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El faro de la barra de San Esteban, ayer, batido por las olas, con la rampa por la que subió el ciudadano inglés antes de ser arrastrado. MARIETA
Dos fallecidos en la mar

«Oímos unos gritos en el espigón y fuimos a auxiliar a la mujer, pero no se pudo salvar. Fue muy triste todo»

En la barra de San Esteban, una ola arrastró a un turista de Valladolid; en el puerto pixueto, una mujer cayó entre las rocas al tratar de rescatar a su perro, un cachorro previamente arrastrado por otra ola

Lucía López Pérez y Soraya Pérez

SAN ESTEBAN DE PRAVIA (MUROS DE NALÓN) | CUDILLERO

Viernes, 29 de marzo 2024, 01:00

Con menos de una hora de diferencia entre dos sucesos no por repetidos menos desgraciados, la jornada de ayer se convirtió en la más negra de la Semana Santa en Asturias. Dos turistas, una madrileña y un inglés casado con una vallisoletana, ... perdieron la vida al caerse a la mar, muy brava durante todo el día, en el puerto nuevo de Cudillero y en el final de la barra de la desembocadura del río Nalón en San Esteban (Muros del Nalón).

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El primer accidente tuvo lugar en el rompeolas del puerto nuevo de la capital pixueta poco después de las 12 del mediodía. Con unas olas impresionantes batiéndolo, había no menos de cuatro decenas de personas que seguían paseando y sacando fotos en el mismo rompeolas, en una jornada festiva en la que Cudillero estaba atestado de visitantes. Una primera ola arrastró a dos jóvenes que caminaban por la zona alta del rompeolas, causándoles lesiones de carácter leve al impactar ambas con la barandilla superior, si bien ese golpe les evitó una caída más grave a la zona inferior del rompeolas, por donde a su vez paseaba una pareja con un pequeño perro y un cachorro de unos cinco meses, que fue arrastrado al agua por esa primera gran ola.

Fue entonces cuando la mujer, S. G. O., una madrileña de unos 50 años, trató de ayudar a su mascota, momento en el que una segunda ola la arrastró a ella al agua, con la mala suerte de que había marea baja e impactó directamente con su cabeza contra unas rocas del interior del puerto. Dos pescadores, José María Suárez del Valle y José (conocido en Cudillero como 'el de El Coronel', por el nombre del barco con el que faena) con una lancha, la rescataron del agua y se dio la circunstancia de que en ese momento dos médicas estaban en la zona y trataron de salvarle la vida a la mujer mientras llegaban los servicios de emergencia. Todo fue en vano. La mujer perdió la vida allí mismo.

Cudillero

San Esteban de Pravia (Muros)

«Cuando empezaron a escucharse unos gritos en el espigón, fuimos a auxiliar a la mujer. La subimos en la embarcación y la pusimos de lado. Empezó a echar mucha agua por la boca y daba la sensación de que respiraba. Rápidamente la intentamos reanimar, en lo que estuvimos durante más de 20 minutos con otros dos médicos de la zona. Luego llegaron los servicios de emergencia, pero no pudieron salvarla. Fue muy triste todo», dijo el pescador José María Suárez, que añadió que «la mujer tenía la cara desfigurada a causa del golpe».

Un visitante zamorano, Antonio Martín, presenció la fatídica caída que acabó con la vida de la mujer madrileña y comentó que cuando ocurrió el accidente «había marea baja y estaban todas las rocas al descubierto. Al caer, la señora recibió un golpe muy fuerte. Cuando la rescataron todavía tenía pulso, pero estaba muy grave». Finalmente, los sanitarios que se desplazaron tan rápidamente como pudieron a la zona –hay que recordar que Cudillero estaba ayer atestado de visitantes– no lograron salvar la vida de S. G. O., mientras que las dos jóvenes a las que la primera ola lanzó contra la barandilla del paseo marítimo ubicado sobre el rompeolas tuvieron que ser atendidas por lesiones leves en el Centro de Salud de la capital pixueta.

