Con un sonoro aplauso que recogía todo el sentir del valle de Turón: «Amor, admiración y tristeza». De este modo, culminaba el funeral por el cura de la localidad mierense, Enrique Álvarez Moro, 'Kike', celebrado en la iglesia parroquial de San Martín. El pasado viernes, ... día 13, falleció en un trágico accidente de tráfico en la autovía minera (AS-I). Padres y hermanos de Kike, rotos de dolor, estuvieron arropados en la ceremonia por cientos de personas que llenaron el templo. «No sabemos cómo agradecer todas las muestras de cariño que hemos recibido, sentimos todo el apoyo de la que era su segunda familia, esta gente de todo el valle a la que él quería. Muchas gracias. Se ha perdido un ser de luz», afirmaban los hermanos, Begoña y Sergio, quienes no se separaban de sus padres, Herminia y Enrique.
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Por segundo día consecutivo, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ocupó el lugar de Enrique que, esta vez, regresó a su iglesia en el féretro. «Sabemos que era muy fácil querer a una persona como Kike; todos reconocemos su calidad humana. Era un hombre de profunda fe. Nada de su ministerio se pierde, ni las bendiciones que nos dio ni los sacramentos con lo que santificó a los hermanos».
El arzobispo reveló que, hace unos meses, le remitió «con discreción» un mensaje «que tanto me ha conmovido. Escribía: 'A mí la tierra se me queda corta, hoy le he pedido una cosa a Dios que nunca le había reclamado, que me lleve cerca de Él. Se lo dejo en su corazón. Que haga lo que tenga que hacer, pero esto es lo que yo anhelo, quedarme siempre en su regazo, tengo prisa'». Tras un silencio, Sanz Montes decía que «alguien que escribe esto solo tiene su sitio en el cielo y desde allí nos acompañará a quienes seguimos peregrinando, con nuestro pesar, con nuestras preguntas y nuestro llanto». El alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, también acudió a la ceremonia. «Cuando fallece alguien tan joven -tenía 41 años- siempre es una tragedia; además, alguien que estaba muy integrado». El entierro fue en el cementerio de Ceares, en su Gijón natal.
El arzobispo celebró la eucaristía acompañado de decenas de curas de toda la región que quisieron dar su último adiós a Enrique Álvarez. El arcipreste del Caudal, Miguel del Campo Sánchez, anunciaba a las personas reunidas en el templo que habrá que esperar a que haya un párroco sustituto en el valle, «y espero que sea tan bien acogido por vosotros como lo fue Kike». De esta forma, anunció que, por el momento solo habrá una misa dominical, a las 12 horas.
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