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Los vecinos observaban el domingo por la tarde cómo los servicios fúnebres, junto con agentes de la Policía Nacional, sacaban un cuerpo sin vida de un edificio en claro estado de deterioro, con las ventanas rotas y, en apariencia, abandonado. Pero nadie se sorprendía de ... ello. Ocurría en el mierense barrio de La Villa, en la calle Ramón y Cajal. El inmueble está justo al lado del instituto de Enseñanza Secundaria Bernaldo de Quirós y junto a una de las principales travesías de la localidad. Se trataba de un toxicómano y las primeras hipótesis apuntan a una muerte por sobredosis. El cuerpo fue encontrado en una cama tras dar el aviso una segunda persona que se encontraba con él.
«Estamos hartos de este tipo de situaciones en el barrio», afirma José Antonio Rubio Arconada, miembro de la junta directiva de la agrupación vecinal de La Villa. «La droga está acabando con esta zona del municipio, la parte histórica y fundacional de Mieres. Se está echando a perder por esta lacra. La heroína está golpeando de nuevo, como en los años más negros de la década de los 80 y los 90. Vuelve a suceder». Por eso, se pide más de vigilancia en esta parte de la localidad.
Otro de los problemas, añaden algunos residentes, es que los agentes actúan, se cierran puntos de distribución y de consumo, se detiene a las personas «pero al día siguiente vuelven a estar en la calle. Algo falla». La Villa «es el origen de Mieres del Camino y se encuentra en muy mala situación en cuanto a limpieza, drogadicción y seguridad, porque las casas se están cayendo sin que nadie haga nada. Es una pena, por eso creemos que es preciso dar una vuelta a esta situación», indica Rubio Arconada.
Subyace un problema de fondo en esta cuestión: «La gente joven no ve perspectiva de futuro y una de las zonas más adecuadas para consumir es el de La Villa; se fuman porros, se hace botellón y se acaba en la heroína».
El miembro de la junta directiva de la asociación sale de la calle Ramón y Cajal y se adentra por las estrechas y pendientes callejuelas del barrio interior. Señala pequeños descampados (liberados porque ya cayó alguna vivienda) y se puede observar que están llenos de basura de todo tipo.
En uno de ellos, hay hasta una televisión de tubo catódico. Hay protecciones metálicas en algunos taludes que se encuentran llenos de latas y de botellas. Hay hasta sillas de hostelería plantadas en medio de la acera. «Las que usan cuando acuden a consumir alcohol», explica.
«Somos conscientes de que los recursos municipales son muy limitados, pero tenemos que alzar la voz y alertar de la situación que vive este barrio», afirma el representante del colectivo vecinal. «Es preciso actuar ya, limpiar el barrio y proteger a sus habitantes. Hay muchos edificios que se encuentran prácticamente en ruina y que amenazan con caer en cualquier momento. Podría haber una desgracia».
«Esta zona –añade– podría convertirse en el barrio histórico de Mieres y atraer nuevos habitantes y turismo. Vemos con pena lo que está sucediendo y que no se haga nada por remediarlo». Cada esquina guarda un pequeño pedazo de la historia del concejo, «y todo se viene abajo».
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