Mantener el sótano del centro de salud de Sotrondio supondría un millón más de inversión

Y es que ese sótano sería un aparcamiento para el personal sanitario. «Hay sitio para habilitarlo en superficie», apuntaba Turrado; «y, además, quedaría una explanada junto a la plaza del Ayuntamiento para poder organizar eventos, como fiestas».

La decisión no ha sido adoptada todavía por Salud. Pero los vecinos ya advierten de que habría que pilotar para poder construir el sótano, «y se tendrían que contener las aguas que hay en el subsuelo que están en movimiento, y no se garantiza que se puedan detener». Y lo peor, y lo que más preocupa, es que todo ello conllevaría un importante retraso en la construcción final del edificio.

Al respecto, el alcalde dijo que hay muchas obras pendientes en el concejo «y que estamos insistiendo en que tienen que ver la luz». Se refería a esa reunión con los vecinos, y aseguró que el centro de salud de Sotrondio «ya no puede esperar más; hay que hacer ya las modificaciones para cumplir los plazos previstos», dijo en alusión a la supresión del proyecto del citado sótano, que respalda.

A finales del pasado marzo se ponían en marcha las obras para edificar un nuevo centro de salud en el antiguo Teatro Virginia. Y se detuvieron a finales de abril al encontrar agua en el terreno. El plazo de ejecución era de quince meses.

Ardines, por otro lado, quiso también destacar que hay otras de esas obras que sí se ponen en marcha, como las de urbanización del futuro polígono industrial en los antiguos terrenos del pozo Venturo. El alcalde visitó ayer los primeros trabajos para adecuar los 22.000 metros cuadrados de una primera fase -600.000 euros de fondos mineros- de los 50.000 de la superficie total. «Lo que queremos es atraer empresas y que lo hagan con todas las garantías», afirmaba el regidor.

En estos terrenos también se encuentra el edificio que en su día acogió la firma Venturo XXI, icono de la fallida reconversión minera. El inmueble sigue sin uso alguno desde el cierre de la empresa de cartografía, en 2010. Antes, en el 2006 tomaba forma esta empresa que había sido generosamente beneficiaria de los fondos mineros que llegaban de Europa; en el edificio se invirtieron 1,8 millones de euros de este dinero para su rehabilitación, que la empresa compró a Hunosa dos años después por 360.000 euros.