«Nunca en estos 25 años perdí la esperanza de volver a ver a mi hermana»

«Nunca perdí la esperanza», decía ayer su hermano, quien además pudo reencontrarse con ella. No en las condiciones que él hubiera deseado, pero la alegría de saber que estaba viva compensó el hecho de que Blanca, que vivía en La Fresneda bajo el nombre de Eva, está ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del HUCA.

Allí fue trasladada después de que los agentes la encontraran el pasado sábado, sentada en el suelo de su casa de la urbanización de La Fresneda, en un estado deshidratación «aguda». Habían acudido alertados por los vecinos, preocupados porque hacía unos días que no la veían. Ahora, Blanca se recupera en la UCI. Responde al tratamiento que le están aplicando los médicos y su evolución invita al optimismo.

Blanca, que hoy tiene 68 años, abandonó su casa de manera voluntaria en Castilla y León en 1995. Acabó estableciéndose en La Fresneda y se presentó como Eva a sus vecinos, quienes, tras descubrir que tenía otra identidad, la describen como una persona muy educada y de carácter reservado. También comentan que su ocupación laboral era la de pasear a mascotas de otros vecinos, cuidar a niños pequeños y realizar diferentes trabajos de limpieza.

Cuando los agentes acudieron el sábado a su domicilio, constataron que Eva era Blanca, cuya desaparición había sido denunciada hacía años.

La jefa superior de la Policía de Asturias, Luisa María Benvenuty, confirmó ayer que las pruebas de ADN efectuadas por la policía científica determinaron que las huellas obtenidas en el domicilio de La Fresneda se «correspondían con las del DNI de la mujer desaparecida en León».

La historia de la desaparición de Blanca comenzó el 30 de noviembre de 1995, cuando decidió por cuenta propia abandonar el piso que compartía con otra chica en León. Después de dos años buscándola, su madre, quien actualmente se encuentra en una residencia de Gijón, interpuso una denuncia por su desaparición en 1997.

Una denuncia que años más tarde retirarían tras recibir una carta escrita por Blanca en la que les pedía que «no me buscasen más» y le decía que les «escribiría en un futuro». Pero la búsqueda no cesó. Se llegó a pensar que había desaparecido en Gijón.

Y en 2001 se llegó a pensar que podría ser la conocida como 'Dama del camello', cuyo cadáver apareció en la costa santanderina en mayo de aquel año. Los rasgos de ambas mujeres eran similares, por lo que la investigación se encaminó en esa dirección.

En ese momento, la familia volvió a reactivar la denuncia por la desaparición de Blanca, hecho que, a la postre, ayudó a los policías a determinar su verdadera identidad hace unos días.

En aquel entonces, las pruebas de ADN realizadas la Policía Nacional de Gijón junto a la de León, Santander y Madrid determinaron que Otero no era la persona que había aparecido en la playa del Camello. Después de estas pruebas, la familia volvió a estar sin pistas. Hasta el sábado.

Sus vecinos la echaron en falta. Estaban preocupados. Blanca llevaba días quejándose de un problema en sus piernas, que le dificultaba caminar y que le había obligado a llevar muletas. Tras pasar varios días sin verla, avisaron a la Policía Local de Siero.

En un gesto de agradecimiento, los familiares de la desaparecida se trasladaron a las dependencias policiales de Siero para agradecer en persona las gestiones que habían realizado para localizarla y la asistencia humanitaria que le habían prestado. La desaparición de Blanca Mabel Otero quedó resuelta después de 25 años.