comunicó a las familias cuyos hijos iban a comenzar la Secundaria que se había decidido por esta línea de trabajo, que implicaba la compra por parte de los padres de un dispositivo para uso individual. Los padres de niños que estaban terminando quinto de Primaria y que, por tanto, tenían un año por delante para prepararse para el cambio, se empezaron a movilizar.
De las 90 familias que, aproximadamente, hay en ese curso, una treintena ha firmado un documento en el que anuncian que sus hijos no llevarán el próximo septiembre ningún dispositivo. Y varios de ellos han remitido el asunto a Inspección Educativa, de la que aún no han obtenido respuesta.
Quieren que la Administración se pronuncie sobre la situación que se va a dar el próximo curso: alumnos con chrombook y otros sin él. Quieren aclarar hasta qué punto el centro puede hacer su uso obligatorio y «si las familias estamos obligadas a hacer ese desembolso». Casi 600 euros en el dispositivo «más una cuota de conexión de 6 euros al mes. ¿Y si hay familias que no pueden afrontar ese gasto?». «Si realmente es un complemento educativo, que lo facilite el colegio», dice uno de los padres. Un último punto en el que piden la intervención de la Administración: «El colegio nos ha dicho que, si no llevan el dispositivo, no se les evaluará de la competencia digital«. »¿Llevar un chrombook es la única forma de aprender esas competencias?«
El centro trató de dar su versión. Hubo una reunión que, dicen, duró cuatro horas. Pero no hubo acuerdo. Han llegado a pedir incluso que, de las tres aulas por curso que tiene el colegio, una se 'reserve' para todos los que no quieren usar dispositivos. En estos días sigue habiendo encuentros individuales con cada familia para tratar de acercar posturas.
Varias familias han hablado con EL COMERCIO, aunque prefieren no dar sus nombres. En sus escritos recogen multitud de referencias a artículos y estudios sobre los perjuicios de las pantallas para los niños y adolescentes. Pero, sobre todo ello, hay una cosa que es, dicen, la que más les molesta: «El centro no nos ha presentado un proyecto educativo para su uso«. »Estamos convencidos de que la competencia digital no implica necesariamente la sustitución del libro físico por el ordenador, como parece ser la intención del colegio, sino el uso seguro, saludable, sostenible, crítico y responsable de las tecnologías digitales para el aprendizaje; que se incluya la alfabetización en información y datos, la creación de contenidos digitales (incluida la programación), la realización de búsquedas en internet potenciando el cribado de información con pensamiento crítico, aprendiendo a navegar con seguridad, la creación de contenidos digitales mediante el uso de herramientas adecuadas, y el desarrollo de aplicaciones informáticas sencillas, entre otros. Todo esto es la competencia digital que se ha de conseguir y que no vemos reflejada en el Plan de Digitalización del centro«. Este es su principal argumento: »No hay justificación pedagógica«.
También hay cierta oposición en otro colegio ovetense, el Loyola, que tiene desde hace muchos años un plan digital que incluye el uso de dispositivos individuales en la ESO y, más recientemente, también desde sexto de Primaria. Un grupo de familias ha redactado un documento y recogido firmas en el que, entre otras cosas, piden también «que en cada curso haya, al menos, una clase en la que no se use la tableta de forma intensiva como se está haciendo ahora y que se deje de usar material digitalizado como principal herramienta de trabajo en el colegio».
Defienden que educar en el uso de las Nuevas Tecnologías «compete a los padres y sólo los padres saben cuándo sus hijos están preparados para un uso responsable. Algunos discrepamos de que la educación en ese uso responsable se haga dando un dispositivo al al niño en edades tempranas y esa postura debería ser respetada«.
Al igual que las familias de las Dominicas, en el Loyola también adjuntan resultados de informes y defienden que «un uso del ordenador en el colegio por encima de la media de la OCDE da resultados significativamente peores». Alertan sobre los peligros de acceso a usos inadecuados, las interferencias en la concentración y el estudio...
Unos y otros dejan claro en sus explicaciones y escritos que «no nos oponemos a la tecnología» y abogan por actividades como la programación o la robótica. Lamentan que «los propios niños admiten que juegan durante las clases», que se pueda perder el hábito de la escritura a mano y el «tiempo que pierden» con las tareas digitales.
Jesús Heriberto Fernández García 'Caco', es del director del colegio Loyola de Oviedo y secretario autonómico de Escuelas Católicas de Asturias. Interviene en este debate desde ambos cargos. Un debate que, a su juicio, se está planteando «desde un reduccionismo absoluto». Porque «regular, por supuesto, para mejorar el uso siempre. Pero plantear retirar los dispositivos es un locura». Y no solo por «las cuantiosas inversiones que todos hemos hecho (también la Administración) en los planes de digitalización, o el hecho de que en colegios como el nuestro haya un 80% del profesorado que haya acreditado su competencia digital. Sino porque, en un contexto en el que todos nos movemos cada vez más en los medios digitales, ¿vamos a dejar de enseñar a los niños a usarlos?»
Al escuchar a 'Caco' te das cuenta de que está molesto porque el foco se haya puesto en este momento solo en los centros educativos. «Si el regalo de la Primera Comunión es un smartphone...». «Estamos mezclando cosas y haciendo demagogia. Regulemos el uso en todos los ámbitos y hablemos de mejora. Pero no podemos volvernos locos».
Es consciente el director de que en su colegio hay cierta oposición al plan digital de centro, pero considera que es «una minoría». Junto a él está Simón Cortina, director del Corazón de María, de Gijón, donde también ha surgido oposición. «En todos los colegios hay algunos padres que no están de acuerdo con la digitalización. Pero la mayoría está a favor de un uso equilibrado, sensato, responsable y pedagógico».
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