Mierenses de todas las edades quisieron dar su último adiós al alcalde. Pablo Lorenzana
Despedida a Aníbal Vázquez

«Tu despacho era la calle y tus vecinos tu combustible»

Miles de mierenses abarrotaron la plaza del Ayuntamiento para dar su último adiós a Aníbal Vázquez, su alcalde los últimos doce años

Marta Varela

Langreo

Miércoles, 15 de noviembre 2023, 00:56

La tristeza en la que Mieres se sumía en la mañana del domingo al conocerse la muerte de su alcalde, Aníbal Vázquez, se tornaba ayer en orgullo por el trabajo que hizo durante su despedida. Miles de personas pasaron por el salón de ... plenos del Ayuntamiento para dar su último adiós a un «gran paisano». Porque si hay una frase en la que todos, sin excepción, coincidían era esa: en la pérdida de su gran alcalde, un referente en municipalismo.

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A mediodía, el reloj del Ayuntamiento daba las doce campanadas, como cada día, pero la plaza no era la misma. Hacía horas que estaba llena de mierenses, aguardando para despedir a su alcalde. En el salón de plenos sus amigos de la infancia, aquellos con los que corría de niño, cogían el féretro para trasladarlo a la plaza. Allí lo recibían con un sonoro aplauso de casi dos minutos los vecinos. Y, tras el mismo, como a él le gustaba sonaba el 'turullu', un sonido minero, su sonido.

Rodeado de los suyos y con el silencio del dolor atenazando su voz, el periodista y escritor Juan Ramón Lucas, amigo suyo, abrió el capítulo de las intervenciones «con esa sensación de orfandad que hoy tiene Mieres, su pueblo por el que tanto trabajó».

Beatriz González, coordinadora de IU en Mieres, el partido con el que Aníbal Vázquez gobernó su concejo durante los últimos doce años, glosó su figura más pública, desde su lucha sindical en Comisiones Obreras por la seguridad minera, pasando por su actividad asociativa y cultural, en Tertulia 14, y en la Asociación Santa Bárbara. «Ahora recibimos el golpe más duro, nos deja huérfanos. Despedirlo se hace imposible», decía.

«Aquí no te olvidaremos, aquí te honraremos, porque te lo has ganado a pulso, compañeru. ¡Gracias, Aníbal!». Con estas emotivas palabras interrumpidas por incesantes aplausos se dio paso al vicealcalde mierense, Manuel Ángel Álvarez, quien, roto de dolor, agradeció a todos los asistentes el cariño que le profesaron estos días y durante sus doce años de mandato. «Tu despacho era la calle y tus vecinos tu combustible», remarcó en una intervención dirigida a Aníbal Vázquez.

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«Supiste convencer y no vencer, sumar y no restar, porque defraudar era un verbo que se negaba a conjugar. «Me trató como un padre y le quise como un hijo, me enseñó a no dar una batalla por perdida y a llevar la coherencia como modo de vida», remarcó Álvarez. El vicealcalde mierense dio además cuenta de las miles de personas que habían pasado por la capilla ardiente que quedó instalada el domingo en el salón de plenos dirigiéndose a Aníbal»: «Yo no he visto tal demostración de cariño en mi vida».

«Siempre en el recuerdo»

Para cerrar el multitudinario acto de despedida, habló otro gran amigo del fallecido alcalde: el presidente del Principado. Adrián Barbón le recordó en su etapa municipal, cuando él era aún concejal en Laviana y después alcalde. Un periodo en el que coincidieron y compartieron muchos viajes en coche, en los que «yo escuchaba, porque uno aprendía siempre que Aníbal hablaba». También recordó una frase que solía decir Aníbal: «Yo no entrego la cuchara». Barbón, muy emocionado, pidió a los mierenses y a los asturianos que «recordemos a Aníbal en cada corazón, con cada anécdota». «Aníbal vive y vivirá para siempre en el recuerdo. Viva siempre Aníbal entre nosotros», concluyó el presidente del Principado.

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Tras los discursos tomaron el mando del acto de despedida las gaitas de la banda Villa de Mieres, con el himno de Asturias. Los integrantes de la Asociación Santa Bárbara escoltaban al féretro en el recorrido hacia el coche fúnebre y, junto a ellos, sus compañeros de corporación y esposa. Un recorrido impulsado con una multitud de aplausos y manos llenas de cariño que acariciaban el féretro.

Ya después, en la intimidad de la familia, su viuda e hijos le dieron su último adiós al hombre que transformó Mieres.

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