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El acusado de homicidio por imprudencia -en un atropello mortal el 19 de enero de 2020 en el acceso a la estación invernal Fuentes de Invierno- se declaraba ayer «inocente» de la comisión de este delito. N. Y. F., quien solo respondió a las preguntas ... de su abogado, en el Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo, aseguró ante el juez que circulaba despacio, a unos 25 o 30 kilómetros por hora, que había poca nieve en la carretera y que se encontró con un turismo -un Opel- atravesado en la carretera. Dijo que fue al esquivar a este coche cuando, seguidamente, se empotró contra el vehículo de la víctima mortal -Misael García-. «No pude hacer nada», clamaba en la sala de vistas. «Intenté detener la furgoneta en todo momento, tenía una mano en el volante y otra en el freno de mano; no pude tocar el claxon para avisar».
Estas afirmaciones fueron las expresadas en el turno de última palabra del acusado, quien no pidió perdón a la viuda, presente en la sala tras declarar como testigo. De hecho, fue algo que reprochó el letrado de la acusación particular -José César Álvarez Linera-, quien pidió una pena de dos años y medio prisión, 18 meses más que la reclamación hecha por la Fiscalía.
El acusado no paraba de gesticular y de negar con la cabeza ante las sucesivas declaraciones de los testigos. La viuda -M. C. B.- rememoraba con entereza lo ocurrido aquella mañana. La familia había ido a pasar el día a esquiar a Fuentes de Invierno. En la intersección de la AS-253 con el vial de acceso a la estación comenzó a nevar de forma copiosa y se detuvieron a poner las cadenas al coche «en una zona segura». El marido estaba ya a punto de acabar con la operación de colocar las cadenas cuando se vio sorprendido por la furgoneta que iba directo hacía él. «Vi que iba a impactar y di un grito. En un acto reflejo, hasta intenté detener el vehículo con mis manos». Destacó «el silencio» con el que se acercó la furgoneta del acusado, «sin advertir con el claxon y a gran velocidad; venía patinando sobre la calzada».
El escenario descrito por M. C. B. fue reiterado por un testigo quien también se tuvo que detener para colocar las cadenas a su turismo. «Venía a mucha velocidad, y el control era nulo si no se llevaba cadenas», anotó.
El letrado de la defensa, Alejandro Álvarez-Buylla, centró su estrategia en que su patrocinado tuvo que esquivar al turismo que ocupaba todo el carril. También puso en duda todas las pruebas testificales, así como el propio atestado de la Guardia Civil. Negó de forma categórica que el acusado circulara a gran velocidad y que las ruedas estaban en condiciones de circular, a pesar de que estas estaban gastadas, según los agentes. Pidió la libre absolución.
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