«En momentos convulsos como los actuales echamos de menos a Rubalcaba»

Entre los asistentes al acto estaba el presidente del Principado y secretario general de la FSA, Adrián Barbón, así como el presidente de honor de los socialistas asturianos, Pablo García. Ante ellos Valenciano recordó que Rubalcaba «tenía una relación con Asturias muy especial, casi más que con su propia tierra». La exdirigente socialista apuntaba que la formación regional es muy importante, «por eso es todo un honor hablar aquí de Alfredo».

Lo recordó calificándolo como una persona «pudorosa, inteligente, muy honesta personal e intelectualmente... Era un trabajador infatigable e insoportable para quienes trabajábamos con él». Y todas estas cualidades «no so fáciles de darse en una misma persona «y eso es lo que le hacía atractivo, junto a su carisma». Continuó diciendo que si él le estuviera escuchando «me diría 'vale, Elena, déjalo ya'».

Era la figura política y personal «más completa de los últimos años».Valenciano aseguró que Rubalcaba «no era consciente de hasta qué punto había impactado en la sociedad española», incluso a pesar de las cosas «horribles» que se contaban de él. «Fue objetivo de los ataques más duros de la derecha». La ex número dos del PSOE recordó que en la campaña electoral de 2011, «cuya candidatura había asumido valientemente, porque sabíamos que íbamos a perder», Rubalcaba estuvo en Mieres y repasó su discurso. «Te das cuenta de que las grandes ideas, que a veces son las mas sencillas y que tienen mucho que ver con nuestras raíces, siguen siendo actuales. Hablaba de sus prioridades, que eran la educación y la defensa a ultranza del Estado del bienestar. Y de la sanidad, y Alfredo se habría dado cuenta de la importancia que tiene mantener una Seguridad Social pública de calidad y que la sostenga el Estado. En esta pandemia la gente ha sido atendida y se ha podido combatir la enfermedad. Eso hacía más fuertes a los más débiles, decía Alfredo».

También habló de la igualdad entre mujeres y los hombres, «que es una seña de identidad de los socialistas y fue aquí, en Asturias, donde germinó una conciencia social que desembocó en el socialismo».

Alfredo Pérez Rubalcaba fallecía de forma repentina de un infarto cerebral el 10 de mayo de 2019. Tenía 67 años y su figura política era de tal envergadura que más de 4.000 personas formaron largas colas para despedirse de él en la capilla ardiente instalada en el Congreso de los Diputados. «Este es el homenaje que él no esperaba, pero que sí merecía», aseguró Valenciano. Todas las muestras de afecto que recibió de todo el espectro político y la sociedad en su conjunto dieron fe de su «extraordinaria dimensión política. La gente había reconocido su figura».

Alfredo Pérez Rubalcaba nació en la localidad de Solares, en Cantabria, en 1951. Se afilió al PSOE en 1974, aún en tiempos de la clandestinidad. Con 35 años, en 1986, asumió la Secretaría de Estado de Educación y en 1992 se convirtió en ministro de Educación y Ciencia, del gobierno de Felipe González. Con su trabajo se consiguió entre otros la universalización de la educación pública y la reforma del sistema educativo.

Con José Luis Rodríguez Zapatero fue nombrado ministro del Interior, vicepresidente del Gobierno y portavoz en el Congreso. Precisamente fue en este periodo en el que «su talla histórica se consolidó, siendo actor necesario en el fin de la banda terrorista ETA», destaca el partido. En 2012 fue elegido secretario general del PSOE, cargo que desempeñó hasta 2014. Alejado desde entonces de la primera línea de la política, regresó a su trabajo como profesor de química orgánica en la Universidad Complutense de Madrid.

«Rubalcaba fue un hombre de Estado con una enorme capacidad de trabajo y gran talento político, cuyas responsabilidades pusieron a prueba su grandeza y templanza». Desde el partido se destaca que se mostró siempre como un luchador por la libertad, «y contribuyó a forjar un país moderno, europeo y democrático desde todos los cargos y responsabilidades que ocupó en su amplia carrera de servicio público».