Tres heridos al volcar un turismo en la subida al puerto de San Isidro

Hasta la zona se desplazaron los servicios sanitarios, que procedieron a trasladar a los heridos al Hospital Álvarez-Buylla de Mieres, aunque las heridas no revestían gravedad. Además, una patrulla de la Guardia Civil se encargó de regular la circulación en la zona. Para ello se cortó uno de los carriles, ya que en ese momento había un gran volumen de vehículos al ser la carretera que conecta con las estaciones de esquí. La Benemérita se ha hecho cargo de la investigación para esclarecer las causas del accidente.

El siniestro ha reavivado una polémica que, realmente, nunca se había olvidado. El estado de la AS-253 preocupa a los usuarios que reclaman más medidas para garantizar la seguridad. Marian Vázquez y su familia pasaban por dicho lugar apenas una hora después del accidente y aseguraron que «es una zona peligrosa, llevan años cayendo piedras. Te las encuentras de repente en la calzada y, en muchas ocasiones, no te da tiempo ni a reaccionar». Una hipótesis que se sostiene al comprobar la gran cantidad de rocas que se amontonan en los márgenes del carril de bajada del puerto, posiblemente arrastradas por las últimas nevadas y por el agua que genera su deshielo.

Otros conductores apuntan a las conductas imprudentes, como no respetar los límites de velocidad marcados. «Al comienzo de la subida, a primera hora de la mañana, muchos van acelerados porque el volumen de tráfico es menor», indicó Félix Suárez.

La falta de seguridad en la AS-253 lleva años preocupando a los alleranos y a los usuarios de la misma. Se trata de una carretera que mantiene un nivel alto de tráfico que aumenta con la temporada de esquí. A pesar de ello las reparaciones en la misma son puntuales y no responden a la demanda de usuarios y empresarios de la comarca, aglutinados en la asociación Aller Experiencias, desde donde cada año se piden mejoras en este vial.

La instalación de mallas en las laderas de esta carretera de montaña, dicen, «es algo básico». En abril de 2018, el entonces consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra se comprometía estudiar el estado de la misma y ver qué medidas se pudiesen adoptar. Veintidós meses después no se ha hecho nada.