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Cadena de desgracias

Y si la tragedia se había instalado en la costa asturiana, muy poco después volvió a hacer acto de presencia muy cerca de Cudillero, en San Esteban de Pravia, donde un turista inglés de 62 años perdió la vida de forma llamativamente similar.

En su caso, el hombre, de nombre John, caminaba, acompañado por su esposa, una vallisoletana con la que vivía en el Reino Unido, por la larga barra que separa la desembocadura del río Nalón de los embates de la mar, especialmente fuertes cuando sopla, como ayer, del noroeste. No había tantas personas por la barra de San Esteban caminando como en el puerto nuevo de Cudillero, porque en cuanto sopla algo de viento la barra se convierte en un lugar desapacible, cuando no incluso incómodo para caminar.

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Sin embargo, con el oleaje resulta indudablemente bello y atrayente, y fue eso lo que llevó al ciudadano británico a distanciarse por un momento de su mujer, subirse por la rampa que queda a la izquierda al final del paseo de la barra para encaramarse al rompeolas cercano al pequeño faro donde finaliza la barra y sacar unas fotos desde allí.

No pudo hacerlo. Una de las grandes olas que estaban batiendo contra el espigón superó este –ayer había alerta naranja en toda la costa del Cantábrico por olas de más de seis metros– y se llevó por delante al ciudadano británico, hacia la derecha de la barra.

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Todo apunta a que en su caída pudo impactar contra el suelo del paseo inferior, donde su mujer, en ese momento, intentaba refugiarse pegándose al muro del espigón alto.

El hombre desapareció de la vista de todos, y para cuando se le volvió a ver, flotaba entre el intenso oleaje de la zona de la desembocadura que protege el espigón, aparentemente inconsciente. El helicóptero medicalizado del SEPA tuvo que intervenir para recuperar el cuerpo, ya sin vida de la víctima. Para su evacuación fue necesaria una operación de grúa en la que se desplegaron 30 metros de cable. Una vez fuera del agua, el cadáver fue evacuado al propio espigón, donde la Guardia Civil se encargó de realizar trámites para proceder al levantamiento del cadáver, tres horas y media después del accidente.

En San Esteban la noticia causó consternación y una cierta rabia ante una tragedia repetida. De hecho hubo quien anotó que adentrarse en la barra con mal tiempo «es un comportamiento habitual entre quienes no conocen la zona». La vecina que alquiló el piso turístico al que la pareja había llegado el día anterior recuerda que ese día «hablamos del mal tiempo que iban a tener estos días, pero como él venía de Londres decía que ya estaba acostumbrado».

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El alcalde, Celestino Novo, insistió en que hay muchos visitantes que se saltan las indicaciones de peligro –a la entrada de la barra hay un panel en el que se insta a no pasar si hay malas condiciones de la mar, si bien dicho cartel está vandalizado–. Añadió el alcalde que en días como ayer hay buenos lugares, como el mirador del Espíritu Santo, desde los que disfrutar del espectáculo de la mar embravecida, mientras que ayer, en el momento del suceso 'había muchísima gente' contemplando el mar y haciendo fotos: «De todo hacemos un selfie y un video para colgarlo, y también hacemos de todo por grabarlos, pero a veces poniéndonos en riesgos muy excesivos para nada. Hay que respetar más a nuestra propia familia, que en casos como este es la que más sufre la desgracia», finalizó.

Dos fallecidos más en Cataluña por las malas condiciones de la mar

La borrasca Nelson, que está azotando toda España durante esta semana, estuvo ayer también detrás de otras dos muertes en la mar, en Tarragona, donde un hombre de 30 años murió al tratar de rescatar a un menor de edad que había caído al mar y que también falleció. El adolescente, de 16 años, se fue al agua mientras se encontraba con unos amigos en la playa del Miracle y el rescatador, un alemán que se encontraba con su mujer dando un paseo por la zona, se lanzó para sacarlo. Una de las víctimas pudo ser rescatada a las tres de la tarde, todavía con vida aunque en estado muy grave, y murió posteriormente, y diez minutos después fue sacado del agua el otro fallecido, por el que ya no se pudo hacer nada.

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