Familiares de los fallecidos buscan sus nombres en la placa que se colocó en el Monsacro. FOTOS: MARTA VARELA

«Cuando el 'turullu' sonaba fuera de hora, sabíamos que podía haber muertos»

Los concejos de Riosa y Morcín rindieron en el pozo Monsacro un sentido homenaje a los 107 mineros fallecidos entre 1946 y 2014

MARTA VARELA

MONSACRO.

Domingo, 11 de diciembre 2022, 01:04

Cada vez que el 'turullu' de la mina sonaba fuera de los turnos de trabajo, las zonas mineras se estremecían. «Todos sabíamos que podía haber heridos o muertos y que podían ser de casa o vecinos. Alguien corría peligro», recordaba ayer con tristeza Arturo Pello ... a los pies del castillete del pozo Monsacro. Una explanada que se quedaba pequeña para recibir a familiares y amigos de los 107 mineros fallecidos en El Coto de Riosa y Morcín desde 1846 a 2014. Un recuerdo nacido del empeño de los cronistas oficiales de Morcín, Fernando Delgado, y Riosa, José Luis Cabo, por dignificar el recuerdo de estos mineros.

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Pepe González 'Quirós', natural de La Foz de Morcín, trabajaba de vigilante en el coto minero de Riosa y Morcín, donde perdió a dos hermanos. «Es importante reconocer a aquellos que dejaron su vida en las entrañas de la tierra». Ayer fue un día agridulce para los centenares de personas que se acercaron a esta explotación minera, donde se recordaron sus accidentes y, también, la actividad generó. Un 31 de enero de 1967 el grisú sesgaba la vida de cuatro mineros en las minas del Monsacro. Arturo Pello, hijo de uno de los fallecidos, Benigno Pello, que además ese mismo día cumplía 39 años, recordaba lo sucedido. Dejaba mujer y siete hijos, la mayor de quince años y a los tres días de su fallecimiento nacía su última hija, Ana, que ayer acompañó a su madre, Sara, a este sentido homenaje. Esta no sería la única desgracia de esta familia ya que José, hermano de Benigno, fallecía en la mina en 1978 y un hijo de otro hermano, Alberto, lo hacía en Monsacro en 1998. Y, a los dos meses, de nuevo un mazazo golpeaba a la familia minera. De nuevo, en el entorno de Monsacro. José Zafra y Soledad Vega se casaban en Montilla (Córdoba) en diciembre de 1966. A los pocos días llegaban a la localidad morciniega de Las Mazas, donde pasaron su primera Navidad como matrimonio. Su idea era asegurarse su futuro y formar una familia, pero a los tres meses un 28 de marzo de 1967 un accidente minero, en el pozo Monsacro, terminaba con la vida de José Zafra, de 23 años, y tres compañeros. Su viuda, Soledad, estaba embarazada de pocas semanas.

La mina volvía a ser tristemente protagonista para una familia que ayer, llegada desde Córdoba, agradecía el gesto de recordar a los mineros muertos en este coto carbonífero. Soledad fue una de las encargadas de descubrir la placa con esos nombres. A su lado estaba Valentina Caldevila, que perdió a dos hermanos ahogados en el mismo accidente que Zafra.

Kilómetro cero

El pozo Monsacro se convertía ayer en el kilómetro cero de la recuperación de los vestigios mineros de Riosa y Morcín, proyecto que cuenta con el beneplácito de los ayuntamientos. Los cronistas de ambos concejos ya están inmersos en la recopilación de nombres e historias de los vecinos que dejaron sus vidas en otras explotaciones mineras, calculan que como máximo en un lustro se podrá colocar una segunda piedra en la que se recojan sus nombres. Mientras realizan este trabajo pretenden organizar, a partir de primavera, rutas senderistas en las que participen historiadores que narren el pasado del rico patrimonio minero que atesoran ambos municipios.

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