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Estudiar la tabla periódica nunca ha sido fácil. Y aunque haya en internet cientos de vídeos de trucos sobre cómo aprender en unos pocos minutos ... los 118 elementos químicos, nunca resulta, para los estudiantes de Secundaria tan sencillo como parece. Si a eso le sumamos la dificultad añadida de ser sordo y hablar el lenguaje de signos, todo se complica aún muchísimo más.
Según cifras de la Federación Mundial de Sordos, en el mundo hay unos 70 millones de personas sordas (se estima que en Asturias son unas 5.000) y más de 300 lenguas signadas diferentes. Su inclusión avanza pero no a la velocidad deseada. De hecho, son lenguas minoritarias y minorizadas, lo que provoca que haya importantes carencias léxicas que dificultan la comunicación, especialmente en ámbitos especializados. Como la Química. Y eso hace que los estudiantes sordos de Secundaria que, curso tras curso, deben aprenderse la tabla periódica, se enfrentaban a la ardua tarea de recurrir al deletreo del nombre de los elementos o sus símbolos químicos, lo que sin duda resultaba tedioso y poco eficaz
Ahora, investigadores de la Universidad de Oviedo han puesto fin a esa situación. Por primera vez en la historia se ha realizado una traducción de la tabla periódica de elementos químicos a una lengua de modalidad viso-gestual. Este importante avance llega de la mano del equipo de investigación de la Universidad de Oviedo Mis Manos Hablan y de un trabajo liderado por la doctora Aránzazu Valdés, investigadora del departamento de Ciencias de la Educación. El trabajo de los investigadores de la Universidad de Oviedo, que culmina un largo periodo de estudios, ha sido difundido en 'Eureka' y 'Revista Signos', dos publicaciones de máximo impacto en su área del conocimiento.
La importancia del trabajo se ha reflejado en la presentación, presidida por el propio rector, Ignacio Villaverde, en el Aula Magna del Edificio Histórico, con la presencia de José Carlos Rubio Fernández, decano del Colegio de Químicos de Asturias y León; Miguel Ferrero Fuertes, presidente de la Asociación de Químicos de Asturias y catedrático de la universidad asturiana, y José Javier Borge Álvarez y Celestino Rodríguez Pérez, decanos, respectivamente, de las facultades de Química y Formación del Profesorado y Educación de la institución académica.
En España, la Ley 17/2007 reconoce a la Lengua de Signos Española (LSE) y a la Lengua de Signos Catalana (LSC). Sin embargo, aún en la actualidad, «siendo lenguas con recursos y mecanismos de creación léxica muy ricos, las lenguas de signos presentan importantes carencias de vocabulario que suponen barreras de comunicación: un escollo para lograr que las personas sordas tengan un acceso pleno a la información y, por ello, a la formación científica«, señala Valdés.
Mis Manos Hablan es un equipo multidisciplinar de la Universidad de Oviedo, constituido por personal docente e investigador, personas sordas, intérpretes de Lengua de Signos Española (LSE) y técnicos audiovisuales. Entre sus objetivos están detectar carencias terminológicas en los materiales lexicográficos de la LSE, recopilar términos, estudiar y analizar glosarios específicos y la difusión gratuita del conocimiento. Y en ese marco, los investigadores constataron que no existía ninguna traducción de la tabla periódica a ninguna de las 300 lenguas signadas.
El equipo se puso manos a la obra y comenzó un largo proceso de investigación que los llevó, por primera vez en el mundo, a la traducción de los nombres de los 118 elementos químicos a una lengua signada. Se trata de un hito histórico para las lenguas signadas y, más aún, para la lengua de signos española y para Asturias.
En este contexto, la doctora Valdés destaca que «las lenguas signadas son lenguas ricas con una gran capacidad para, sin influencia de las lenguas orales, proporcionar nuevas unidades léxicas, nuevos signos, para hacer frente a cualquier necesidad de la comunicación en cualquier ámbito por especializado que sea».
Los resultados de esta investigación cuentan ya con el respaldo de la Real Sociedad Española de Química, el Real Consejo General de Colegios Oficiales de Químicos de España, el Consejo General de Farmacéuticos de España, el Colegio de Químicos de Asturias y León, el Colegio de Farmacéuticos de Asturias y la Asociación de Químicos del Principado de Asturias. Además, también ha recabado el apoyo expreso a la investigación de varias multinacionales líderes del sector químico y farmacéutico como Dupont y Perimeter Solutions.
Por su parte, Bayer, en línea con su estrategia de sostenibilidad y de acercamiento de la ciencia, se ha sumado también al proyecto para favorecer su difusión y conocimiento, al entender que su aportación es clave para el desarrollo de un lenguaje científico más inclusivo. Como asegura el doctor Javier Martín Antón, también investigador del equipo de la Universidad de Oviedo, «el apoyo a nuestro trabajo se produce sin apenas realizar esfuerzo. Tanto las empresas como las instituciones se dan cuenta de la importancia que supone este hito en el ámbito de la educación para la formación científica de las personas sordas usuarias de la lengua de signos española como lengua vehicular».
Los investigadores han mostrado siempre una especial preocupación por el ámbito educativo. De ahí su firme intención de llevar a cabo este trabajo, «un recurso útil que sirva para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje de la química» concluye la doctora Valdés mientras recuerda que, hasta la actualidad, «se recurría al deletreo del nombre de los elementos o sus símbolos químicos, que resultaban tediosos y poco eficaces durante el proceso de enseñanza-aprendizaje al igual que los, también habituales, fenómenos de polisemia. A partir de ahora, tanto los intérpretes como los usuarios de la lengua española de signos tienen un recurso a su disposición«.
El trabajo se ha centrado en proporcionar un signo, una propuesta de traducción, de los 118 elementos químicos a la lengua de signos española, pero, además, el procedimiento creado es fácilmente extrapolable a todas las lenguas de modalidad viso-gestual y, también, al sistema de signos internacional. En este sentido, los investigadores destacan que «desde el primer momento, nos propusimos la traducción completa de la tabla periódica a la lengua de signos española, otra situación no era una opción, pero el camino fue bastante largo y cada piedra en el trayecto nos llevó a un método que nos sorprendió siendo fácilmente extrapolable al resto de lenguas signadas».
El trabajo de Mis Manos Hablan es un hito pero no es el único hecho reseñable que han llevado a cabo. En 2023, con motivo de la onomástica de la Princesa de Asturias, el equipo, en colaboración con el Real Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias y la Federación de Personas Sordas del Principado de Asturias, proporcionó el signo personal de la princesa Leonor y de su hermana, la infanta Sofía. Este 'bautizo' en la lengua de signos española contribuyó a dar visibilidad a la comunidad sorda.
El nombre de Leonor en lengua de signos es una «mezcla de la 'L' de su nombre y la 'R' de reina, que se realiza moviendo los dedos a la altura de los ojos, una característica de la Familia Real que tiene unos ojos claros y bonitos», explicó entonces Leticia Fernández Díaz, de la Federación de Personas Sordas del Principado (Fesopras).
«El nombre de Sofía se hace con el cierre de los dedos índice y pulgar a la altura de la boca, por la sonrisa de la Casa Real y por Asturias, cuyo signo se parece aunque con una mano en cada comisura de los labios», añadió Leticia Fernández.
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