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A. VILLACORTA
GIJÓN.
Viernes, 5 de julio 2019, 04:40
La fama de conquistador insaciable que rodeaba a Arturo Fernández fue uno de sus grandes papeles, porque el actor llevaba cuarenta años con la misma mujer: la abogada Carmen Quesada. Su mano derecha en los negocios, su confidente, su asesora, su enlace con los ... medios, la que jamás se separó de su lado durante la enfermedad. Una mujer que supo entender perfectamente el rol de galán eterno que el gijonés interpretaba como nadie y que eligió permanecer en la sombra, ayudando a agrandar el mito de donjuán que bordaba.
El propio Arturo Fernández solía contar que llegó a Madrid procedente de Gijón en 1950 tras las faldas de una señora casada y diez años mayor que él, pero todo quedó en fuego fatuo, pa 'prao', y el actor se casó en 1967 en la iglesia de San Vicente de Montalt con la aristócrata catalana María Isabel Sensat Marqués, con quien tuvo tres hijos -María Isabel (1967), Arturo (1970) y María Dolores 'Boby' (1975)-, que le dieron cuatro nietos.
Aquella unión también se rompió allá por 1978 y, tras la calma que da la estabilidad marital, llegaría una tempestad de escarceos más o menos sonados (la rumorología habla de Lupe Sino, Lea Massari o María Asquerino y hasta de Carmen Sevilla).
No fue hasta 1980 cuando el destino quiso que se cruzara en su camino Carmen Quesada, llamada a convertirse en su gran amor durante las últimas cuatro décadas, que llegó a su vida a través de unos amigos comunes, como una seguidora más, cuando apenas tenía 21 años (él frisaba los cincuenta), y que ya lo admirada desde niña, cuando iba con el colegio a ver sus obras de teatro. Y lo que al principio comenzó como una simple amistad se transformó en una relación tan sólida que, a partir de entonces, era raro verlos separados.
Siempre discreta y elegante, Quesada (con la que nunca se casó ni tuvo hijos) solo rompió su anonimato para participar en 2015 en el programa 'En la tuya o en la mía', presentado por el ínclito Bertín Osborne y su mujer, Fabiola Martínez. Una de las pocas veces en las que la pareja abrió su casa.
«Arturo es de terciopelo por dentro. Es la perfección hecha hombre», dijo ante las miradas de toda España al comienzo de la comida entre ambas parejas, en la que el plato principal fue una fabada, cómo no. Y otro piropo más entre risas y confidencias: «Reconozco que Arturo es todavía mejor ser humano que actor».
Ayer, Carmen Quesada y los tres hijos del actor -que también han elegido mantenerse alejados de los focos y que tienen una gran relación con la abogada- se declaraban «desbordados por tanto cariño» llegado desde toda España. El Arturo menos actor y más auténtico dejó dicho antes de irse: «Carmen es una maravillosa compañera de vida».
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