Los tiempos cambian y nos cambian, pero el entusiasmo de los más pequeños al recibir palmas y palmones otro Domingo de Ramos sigue intacto. De lo que no cabe duda es de que el gusto de las madrinas ha ido evolucionando con el paso de los años. «La exigencia del cliente es mucho mayor. Cada vez nos piden decoraciones más elaboradas», explica Noelia González, copropietaria de la tienda Noki Floristas en Gijón y que para esta Semana Santa ha apostado por palmas en talla mini con juguetes de madera incorporados.
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La cuestión es innovar, aunque siempre haya quien termine optando las líneas clásicas. «La palma tradicional se vende bien, pero sí que es verdad que el cliente busca trenzados o accesorios especiales», cuenta Noelia González.
En el almacén de la Floristería de Cristina, en Oviedo, estos días contarán con casi 600 unidades. Pese a los retrasos de las remesas por la huelga de transportes, Cristina Cañedo no pierde la esperanza de agotar el producto. Otra de las tendencias que ha incorporado esta florista a su negocio son las palmas secas o preservadas. «Aguantan más y son muy elegantes», sostiene Mercedes Velasco de Alisma Floristas, en Avilés.
En este establecimiento lo que se empieza a perder, en cambio, son aquellas grandes palmas que se colocaban en los balcones. «Ahora se estilan los tamaños mini para llevarla en el coche», señala Mercedes Velasco.
Si en algo coinciden las floristas es en que las ventas han disminuido paulatinamente. «Otros años a estas alturas ya había muchos modelos terminados», comenta Cristina Cañedo. Una opinión que también suscribe la ovetense Ana Rodríguez.
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Después de cincuenta años detrás del mostrador de su emblemática floristería situada en el Centro Cívico, ahora observa impotente al descenso de los pedidos. «La tradición no es lo que era, quizá sea la crisis no sé», lamenta. Ahora bien, desde las floristerías no ceden al derrotismo y esperan «con ilusión» la visita de quienes esperan a última hora para hacerse con su palma.
Por otra parte, el avance de la inflación también ha hecho mella en la actividad comercial de estos establecimientos. Aunque la mayoría de los locales han optado por mantener los importes de las palmas, las flores han subido para compensar los sobrecostes del transporte y de la luz.
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«Estamos haciendo malabares con las cuentas para contener los precios. Al final somos una tienda de barrio y miramos mucho por nuestro clientela, pero si la tónica sigue así, en los próximos años el escenario seguramente será otro», reflexionan desde Noki Floristas, ubicada en el barrio gijonés de la Calzada y que acumula veintiún años de experiencia en su haber.
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