«Desde la cultura y la educación se puede construir un pilar para el desarrollo de todos los cambios sociales»

Este colectivo puso en funcionamiento una red de bibliotecas y bibliobuses en 2008. El proyecto Bubisher se dirige a la población de los campamentos de refugiados saharauis (en los alrededores de Tinduf-Argelia), situados en la parte más inhóspita del desierto del Sáhara. Suma unos 200 socios que están involucrados en llevar «literatura a esta zona; enviamos libros nuevos y de mucha calidad. Recorremos los diferentes campamentos y ya nos hemos instalado en uno de manera permanente». Uno de los impulsores es Gonzalo Moure, que fue quien lo desarrolló. «Empezó a trabajar con gente implicada en el Sáhara». Las poblaciones que se llevan son en castellano pero ahora se pide mucho fondo en árabe.

«No es una necesidad secundaria; es un lugar en el que no hay ocio, lo que había era estar en la calle. Creemos que desde la cultura y la educación se puede construir un pilar para el desarrollo de todos los cambios sociales», explica Aparicio. «Queremos que los lectores viajen a través de los libros, es muy importante; pero hay una nueva realidad en los campamentos, con nuevas generaciones conectados a internet. Nos vamos adaptando a ello».

Aparicio destaca que los chavales buscan este servicio; «pero ya no es solo el libro, es todo lo que se genera alrededor de las publicaciones, las actividades que se desarrollan, el libro es la excusa. Y no solo se trabaja con niños, también con adultos, temas de mujer o de reciclaje, entre otros». La asociación sale de España por la relación histórica con el Sáhara; «queremos que la población tenga las mentes abiertas para que no les manipulen y puedan resolver el conflicto con Marruecos». No se ve una solución próxima; «es una de las grandes luchas internas, si se hacen o no infraestructuras en los campamentos, porque eso supone quedarse más tiempo del deseado».

«Marruecos es un país muy importante para España, por lo que el tema del Sáhara es un problema que nunca se aborda en nuestro país», lamenta.

Aparicio destaca que el premio otorgado por Serondaya «es muy importante porque se reconoce a toda una trayectoria, no a nasa concreto; se da visibilidad al proyecto y puede animar a que la gente se involucre más en esta iniciativas; no hace falta irse al Sáhara, siempre hay maneras de arrimar el hombro. También sirve para visibilizar esta causa, porque se conoce muy poco en España».

El 22 de noviembre del 2008, el primer bibliobús llegaba a los campamentos «cargado de libros y de ilusiones». Desde aquel primer día, empezó a fraguarse la idea de que el Bubisher llegara a ser un proyecto saharaui que tuviera presencia en todos los campamentos. Diez años después, el proyecto cuenta con cuatro bibliotecas funcionando a pleno rendimiento en los campamentos de Smara, Auserd, Bojador y Dajla y cuatro bibliobuses que trotan por la hamada, «generando, allí donde van, oasis de cultura».

Desde el colectivo aseguran que «el camino no ha sido siempre fácil, pero sí apasionante. Cientos de voluntarios han colaborado para que el proyecto se consolidara en los campamentos. Muchos colegios, bibliotecas, librerías, asociaciones y pequeños ayuntamientos de toda la geografía española han puesto su pequeño-grandísimo grano de arena para que el Bubisher siguiera creciendo. Pero sobre todo, un grupo de saharauis comprometidos con la cultura, han trabajado con firmeza para conseguir que esta iniciativa se conozca y se integre en la sociedad saharaui».