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Como ya hicieran los vecinos de la calle Aller, en Mieres, los residentes de Santa Marina muestran su «hartazgo» por la presencia de un 'narcopiso' y han llenado la fachada con pancartas en señal de protesta. «Ya no podemos más, el trapicheo es constante y el portal se llena de toxicómanos que acuden a comprar y a consumir», señalan los afectados. Los problemas de convivencia son constantes y, lo peor de todo, es que la gente tiene «mucho miedo». Se trata de personas mayores y de familias con niños que escuchan gritos a todas horas, pero que se intensifican de madrugada. «Es cuando más acuden y se concentran varios en el descansillo».
Las presiones policial y vecinal dieron sus frutos el pasado 21 de abril. El inquilino del 'narcopiso' de la céntrica calle Aller se marchaba por la mañana, casi de madrugada, de la vivienda que tenía ocupada irregularmente desde hacía unos dos años. Los residentes de esas viviendas ya alertaban de que con esa huida el problema no se resolvía ni desaparecía, «solo cambia de lugar». Ya se apuntaba a que esa persona, conocida como 'el Cuervo', se iba a desplazar al barrio de Santa Marina; y así ha sido. «Siempre hubo en ese piso de la calle Siete Fuentes personas que consumían; eran dos y pagaban la renta. Pero con los problemas de la calle Aller, el inquilino de ese 'narcopiso' empezó a acudir a esta vivienda. Al final, uno de los de antes se ha marchado, pero ése al que llaman 'el Cuervo' se ha quedado y se ha traído su negocio. Y no podemos más».
Recientemente, los vecinos de este populoso barrio de Mieres mantuvieron un encuentro con representantes del equipo de gobierno local y de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Esta reunión se tradujo en una mayor presión policial que dificultó, «y mucho», el trapicheo de drogas en la zona. «Pero somos conscientes de que no puede haber coches patrulla en esta calle las 24 horas del día; y sí, pasan los agentes, pero ellos también se adaptan a la situación y el problema persiste». Por todo, ¿qué es lo que se reclama? El fin de este tipo de puntos de distribución de sustancias estupefacientes que acarrean otro tipo de problemas, como robos para lograr dinero con el que adquirir las dosis.
El de los 'narcopisos' es un problema constante en el municipio. Ya se ha logrado desarticular uno que estuvo activo años en la calle de Manuel Llaneza. Se consiguió también gracias a la presión vecinal, con concentraciones cada dos por tres, y de la Policía Nacional.
La aparición de las pancartas de protesta de la calle Aller -junto al Parque Jovellanos- acarreó una serie de protestas desde el equipo de gobierno local que exigía contundencia a la Delegación del Gobierno en Asturias. Y la hubo. Pero también, desde la Jefatura Superior de Policía se envió un mensaje «de tranquilidad ante la alarma social que generan este tipo de hechos, que provocan inquietud e inciden profundamente en la convivencia ciudadana». Y se destacó que «los datos objetivos señalan que el municipio es de los más seguros del Principado». Como resultado de varios despliegues, desde enero, la tasa de criminalidad ha descendido de forma significativa (en torno a un 17% en el total de infracciones y un 30% en delitos leves). Igualmente, la eficacia en la resolución y esclarecimiento de los delitos cometidos ha aumentado, llegando a esclarecerse un 66% de los hechos penales conocidos. Experimenta un aumento porcentual de un 2,5% el número de detenidos, varios de los cuales han ingresado en prisión.
Pero los datos no dan tranquilidad a los vecinos de Santa Marina. «¿Sabe cuántas veces ha sido detenido por la Policía Nacional el del 'narcopiso'? En casi setenta ocasiones. La verdad es que es algo que no logramos comprender, que con este historial delictivo se encuentre en la calle campando a sus anchas. Hay que agradecer a los agentes su labor, ellos cumplen con su trabajo, pero el problema es otro, es que entra por la puerta de la comisaría, pero sale libre por otra», se quejan los afectados.
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