Un hórreo centenario reconvertido en biblioteca
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Albert Torrell llegó desde Sabadell para asentarse en Ladines, donde decidió dar una segunda vida a este elemento respetando su estructura originalConservación. ·
Albert Torrell llegó desde Sabadell para asentarse en Ladines, donde decidió dar una segunda vida a este elemento respetando su estructura originalMARTA VARELA
Lunes, 24 de enero 2022, 18:02
Sobrescobio lleva años reivindicando, como miles de asturianos, que se actualice el uso de los hórreos y paneras, que se ciñe, a día de hoy, a granero y almacén. Y es que en la actualidad para poder recibir ayudas o subvenciones para su conservación deben destinarse al uso tradicional. Los coyanes siempre han considerado que lo importante es conservar su historia, respetando las construcciones pero con la posibilidad de darle un uso más actual sin que dañe los más de cien años de estos elementos. Y así lo hizo Albert Torrell, afincado en el pueblo de Ladines, y que lleva años conservando un hórreo de su titularidad y que ahora encierra en su interior lo que podría ser el futuro de estas edificaciones, que ayudará a su conservación y mantenimiento. Torrell no cultiva huertas, ni grandes maizales, por lo que no tiene alimentos que almacenar, pero su hórreo alberga otros tesoros no menos importantes. Con su estructura exterior como hace más de un siglo y con inapreciables retoques en su interior este vecino procedente de Sabadell puede presumir de una de las bibliotecas y zonas de trabajo más asturianas y con más historia. Torrell habla de 'su horru' y de cómo sin poder contar ni acceder a subvenciones lo fue recuperando respetando su naturaleza, pero adaptándolo a lo que él necesitaba, en este caso guardar sus centenares libros.
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Este coyán de corazón echa la vista atrás a cuando compró, junto a su pareja, la casa y el hórreo ahora reconvertido en biblioteca. Fue en 2011, tras varios periodos vacacionales en la zona, de la que la pareja se quedó prendada. Con tiempo, paciencia y delicadeza lo fueron adecuando, conservando lo máximo posible, como el corredor y el hórreo. Mantiene su fisonomía original y sigue arraigado al entorno rural sobre el que se levantó. «En 2016 nos vinimos a vivir a Ladines; entre los dos teníamos demasiados libros para guardar en la casa, así que pensé en el interior del horru que estaba libre, y puse librerías que se podrían quitar con facilidad y mesas de trabajo. Sin dañar nada de la construcción, pero dándole una utilidad, que es para lo que se pensaron estas construcciones, para que se pudiesen usar», asegura.
Desde el hórreo de Albert se puede contar la historia de estas edificaciones tan asturianas, y que corren el riesgo de desaparecer ya que la gran mayoría están en manos de particulares a los que solo les acarrean gastos, pues muchos están vacíos. Se busca poner en valor un patrimonio que es parte esencial del paisaje de la Asturias rural, y que en muchas ocasiones desaparece por la falta de uso y mantenimiento. Hacerlos atractivos para los vecinos y evitar que parte de la historia se caiga en pedazos. Sobrescobio pretende que sus hórreos, más de un centenar, perduren.
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